Thirty Four.

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—Entonces, ¿tu nombre es Jake, cierto? —cuestionó la mujer pelinegra, subiendo sus lentes de pasta negra del puente de su nariz.

El ojiverde asintió con una sonrisa suave en sus labios, tomando la mano de Riki debajo de la mesa y entrelazando sus dedos.

—Sim Jake, un gusto.

La terapeuta Jihyo miró a Riki brevemente, en silencio, luego a Jake nuevamente y acomodó su cabello negro en una coleta alta, analizando la situación en un tenebroso silencio.

—Cuéntame de ti, Jake. ¿Qué te gusta hacer? ¿Cómo son tus padres? ¿Cuántos años tienes? —cuestionó, echándose en su asiento—. No te incómodes, este es un círculo de confianza y estás con tu novio, ¿qué mejor persona que él?

Jake le lanzó una mirada fugaz a Riki, buscando de alguna señal que le indicará lo contrario, y al no recibirla, prosiguió:

—Tengo veinticinco años, en noviembre cumplo los veintiséis y soy de Australia. Dentro de dos días me gradúo y digamos que mi pasatiempo favorito es la música, toco cualquier instrumento, canto y también compongo —explicó, lamiendo sus labios—. La relación con mis padres no es la mejor, de hecho, escapé de casa cuando tenía diecisiete y desde ese momento he estado aquí. Papá es quien paga mi universidad, y es con el soy más cercano, y mamá..., bueno, ella es caso aparte.

La pelinegra asintió con la cabeza, sonriendo, su mirada analizando al chico ojiverde por largos segundos, diría que hasta teniendo una mirada acosadora. Jihyo se recostó sobre sus codos en el escritorio a su frente y quitó sus lentes.

—Es muy lindo el hecho de que quieras conocerme, sabiendo que soy alguien de importancia para la vida de Riki y sus hermanos. Habla muy bien de ti —dijo, extendiendo su sonrisa por su rostro, mostrando sus perlas blancas—. Mi madre fue la psiquiatra que trató a Riki toda su adolescencia por sus trastornos de ansiedad y fobia social, y como mi madre se retiró y buscaron ayuda, ahora yo soy su consejera y psicóloga. Me gusta el hecho de que hayas aceptado esta petición, crea un vínculo de confianza más sólido entre Riki y tú, y en pocas palabras dices que quieres algo serio, ¿no es así? —explicó, haciendo ademanes con sus manos a medida de hablaba.

Jake miró fugazmente al rizado, acercándose para besar su mejilla rápidamente y volver a su posición, sin dejar de tomar su mano.

—Creo que desde el momento uno le dije que quería algo serio con él.

Riki agitó su cabeza con las mejillas más rojas que un tomate por la reciente acción del mayor.

—Mentira, me pidió ser su novio de la forma más loca y cero romántica posible.

—¡Fue romántica, ricitos! ¡Chillaste de la emoción a mis espaldas, yo te ví! —exclamó Jake, riéndose.

Jihyo rió a carcajadas y pasó una mano por su cabello, echando su flequillo hacia atrás y mostrando su frente, haciéndola ver aún más juvenil de lo que era.

—Qué lindos se ven juntos —comentó, su sonrisa borrándose en un parpadeo y mostrando una mueca seria—. Pero, por tu lenguaje corporal puedo deducir como cuidas de Riki como un bebé, dándole amor y comprensión, además de ponerte a su nivel y juguetear con él, reflejando la falta de figura materna en ti y adoptando aquellas actitudes para que alguien más no sufra lo que tú, y Riki se siente extremadamente cómodo contigo por el hecho de que su padre ni su madre le han dado la atención y cariño que merece, viéndote como esa figura paterna que necesita para terminar de sanar. Tú eres los problemas paternales y sus traumas en persona y buscas cuidar de alguien que necesita sanar esa etapa, porque tú ya lo hiciste. —alegó, reposando sus codos nuevamente sobre su escritorio.

The Bathroom.『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora