Capítulo 17

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Capítulo 17:

—Iam. –Me detuvo antes de entrar a mi cabaña. Acabábamos de llegar.

Bajar del auto fue todo un show, no supe cómo despedirme, sólo tartamudeé de manera vergonzosa un "Adiós, gracias por todo" y bajé sin esperar respuesta, pero ahora Blake me estaba llamando.

—¿Sí? –Giré lentamente sobre mi eje a su dirección.

Salió de la camioneta. Sin rodearla, me miró desde su lugar, abrió dos veces consecutivas la boca, sin soltar nada. Luego, tomó un hondo respiro y entonces, lo dijo.

—¿Podemos hablar después de la reunión? Claro, si t-tú tienes ganas. –Sus mejillas sorprendentemente se tornaron rosadas y tenía un semblante tímido, nervioso. No recordaba haberlo visto alguna vez de ese modo exacto antes.

Mordí mi labio inferior sintiéndome extrañamente nerviosa y ansiosa a partes iguales.

—S-sí. Yo, creo que tendré muchas ganas de hablar. Podemos hablar después de la reunión. –Acepté intentando no balbucear.

—Bien. –Asintió repetidamente, relajándose. —Entonces, nos vemos en la reunión. Intenta descansar y, ve a comer temprano.

Asentí de igual manera, despidiéndome moviendo la mano de un lado a otro. Lo último que vi, fue que entró a su auto, pues yo ya entraba a la cabaña.

Me retranqué en la puerta y solté un suspiro que no sabía que contenía.

No me di cuenta de la gran sonrisa bobalicona en mi rostro, hasta que volteé y di justo con el espejo que Mei colgó en la pared días antes. Rayos, esa era una gran sonrisa, creo que, hacía mucho tiempo que no cargaba una así. Mis mejillas estaban rosas, y mis ojos tenían un extraño brillo intenso.

Fruncí el ceño, un tanto confundida. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué me sentía parecido a cuando pasaba algo entre los protagonistas de mis libros? ¿Por qué sentía una satisfactoria punzada en el pecho?

*

—¡Iam, hemos llegado a casa! –Escuché la voz de Kayden abajo. Terminé de atar la coleta en mi cabello para rápidamente bajar a la sala.

—Hey, te ves mucho mejor. –Mencionó Mei, dejándose caer en el sofá con Ekain en brazos.

—Me siento mucho mejor. –El descanso, un baño y transformar el dolor en un motivador, realmente hicieron cosas buenas por mi bien emocional. Justo en el instante en que diría alguna de mis malas bromas. Noté algo más extraño que yo horas antes. —Kay, ¿Tú estás bien? Te ves... Apagado.

—Problemas... –Suspiró sentándose de forma desanimada en el costado de Mei. —Es que... Hay muchas cosas que no entiendo. No me siento... "Normal"

Mei me regaló una mueca, queriendo decirme algo que no entendí. Puso la excusa menos ingeniosa del mundo para dejarnos a solas.

—Debo regresar al comedor. Creo que Ekain no se llenó.

—Pero está prohibido entrar dos veces en un horario, y se supone que él comió mucho. –Desconfió Kay, quien, si de por sí no entendía las indirectas, con sus ánimos tan bajos, menos comprendió.

—¡Que debo regresar dije! –Gruñó nuestra amiga, sobresaltándonos a los dos, luego sonrió de manera exagerada y salió de la cabaña a toda velocidad con su hijo en brazos.

Pasando unos segundos de que la puerta se cerró. Decidí acercarme a Kay para saber qué lo afligía y, al menos intentar ayudarlo.

—¿Qué tienes precioso? Sabes que puedes contar conmigo. Soy tu amiga.

Blake | Solo en mi cabeza. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora