¡Hola! Aquí os traigo el capítulo 29 de Online :)
Voy a fallecer del sueño, pero valió la pena :'D
Leyendo los comentarios pude ver que ambas parejas (Irek y Redley) estan casi empatadas, aunque quizá Irek haya tenido más comentarios. A mi en lo personal me gustan ambas parejas, pero mi favorita es Irek :'D
Ahora de los personajes... noté que los semes de la historia son más populares(?) Interesante xD
En cuánto al capítulo... es muy asdjkld y más asdfjkld *--* y mejor ya no digo nada más xD
Como siempre, leed la nota final mejor ^^
AVISO 1: Este capítulo puede o no puede contener horrores gramaticales.
AVISO 2: Este capítulo puede o no puede provocar sangrados nasales.
-La foto del capítulo es de Derek, unf *////*
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~~RILEY~~
Llegué moderadamente tarde a casa. Y no es que hubiésemos hecho mucho: Estaban Parker y sus hermanos.
Por lo que nos limitamos a hablar entre nosotros hasta que se hizo tarde y Red me regresó a casa.
Lo curioso es que al llegar, la casa estaba en completo silencio. O eso me pareció hasta que apoyé mi cabeza en la puerta de la habitación de Ian. Gemidos y jadeos por todas partes.
‘’Malditos conejos’’ Pensé.
Si pudiese, habría agarrado un vaso de la cocina para escuchar mejor, o… ¡Qué diablos! ¡Habría instalado cámaras allí si hubiese podido!
El caso es que no acabé haciendo ni lo uno ni lo otro. Estaba bastante cansado y decidí irme a dormir.
Al momento de la verdad, sin embargo, no pegué ojo alguno.
Encendí el ordenador e inicié sesión en ArkForce. Me entró un poco de nostalgia de inmediato. Hacía mucho que no lo hacía, aunque no hice nada fuera de lo normal. Comencé algunas misiones, maté a algunos usuarios, hice un caos literalmente en cada pueblo al que iba y teí como un maniático gritando ‘’¡Así es simples mortales, arrodillaros ante vuestro rey!’’ y finalmente cerré sesión.
Bueno, puede que no fuera muy ‘normal’, ¡pero no podía evitarlo ¡me encantaba ser el malo y tener mi propio reinado!
Viendo qué aún tenía tiempo y qué aún no tenía sueño, me metí a fanfiction y leí como unos 20 fanfics de RinHaru.
Maldito RinHaru. Era como una droga que estaba acabando lentamente con mi vida.
Nunca tuve que ver esa serie. ¡Nunca!
¿Quién iba a decir que shippear dolía tanto? Lloré lágrimas de macho con el final de Free, joder.
Pasadas unas horas me entró el sueño y me fui a dormir.
~~DEREK~~
Abrí los ojos y me removí en la cama, encontrándome cara a cara con Ian, quién este último aún seguía dormido. Me quedé mirándolo embobado y por alguna estúpida razón, deposité un beso en sus labios.
¿Me había imaginado ese ‘’Te amo’’? o ¿Realmente lo había dicho?
Y si de verdad lo hubiese dicho… ¿Qué le respondería? ¿Qué podría responderle? ¿Cómo es que debería tomarme yo eso…?
Me separé de él con cuidado para no despertarlo y con el mismo cuidado salí de la cama. El dolor en mi espalda perduraba, y con lo de ayer, no es que hubiese mejorado precisamente.
Miré de reojo el reloj. Eran casi las 7 a.m.
Llevé mi maleta al baño y me vestí con lo primero que pillé. Una vez que terminé me dirigí a la cocina para ver si había algo que desayunar.
Sí. Quizá, si era un loco, pero tenía pensado ir a clases. Y es que no podía seguir faltando más días.
Suspiré y abrí la nevera. No hubo nada que captó mi atención excepto un flan.
¿De quién sería? Bah, no creo que nadie lo eche de menos.
Lo cogí y me senté en la mesa. Justo cuando acababa de llevarme a la boca el primer bocado, pude escuchar la voz de Ian detrás de mí.
—¿Se puede saber que haces?
Giré a mirarlo, algo sorprendido. ¿Cómo mierda se había preparado tan rápido?
—A menos de que no tengas ojos… claramente estoy comiendo —repuse sarcástico.
No respondió. Agarró un bote de salsa soja y vació el recipiente en el flan que estaba comiendo y mis ojos se abrieron de par en par.
—¿¡Pero qué haces, maldito imbécil?!
—A menos de que tengas no tengas ojos… —repitió para molestarme —. He echado salsa soja sobre el flan —respondió con ironía.
Bufé rojo de la rabia.
—¿¡Porqué?!
—Era de mi propiedad —se justificó como si nada —. Además… ¿Por qué estás tan enojado? Solo era un flan. ¿Acaso estás en una dieta a base de productos lácteos y no me he enterado? Si es así puedes tomar mi leche cuando quieras —sonrió maliciosamente a lo último.
Me quedé boquiabierto sin decir nada, tratando de procesar lo que acababa de decir. Entonces cuando finalmente pillé lo que había querido decir, me sonrojé de pies a cabeza.
—¡M-M-Maldito pervertido! ¡Ian, eres un jodido enfermo! —mi voz fue opacada por la carcajada que el mencionado había soltado.
Antes de que pudiera agregar otro insulto más, Ian, me tomó del mentón y capturó mis labios en un beso.
Con su lengua, comenzó a saborear mi boca y nuestras lenguas se entrelazaron una y otra vez. Jadeante y con mucha fuerza de voluntad me separé de él, todavía molesto.
Aunque lo que más me molestaba de todo, era el hecho de que con un simple beso, lograba encender mi cuerpo por completo.
—¿Y ahora porqué me besaste? —lo miré con recelo
—Ya que el flan se echó a perder… quería probar al menos como sabía —excusó con una sonrisa de suficiencia.
Volví a sonrojarme y aparté la mirada rápidamente.
Dios. Un día de estos iba a convulsionar de tanto sonrojo.
Maldito Ian.
—Ayer… después de que lo hicimos—mencionó —. Me dijiste que te había dicho algo, ¿no? ¿Qué fue?
Clavé mi mirada en él y tragué saliva. Acto seguido, humedecí mis labios con mi lengua, nervioso.
—Es una tontería... olvídalo, en serio —evadí riéndome nervioso.
—Dímelo —demandó.
—Me dijiste ‘’te amo’’ o al menos eso fue lo que me pareció escuchar—bajé la mirada avergonzado.
Ian se mostró sorprendido, pero por breves segundos. En seguida su mirada se tornó seria.
—¿Así que dije eso, eh? —hizo una media sonrisa entrecerrando los ojos —. No fue tú imaginación, Derek.
Esta vez fui you el que se vio sorprendido.
—¿Eh?
—No fue tu imaginación —volvió a repetir y empezó a encaminarse hacia la salida para ir al trabajo.
Lo miré decepcionado. Esperaba que esa no fuera su respuesta final.
Por impulso, lo seguí hasta la salida, con las esperanzas de que me lo terminara de aclarar.
—Hasta luego, Derek.
¿Cómo qué no había sido mi imaginación? ¿Entonces… realmente me--?
—Hey —llamó mi atención, causando que dejara de estar tan absorto en mis pensamientos.
—¿Ahora qué?
—Te amo —me susurró al oído y besó tiernamente mi mejilla.
Antes de que me tomara tiempo a responder, Ian, ya se había ido.
Me llevé una mano a la mejilla que acababa de besar, mientras mi mente se encargaba de repetir una y otra vez la escena junto a su ‘’te amo’’
Mi corazón latía fuerte. Tan fuerte que incluso dolía.
¿Ian me quería? ¿Realmente me quería? ¿Podía creer en su palabra?
Tenía entendido que el amor no existía. Y seguía creyendo en ello, pero… ¿Cómo decirlo? Quería hacer una excepción por esta vez.
Porqué… ¿Si esto no era amor que más podía ser?
Entonces finalmente caí en la cuenta.
Oh dios… Le quiero.
Le quiero tanto como para creer que todos estos años me había equivocado y que el amor sí podía existir. Que junto a él cualquier cosa era posible.
Abrí los ojos ampliamente y me tapé la boca sonrojándome.
Me había enamorado de ese idiota pervertido.
* * *
Riley y yo llegamos a la misma hora al instituto. Inesperadamente a nadie le pareció ni raro ni sospechoso. Tampoco mi manera de caminar.
Menos mal que Sean se encontraba en clase con Ryan y no por los pasillos. Conociéndole y él conociendo mi ‘secreto’ probablemente se habría reído hasta más no poder de mí.
Bueno, quizá olvidé mencionar a Amanda, quién era la única que me miraba con cara de ‘’Sé lo que hiciste’’ y con una sonrisa de pervertida.
Y también a Howard, al que no había visto en… ¿años?
Tampoco es que me apeteciese hacerlo.
—Hey, desneuronado —me llamó con claras intenciones de enojarme —. ¿Por qué caminas como si te hubiesen partido el culo? ¿Y encima vienes con Riley? Muy sospechoso —insinuó riéndose.
Antes de que yo le partiese el culo, perdón, la cara, Red quién hace segundos estaba hablando con Riley, calló a Howard de un puñetazo a la cara.
—Solo yo puedo llamarlo desneuronado —espetó asesinándolo con la mirada. Howard huyó inmediatamente a clase como el cobarde que era.
Amanda exclamó un ‘’ohhh’’, Steve se quedó igual de sorprendido que yo y Riley empezó a canturrear ‘’aquí hay amistad’’.
¿Amigos? ¿Red y yo? Bueno… nunca lo he odiado. Y en ArkForce somos más o menos algo así.
Red era posesivo hasta con sus amigos, increíble.
Aunque nunca habría pensado que le importaba de alguna manera a Red. Es más, creía que me odiaba.
—¿Nos vamos ya? —rompió el silencio Red entre nosotros, y con eso todos entramos a clase.
~~RILEY~~
—¡Red Waters y Riley Harris! ¿¡Queréis callaros de una vez?! —gritó exasperada la profesora de Francés.
Bueno, era cierto que habíamos estado hablando por un buen rato, pero no éramos los únicos.
La miré mal y Red en cambio se mostró indiferente.
—Espera un momento… ¿Es ese un cigarrillo lo que veo? —señaló incrédula.
Red sonrió arrogante.
¿Ahora se había dado cuenta que Red estaba fumando en medio de la clase? Pfft.
—Sí, ¿porqué? ¿Quieres uno?
—¿¡Perdona?! ¡Al despacho del director ahora mismo, Red!
Reí levemente, y la mirada asesina de la profesora se concentró en mí ahora.
—¡Tú también, Harris!
Mierda.
Steve, Amanda y Derek también sintieron las ganas reír, pero supieron como aguantarse.
Tragué saliva y me levanté de la silla.
—Venga, Riley, mandemos a la mierda a esta zorra —dijo Red con una sonrisa divertida a lo que la profesora rechinó los dientes de la rabia.
¿Ahora qué diablos pretendía hacer?
Red me tomó de la mano y en vez de dirigirnos al despacho del director, me arrastró hacia la salida del instituto. Concretamente, en la parte de atrás.
El mismo sitio en el que lo había encontrado cuando iniciamos el acuerdo entre nosotros.
—¿Porqué me trajiste aquí? —mire a mi alrededor verificando que no había nadie.
—Ya que nos echaron de la clase de francés… —me aprisionó contra el muro y su mirada bajó a mis labios —. Tengamos una clase de francés nosotros solos —insinuó con una sonrisa lasciva y me lamió el lóbulo de la oreja para luego bajar a mi cuello y pasar su lengua por toda su extensión. Mi cuerpo reaccionó enseguida y solté un gemido.
Red lamió esta vez mi labio inferior y tras pegarle un suave mordisco, pegó sus labios contra los míos.
Ah… ahora lo entendía.
¿Se refería a un beso francés, no?
Pude confirmarlo, cuando Red metió su lengua dentro de mi boca. Demandante y brusco comenzó a jugar con mi lengua, dejándome con las piernas flaqueando, excitado y con la respiración agitada y sin aliento.
* * *
La sirena tocó, anunciando que el instituto había terminado por hoy.
Me despedí de Amanda, Steve y de Derek, quién a este último dije que lo vería más tarde en casa y fui a buscar a Red, quién tal y como me había prometido ayer, hoy me iba a llevar a ver su verdadera casa. Y de paso conocería a su hermano… ¿Nike? ¿Nikon? ¿Niko? ¿Cómo rayos se llamaba?
Bah, cómo sea.
Me monté en su moto y condujo hacia su casa. Llegar a su casa, sin embargo, había llevado bastante tiempo ya que se encontraba cerca de las afueras de la ciudad.
Aunque… tampoco sé si llamarla casa. Eso era una jodida mansión. Con bosque y todo incluído.
Joder, si es que Red no fuese como fuese, hubiese pensado que era un príncipe.
¿Tanto dinero ganabas siendo un mafioso?
Red abrió la puerta y se adentró a casa. Seguido de él fui yo.
Si el exterior de la casa ya era grande de por sí, pues por dentro era el triple. Con la boca semi-abierta miré a mi alrededor.
Mi casa también era muy grande, y mi antigua casa, de cuando vivían mis padres era una mansión, pero esta las superaba en tamaño.
Subimos unas dos escaleras y justo cuando íbamos a entrar a su habitación, de una que quedaba al lado, salió un chico unos pocos centímetros menos de altura que Red. De cabello azabache al igual que él, de tez más blanca y de ojos marrones miel tan claros que parecían de color dorado.
No eran hermanos de sangre, por ningún lado, pero de alguna forma tenían un gran parecido.
Empezando por su aspecto de macarras.
—Hola, Red.
—Hola, Niko —le contestó de vuelta con la misma frialdad.
Niko, no pareció darse cuenta de mi presencia hasta unos segundos después.
—¿Tú eres Riley, no? —supuso cruzado de brazos.
—El mismo —respondí con cierta ironía a lo que él sonrió.
Aunque, su sonrisa algo burlesca, se esfumó al momento en el que se fijó en mi camiseta dónde salían Rin y Haru bastante ‘amistosos’.
—¿Los dos personajes de tu camiseta son chicos? —enarcó una ceja.
—Así es —asentí con la cabeza orgulloso —. Te presento a mi OTP.
Después de mi hermano y Derek, claro.
Red y Niko se quedaron mirándome como si fuese de otro planeta.
—¿Pero no son amigos? ¿Por qué los juntas? No sé, yo los veo como simple amigos…
¿Amigos? ¿Amigos Rin y Haru? ¿¡Solamente amigos?!
Ese fue el momento en el que estallé.
—¿¡Cómo te atreves, sucio mortal?! —lo agarré violentamente de la camisa —. ¡El RinHaru es más real que tu vieja!
Red contuvo la risa y Niko se zafó de mi agarre, espantado.
—Red… tu novio me da miedo —le susurró con cara de incrédulo. O mejor dicho con cara de ‘’¿¡Qué mierda acaba de pasar?!’’
Red se rió levemente y me llevó a su habitación.
—¿Tanto miedo le he dado? —le pregunté sintiéndome culpable.
Incluso antes de ser un fudanshi, en ocasiones, no podía evitar sacar ese lado mío arrogante y malo. Creo que tenía un alter ego o algo parecido…
—Bueno, en definitiva no se esperaba que mi novio fuese alguien así… —me sentó sobre su regazo.
—¿Alguien así? —lo miré ofendido.
—Sabes que no lo digo de mala manera, cariñito —dijo con una sonrisa maliciosa esto último con intención de molestarme.
Bufé y decidí cambiar de tema.
—Oye… ahora que me doy cuenta… ¿Qué clase de posición es esta? —pregunté avergonzado.
Red sonrió ladeado, sin responderme, y rozó su miembro haciendo presión contra mi trasero. Gemí y me tapé la boca.
Pervertido…
Alcé mis caderas involuntariamente, y Red siguió rozando aquella zona hasta que súbitamente abrieron la puerta. Era Niko. Mi rostro se volvió pálido para luego convertirse en un rojo carmesí.
Red, por su parte, ni se inmutó.
—¿Quieres una foto y así te dura más? —le picó con una sonrisa burlona.
¡Lo iba a matar después de esto!
Niko se sonrojó levemente por una mejilla y se quedó sin saber qué decir.
—¡Joder, Red! ¡Si al menos vais a hacerlo, hacedlo fuera de casa! —exclamó Niko sintiendo vergüenza ajena y apartando la mirada, aunque mirándome de reojo de vez en cuando.
—Sí, mamá.
Niko le fulminó con la mirada y se retiró de la habitación a regañadientes.
¿Para qué habría entrado en primer lugar?
No me digas que… ¿¡Había gemido tan alto?!
Me sonrojé todavía más y me levanté de su regazo.
Lo peor es que aún íbamos a pasar el resto del día aquí. Ojalá y no me encontrase de nuevo con su hermano…
~~DEREK~~
Mi móvil empezó a sonar y de inmediato cogí el mando del televisor para bajar el volumen. No me importaba perderme la película. De todas formas era un muermo total.
Al fijarme que número me había marcado, pude comprobar que era Ian.
Eran las 8 p.m ya. ¿Por qué me habría llamado?
—Hola.
—Hola, ¿por qué estás llamando tan tarde?
—Simplemente quería hablar contigo.
Mi corazón se aceleró por unos segundos.
Por suerte Ian no se encontraba aquí y no tuve que contener una sonrisa.
—Podrías haber esperado a venir a casa. En unas dos horas sales, ¿no?
—No quería arriesgarme a que ya estuvieses dormido —dijo en un tono algo molesto.
Hubo un largo silencio incómodo entre nosotros, que rompió con una simple pregunta.
—¿Qué tal fue tu día? ¿Estás mejor?
—Bien. Y sí.
—¿Un bien y un sí? ¿Eso es todo?
—Te eché de menos —dejé escapar e inmediatamente llevé mi mano a la boca. ¿Por qué coño dije eso? —. Mierda no tuve que decir eso... es más… ¡Olvida que lo dije! Ahora… probablemente te haya disgustado, ¿no? Porqué hace tan solo esta mañana que nos hemos visto y ahora te he dicho que te he echado de menos. Parece como si fuese un necesitado que tiene que estar al lado tuyo todo el tiempo. Pero… supongo que sí me siento un poco solo sin ti aquí en la ca…
Me detuve en plena frase cuando, de repente, comencé a escuchar jadeos roncos a través del móvil, de parte de Ian.
—Ian… Joder… ¿De verdad que..?
¿Realmente estaba haciendo aquello?
—No he podido evitarlo, me encanta tu voz.
Mierda, si lo estaba haciendo.
—¡Dios, de verdad que eres un sucio pervertido! ¿Acaso no puedes controlarle? —exclamé haciéndome el molesto y sintiendo que mis mejillas ardían. Y quizá también mi entrepierna.—Prueba a hacerlo tú también —urgió.
¿¡Qué?!
—¡No! —negué con la cabeza aún sabiendo que no podía mirarme.
—No actúes como si nunca lo hubieses hecho antes.
—¡No por el móvil, estúpido Pedobear!
No sé en qué momento se me pasó la idea por la cabeza, pero finalmente acabé cediendo.
Desabroché mis pantalones, deslicé mi mano hacia mis bóxers y comencé a acariciar mi entrepierna, soltando pequeños gemidos.
—¿Te estás tocando?
—Ah…sí —murmuré entre jadeos.
—Quiero que digas mi nombre.
—Te odio… —mascullé apenado.
—Sabes qué eso no es cierto.
Sin necesidad de haberlo visto, aseguraría que Ian había sonreído cínico.
Liberé mi erección de mi bóxer que se encontraba manchado de liquído preseminal, y comencé a estimular mi miembro, deslizando mi mano de arriba para abajo mientras gemía su nombre.
Ahora solo se escuchaban nuestros gemidos y jadeos y los ruidos obscenos que hacíamos al masturbarnos.
—No sabes cuánto me gustaría estar allí en este momento y tocarte yo mismo...
—A-Ah... Ah, mierda, Ian...
—Me encantaría en este mismo momento, poder arrancarte la ropa, ponerte a cuatro patas y rozar mi polla contra tu trasero. Follarte tan duro que no recuerdes ni tu nombre.
Exitándome más aún de lo que estaba, aceleré el movimiento de mi mano y me dediqué a gemir y jadear con más fuerza, imaginando que él era el que me estaba tocando en este momento. Gemí con fuerza y pasados unos minutos me corrí en mi mano gritando su nombre.
Al acabar él también, me despedí incómodamente de él y corté la llamada.
Esto no había sido sexo telefónico, pero se le había acercado bastante.
De solo recordar lo que acababa de hacer, me ruboricé aún más.
Iba a apagar el móvil e ir a darme una ducha rápida, cuando, vi que había recibido otro mensaje más de mi madre.
Lancé un suspiro y decidí abrirlo.
Dónde decía que si no se había comunicado conmigo al principio, era por qué creía que me había quedado en la casa de un amigo, pero como ya habían pasado dos días se habían empezado a preocupar. Que incluso había echado a mi padre para siempre de nuestras vidas y que no me iba a obligar a volver si no estaba preparado aún, tan solo decía que me iba a ir a visitar un día de estos a ver cómo estaba, y que cuando quisiera, podía volver a casa.
Solo me faltaban unas pocas frases para terminar su mensaje.
‘’¡Ah! ¡Casi me olvidaba! Tu primo Andy, te manda saludos y también preguntó por ti. Está por la ciudad con sus padres, y tienen pensado visitarnos. Si puedes pásate, yo te diré cuando vendrán.
Cuidate mucho, Der.
Te quiere, tu madre’’
¿Mi primo Andrew? ¿Qué coño hacía aquí? Tragué saliva y un sentimiento parecido al miedo me invadió.
¿¡Porqué tenía que venir ahora a la ciudad?! ¿No tenía 21 años ahora? ¡Debería estar estudiando!
En serio, ¿Porqué él? Cualquiera menos él.
Cualquiera menos mi primo acosador.
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Con tanto lemon que os estoy dando últimamente podéis hacer incluso una limonda :v xD
Aunque... con estos semes tan pervertidos... creo que es inevitable(?)
Derek por fin se ha dado cuenta de sus sentimientos, asdjlljsla *-----*
Ahora solo falta que lo admita delante de Ian 7-7
Red y Derek, se están volviendo amigos :D aww, y eso que Red medio odiaba a Derek al principio de la historia :3
Riley tiene un alter ego si se le puede llamar así xD se podría decir que es su lado malote(?) ha salido cuando soltaba comentarios ofensivos sobre Derek (capítulo 9) en el capítulo dónde dijo que necesitaba comprar un repele-perras xD, en este, y cuando manipulaba a Ian para que él y Derek tuviesen acercamientos 7u7
Pobre Niko, ha quedado traumatizado de por vida(?) :'v aunque puede que no le haya disgustado tanto la vista ¬w¬
Andrew el primo acosador de Derek... creo que con eso lo digo todo xD
Dejad volar vuestras mentes(?) *cof*otropedobearmás*cof*
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Online (Yaoi/Gay)
RomanceLo único que hacía Riley Harris a sus 16 años era jugar a los videojuegos. No tenía amigos y mucho menos novia. Debido a ello tampoco le gustaba salir mucho. No tenía vida social alguna. Y si eso no era poco... era acosado cada día en el...