Capítulo 23

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Capítulo 23:

—¿Cómo te sientes? –Dijo desde la puerta, de no haberlo escuchado afuera, seguro que habría pegado un salto del susto.

—Se te está haciendo costumbre llegar de golpe. ¿Qué tal si te ponemos una campanita?

—Muy graciosa. –Ironizó rodando los ojos y pasando a la habitación cerrando la puerta con un azotón, pronto se escuchó el eco del regaño de Tamara desde fuera "Por tercera vez, no azotes la puerta B". Él hizo una mueca de culpa.

—Me estaba preguntando, ¿Cuánto tiempo más aguantarías sin ver mi hermoso rostro? –Bromeé.

—Claro, y yo ¿Cuánto tiempo más tardarías en decir tonterías? –Mordí mi labio inferior para no carcajear. Pese a que sólo la leve luz de las lucecitas iluminaba la habitación, no me perdí de la apenas perceptible atención de sus ojos a mi boca, tragué seco y le ofrecí asiento, antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirme.

Él, en lugar de tomar la silla, prefirió sentarse conmigo en la cama.

—Hablando enserio. ¿Cómo te sientes? –Aguanté un suspiro al verlo tomar mi mano y comenzar a jugar con mis dedos.

—Bien. Sus visitas ayudan a no tener unas noches y madrugadas aburridas, me siento cansada, pero no hasta el punto de querer silencio. –Me miró atentamente. 

Gracias al cielo, no había tenido ningún dolor con mi poder. Sólo me cansaba tener que dar tanta sangre y, tomar las dosis ya echas desde ayer, no se sentía mal.

—Está bien... –Y silencio...

—¿Qué te pasó en la cara? –No, no pude evitar preguntar.

—Estuve a punto de creer que no preguntarías. Por supuesto que lo harías. –Elevó levemente la comisura de sus labios, acción que no evité ver. —Empezamos el entrenamiento, todos. Kayden ha mejorado en fuerza y...

—¿Y consiguió golpearte entrenando?

—No, quería mostrarle un truco a Kel con un libro y terminó lanzándomelo a la cara. –Lo siento, no pude no carcajear imaginando toda la escena. —¡Oye! No puedes burlarte. Tu amiguito me golpeó en la cara.

—Es que no... No puedo dejar de reír. –Seguí perdiendo la respiración por la risa. En mi cabeza todo fue tan gracioso. —Yo pensando que te lo hiciste entrenando.

—Ah, ¿Quieres reír de verdad? –No me dio tiempo de asimilar su advertencia, pues cuando menos lo esperé, sus manos comenzaron a hacerme cosquillas sin parar.

—¡Blake! ¡Para! ¡Me muero! –Rogué entre carcajadas, retorciéndome como lombriz fuera de tierra en la camilla. Dios, mi estómago dolía de la risa. —¡Blake!

—Lo hubieras pensado antes de burlarte. –Entre las rendijas de mis ojos pude ver su gran sonrisa, ésa que casi nunca veía la luz, ésa que tanto amaba. No pude dejar de mirarlo, sus ojos achicados por su sonrisa sólo dejaban ver un brillo plateado, resaltando. —¿Qué pasa? –Me miró ahora alarmado, me di cuenta de que solamente respiraba profundo y había dejado de reír. Y mi corazón latía tan rápido. —¿Estás bien?

—Sí, sólo... –Me levanté sobre mis codos, error, así él estaba tan cerca... Suspiré. No quería arrepentirme de lo que haría... Pero, tampoco quería arrepentirme por no hacerlo. —Blake, ¿Has... Besado a alguien alguna vez?

Mi pregunta al parecer lo tomó por sorpresa, de todos modos, él respondió.

—Sí. –Ok, sabía que la respuesta podía ser sí, y aunque saberlo causó cierta molestia, no me molesté, porque, ¿Para qué hacerlo? Yo había preguntado. —¿Y tú?

—Sí. –Creí escuchar un gruñido de su parte, uno que ignoré por lo que diría a continuación. —Blake... Yo... –Bien, era ahora o nunca. Valor, no me dejes. Imploré dentro de mí. Daría el paso. —Quiero besarte.

—Iam... –Susurró en un suspiro profundo, se acercó apenas un centímetro más a mí. Parecía estar advirtiéndome. —Si esto... Si estás jugando de nuevo, déjame decirte que no es divertido.

—No estoy jugando. –Aseguré mirándolo a los ojos. Sentí tanta intensidad en nuestro choque visual.

—Qué bueno, porque si era un juego, lo hubiera sentido por ti.

—¿Por qué?

—Porque yo no quiero seguir jugando. –Y sentí sus suaves labios cubrir los míos, cerré los ojos por inercia, a la vez que una cálida corriente recorrió mi cuerpo y alteró las palpitaciones en mi pecho. Pronto me relajé.

Todo se mantuvo así, en una presión. Hasta que, sintiéndolo tomar dudosamente con su mano mi barbilla, comenzó a mover sus suaves labios por sobre los míos, haciendo del beso algo más intenso, algo dulce que me hizo suspirar. Tanteé con mi mano su hombro para llegar a su nuca, lo acerqué un poco más a mí.

De pronto, lo sentí presionar y atraer mi labio inferior entre sus labios, mi mente se nubló de cualquier otra cosa y sólo pude sumergirme en aquel beso que tanto había estado deseando los últimos días.

Blake:

Sus labios se sentían tan bien. Por la Luna, yo sólo quería seguir sintiéndolos. Succioné de nuevo su labio inferior y sin poder contenerme lo mordí, su mano en mi nuca sólo me atrajo más hacia ella, –gracias a la Luna, porque no quería espantarla– al mismo tiempo yo rodeé su cintura con mi brazo, el que no sostenía su barbilla.

Tanteé con mi lengua sobre sus labios y ella me dejó profundizar el beso. Mi pecho era golpeado tan duramente. Esto era adictivo y probablemente era un idiota sintiendo algo más, pero realmente besarla era... De otro mundo. 

No quería dejar de hacerlo, sin embargo, seguro que ella también necesitaba aire y yo calmarme un poco. Sin querer dejarla ir, me obligué a detenerme dándole cortos, pero dulces besos. Al final, ella me sorprendió e hizo algo que me dejó peor, mordió mi labio inferior y... Mierda. Quería besarla de vuelta.

Sin querer separarme de su contacto, besé su mejilla izquierda, luego su frente y la mantuve entre mis brazos, Iam no protestó, todo lo contrario, se aferró a mi cintura, su respiración agitada chocaba con el centro de mi cuello causándome cosquilleo. Ni siquiera me importó que alguien más hubiera robado besos en el pasado, porque ahora sólo éramos Iam y yo. Sólo nosotros.

—Blake...

—¿Sí? –Mierda, por favor, que no estuviera espantada. Que le hubiera gustado al menos la mitad de lo que a mí.

—Esto fue fantástico. –Exhaló en un tono tímido y emocionado. —Fue, mucho más que fantástico, fue...

—Lo entiendo. –La detuve acariciando su labio inferior con mi pulgar, al fin podía tocar sus labios. No pude evitar sonreír de felicidad. Bajé la mirada a su rostro, sus rosados labios curveados en una sonrisa, estaban rojos por el contacto anterior, lucían bastante más que irresistibles. Las mejillas de Iam se encontraban coloradas y sus ojos chocando con los míos, brillaban más que las estrellas, más que la luna. Mierda, amaba ésa mirada, amaba que me diera ésa mirada.

—Blake, me preguntaba... –Y malditamente alguien encendió la luz del foco, cegándonos en el proceso, e interrumpiendo aquello que sonaba como algo importante. 




*****

Ay el amor... ¿Amé escribir éste capítulo? Por supuesto que sí. 

¿A ustedes les gustó? Sé que mis niños son como caracoles, pero a pasos de bebé, avanzan. 

En un rato más subo las preguntas con sus respectivas respuestas. <3 ;D

Blake | Solo en mi cabeza. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora