Capítulo 21

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Capítulo 21:

—¿Qué? ¿Pero no es esa porquería la razón de ésto? –Me señalé con brusquedad, haciendo que el brazo de Blake cayera de mis hombros.

—Escúchame Iam. Escúchame. –Pidió Tamara con serenidad. —Podemos ver al Al1 como un enemigo para ti, o como una ayuda. Claro que no la tomarás con el fármaco o será la misma cantidad de dosis que te daban. Anne y yo trabajaremos para una cantidad adecuada que no te lastime, que nivele la cantidad de tu poder, para que puedas manejarlo y eventualmente, se estabilice y tú ya sepas controlarlo sin tener que tomar esa cosa.

Ok. Eso sonaba como un buen plan, pero...

—No lo sé. Ni siquiera traje la medicación conmigo. ¿Cómo conseguirían el AL1?

—Ése es otro punto. –Suspiró. —Anne sabe cómo hacerlo, yo lo haré y ella me guiará... Sólo que, por los documentos que logró robar y lo que ella ha contado, sólo tu sangre puede crearlo.

Me estaba estresando.

—¿Y si no lo tomo?

—Iam, si no lo haces. Ése dolor regresará. –Respondió mi tío. Podía ver en su mirada una súplica de que aceptara.

Blake gruñó a mi lado y se levantó de golpe, llamando la atención de todos en la habitación.

—¿Pueden dejarnos a solas? –Pidió con la voz fría de siempre.

Tamara, Jake y Kayden compartieron miradas, una vez que los dos primeros asintieron, mi amigo con su claro amor por el chisme se rindió y salió junto a ellos.

Pasaron segundos en los que esperé que Blake dijera algo, pero nada salió de su boca.

—¿Querías decirme algo?

—No, sólo que vi que tu cabello comenzaba a esponjarse y me di cuenta de que estabas estresándote. –Dijo encogiéndose de hombros y sentándose nuevamente junto a mis piernas.

Le agradecí en medio de un suspiro de alivio. Al fin silencio. 

Todo lo que él hizo fue asentir.

—Ven, intentemos relajar ésa estresada cabecita terca. –Me extendió ambos brazos, y pese al tiempo, pude reconocer tal seña. Me quedé segundos viéndolo con duda. Tal vez él no hablaba enserio.

Rodó los ojos e hizo una afirmación con la cabeza, indicándome que sí hablaba muy enserio. Sonreí un poco entusiasmada, me acerqué a él, que se acomodó mejor en la cama, y dejé caer mi cabeza en sus piernas, lista para sentir su masaje.

Cerré los ojos, dejándome llevar por el pasar de sus dedos en las hebras de mi cabello, era tan relajante. Por un instante, pude transportarme a algunos recuerdos de nosotros así, recuerdos bonitos que aliviaron mi mente.

Repentinamente, sentí su índice trazando el arco de mi nariz, abrí los ojos de golpe, topándome con los grises de él a menor distancia. He de admitir, que su caricia se sentía bien, al igual que su cercanía. Ninguno de los dos dijo nada. Sólo pude verlo observarme, al igual que yo lo observaba.

No pude evitar dirigir lentamente mi mano a su rostro, y con ella, contornear sus labios. Él dejó salir un suspiro cerrando los ojos por un corto lapso, antes de volver a verme con profundidad.

—Tengo miedo Blake. –Confesé. Paró el masaje, más nunca dejó el contacto visual. —No quiero sentir ése dolor de nuevo, pero tampoco los efectos del medicamento. No sé qué hacer.

—Yo no estoy a favor de que tomes ésa cosa, Iam, –Comenzó en un susurro, como si éste fuera un frágil momento y no quisiera romperlo hablando fuerte. —pero tampoco me gustó verte sufrir así. Sea cual sea tu decisión, ten por seguro que contarás conmigo y que no dejaré que nadie te lastime.

—¿Confías en Tamara?

—Tamara es muy buena con lo que hace, jamás nos lastimaría y no creo que tu mamá quiera hacerlo conscientemente. Así que, sí, confío en ella. –Bien.

—Eso es todo. Creo que sé qué hacer.

—¿Estás segura?

—No, pero tampoco quiero no intentarlo. –Admití sonriendo tal vez con los labios temblorosos.

Él escudriñó mi mirada, probablemente asegurándose de que estuviera consciente de mi decisión. Una vez que comprobó lo que quiso. Asintió.

—¿Quieres que los deje pasar?

—Eso sería lo adecuado. –Esperaba no arrepentirme de lo que haría a continuación.

Antes de retirarme para que él fuera a abrir la puerta, me levanté sobre mis codos, disminuyendo la distancia que nos separaba, él inclinó la cabeza a un lado, siguiendo mi mirada entre pasmado y sorprendido.

Pese a que por dentro estaba muriéndome de los nervios, sonreí confiadamente y, arrepintiéndome a último segundo, alcancé a desviarme y planté un beso en su mejilla.

—Gracias "Chico de la luna" –Solté para evadir lo que había hecho. Esperaba que tal apodo lo molestara, antes le decía así porque se la pasaba dibujando la luna, eso lo molestaba y no podía dejarlo pasar. Esperaba que funcionara como distracción. Reí nerviosamente, ya que sus mejillas pálidas, de pronto no lo fueron tanto. Sus ojos me miraron de una manera tan misteriosa a la vez que intensa... Mi corazón, Dios, mi pobre corazón.

—No, no puedes hacer algo como eso y esperar a que me moleste por un absurdo apodo. No puedes jugar con algo así. –Fue todo lo que escuché antes de que me tomara desde la nuca, me acercara a su rostro y cuando cerré los ojos esperando su toque, con mi corazón a mil por hora, él... —Pero mejor, me las cobraré después.

Jadeé por lo ofendida y avergonzada que me dejó, ni tiempo tuve para pensar en qué gritarle porque, levantándose rápidamente de la cama, caminó hasta la puerta guiñándome un ojo por sobre su hombro y salió a por los demás.

—Maldito. –Le grité una vez que encontré mi voz. Dios, mi cara ardía y seguramente estaba como la nariz de algún payaso. Pese a todo, no pude no sonreír como idiota. 




*****

Oww, Blake e Iam son... <3

Y qué decir de Kayden y su amor por el chisme... ;D

Éste fue un capítulo corto, muy corto, por eso no esperen tanto para el siguiente. 

Blake | Solo en mi cabeza. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora