Capítulo 4

888 132 41
                                    

Capítulo 4:

Los cuatro estábamos sentados en un rincón del comedor, ocupando media mesa. Era curioso que éste fuera el único en el que había luz eléctrica blanca.

—¿Por dónde empezamos? –Susurró Mei, luego de unos segundos de silencio. Ella ya le estaba dando de comer a su bebé.

—¿Qué hora es? –Pregunté para disipar mis dudas, aún no podía creer que hubiera dormido tanto, se sentía como si sólo hubiesen pasado unas pocas horas.

—Son las seis y media de la noche. –Resolvió Kayden, mirando en un extremo del comedor. Que tonta, ahí había un reloj.

Esperen ¿Había dicho seis y media de la noche? ¿Y se supone íbamos a desayunar?

—¿Cuánto tiempo dormí? –Seguí, muy, demasiado confundida.

—Ah, creo que tres horas. ¿Por? –Continuó informándome, al parecer no se percataba de mi extrema confusión. Cosa que sí hizo mi tío.

—Iam, aquí se vive de noche, cuando tú estás preparando la cena, nosotros estamos desayunando. La noche es como nuestro día. Y el día como nuestra noche. –Oh, lo entendía.

—Bueno, entonces, ¿Qué más debo saber?

—Comenzaré por resumirte el inicio de todo esto.

Información era lo que más quería. Acomodándome en mi lugar, tomé un poco de mi café y me preparé para la historia de mi tío.

—Meses antes de que cumplieras catorce años, me había quedado sin empleo. –Sí, recordaba esos días, mi tío estuvo muy triste. —Como ninguna empresa tenía bacantes, tu mamá intervino y me consiguió uno, en la empresa para la que trabajaban. –Confirmé asintiendo con la cabeza. —En el contrato que me hicieron venían restricciones, muy estrictas Iam, pero la principal y más importante, era no bajar al sótano. No se me hizo raro al principio. Probablemente tenían cosas importantes ahí. Pero, luego de medio año, algo pasó. Ése día me había quedado hasta más tarde adelantando trabajo para estar libre en tu cumpleaños.

No pude evitar darle una pequeña sonrisa, él me respondió con un corto, pero significativo apretón en la mano. De verdad se esforzaba en ser un buen tío para mí. Saliendo de lo emotivo y respirando hondo, continuó.

—Todo estaba con un aire muy extraño ésa madrugada, y justo cuando me metí en el ascensor para ya irme, éste comenzó a fallar. No tengo idea de cómo sobreviví a la caída... –Dijo con una seca risa, miraba maravillado a la nada, seguramente recordando. —El punto es que tuve que abrir el elevador yo mismo. Para cuando salí de ahí, me di cuenta de que estaba en el área restringida.

—En el sótano. –Murmuré completamente centrada en sus palabras.

—Sí cariño, en el sótano. El cual no tenía nada de sótano déjame decirte. –Todos en la mesa rieron, hasta el bebé, quien solo nos imitaba.

—Y vaya que no tenía nada de sótano. –Aseguró Mei, dándole más comida a Ekain.

—Claro que no. –Le secundó Kayden.

—En fin. Sólo había una puerta de metal. Sólo eso, ya te imaginarás de dónde ha salido tu curiosidad Iam. –Por supuesto que lo sabía.

—Claro, mamá siempre lo ha dicho. He sacado más de ti, que de ellos. Nunca queremos quedarnos con la duda.

Ambos reímos un poco recordando a mamá. Anhelaba que estuvieran bien, sé que mi tío también lo hacía, aunque no lo mencionara.

—Así es cariño. Como siempre lo he hecho, seguí mi curiosidad y abrí esa puerta. Fue ahí que descubrí una sala de observación. Como hace horas tú lo hiciste desde la entrada, yo lo hice desde un cristal, y vi un mundo ahí abajo, mucho más grande que éste refugio. La diferencia Iam, es que ahí, todo era horrible...

Blake | Solo en mi cabeza. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora