Capítulo 1:
Iam, 18 años.
Entré a casa regresando de la universidad, y como siempre, la soledad era la única que me esperaba.
Caminé sedienta a la cocina, y al igual que en cada cumpleaños, desde que cumplí quince, una tarjeta colgaba del refrigerador.
"Feliz cumpleaños cielo. Cómprate lo que desees. Mamá."
Decía la tarjeta por fuera. Dentro tenía dinero.
Con un suspiro de resignación metí todo en la pequeña bolsa de mi sudadera. Después de comer me dispuse a subir a mi habitación. El único lugar en el que me sentía un poco acompañada.
Saqué la tarjeta junto con el dinero y los metí a cada uno, en su respectiva caja. Venía ahorrando el dinero que recibía de cada cumpleaños, y coleccionaba las tarjetitas. Muy interesante mi vida.
Como cada tarde. Tomé mis libretas para comenzar con las tareas. Estudiar era una buena forma de mantener mi mente ocupada, una buena forma de no pensar en mi solitaria vida.
Hice investigaciones durante un buen tiempo y cuando ya no tuve nada que hacer, saqué ropa cómoda del armario y me di una rápida ducha.
Cunado terminé, me aventé a la cama a escuchar musica, música que al cabo de unos minutos, me dejó durmiendo con pesadez.
*
Desperté de golpe al sentir el roce frío en mis piernas. Abrí los ojos lentamente y sin ganas.
Ya era de noche.
Por la ventana entraba la luz plateada de la luna, una suave brisa apenas lograba remover la cortina, el sonido de ésta, era acompañada por la música proveniente de mis auriculares, los cuales estaban al otro lado de la cama.
―¿Cuándo la abrí? –Murmuré para mí, refiriéndome a la ventana. Casi nunca la abría. No desde... Bueno, no entremos en detalles.
Recorrí con mi mirada el espacio a mi alrededor. No sé por qué, de pronto comenzaba a sentir algo extraño. Como si... No estuviera sola.
Con un poco de nervios acumulándose en mi interior, solo para aliviar mi inquietud, me levanté y revisé todo. El baño, la ducha, debajo de la cama, el closet. Pero nada.
Enserio sentía que no estaba sola y mis padres no regresarían hasta la próxima semana.
Al cabo de unos segundos parada en el centro de la habitación, dicha conmoción, me hizo sentir mucho más nerviosa.
Estaba a punto de rendirme en mi búsqueda, cuando lo escuché. Unos pasos, eran muy suaves. Y para mi mala suerte, venían de la única ventana, que había en la habitación, la que estaba, justo detrás de mí.
Alertándome, tomé un zapato y volteé enseguida, llena de miedo, solo para quedar como payasa al ver a un gato salir saltando de entre las cortinas.
―Oh, así que eras tú. –Dije con una mano en el pecho, él simplemente me miró curioso con sus grandes ojos azules. Dio elegantemente dos pasos hacia mí y tomó asiento en mi alfombra. Su blanco pelaje, brillaba intensamente con los rayos de la luna. Era hermoso. ―¿Estás... Perdido? –Solté como si el minino fuera a responderme.
Saber que todo el tiempo fue él, me hizo sentir más calmada. Cosa que no duró mucho, porque de pronto, el ruido de unos azotes me hizo pegar un salto brusco en mi lugar.
Alguien golpeaba la puerta de la entrada con mucha insistencia. Mi corazón aumentó sus latidos y el miedo se acentuó de nuevo en mí.
Rápidamente tomé un suéter del armario. Salí muy alerta de mi habitación y caminé por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras.
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Blake | Solo en mi cabeza. [COMPLETA]
General FictionA los cinco años... Era un amigo imaginario. A los trece... Algo para llamar la atención. A los dieciséis... Un problema en mi mente. Años después de no saber de él, dos años después... ¿Quién era? Porque, seguro no era un amigo imaginario, ni tamp...