Capítulo 30 ''Secretos''

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Hola ^^ Aquí os traigo el capítulo 30.
No hay mucho que decir(?) Ya que todo sería spoiler xD Leed la nota final como siempre :)
Solo voy a decir que Niko is a bae(?) :'3

Terminado eso, espero que os guste :D

AVISO: Este capítulo puede o no puede contener horrores gramaticales (?)

PD: Si os fijais he dejado una canción para que la escuchéis en una parte especifíca del capítulo, ya veréis cual es :)

-La foto del capítulo es de Niko -babeando- *o*

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~~RILEY~~


—¡Maldita sea, Red! ¿Acaso no pudiste esperarte? —le reclamé a voces aún en la habitación de Red.

El mencionado, en respuesta, rodo los ojos y lanzó un suspiro de exasperación a causa de mis reclamos.

—Tranquilízate, cariñito —terminó por sonreír burlescamente y me revolvió el cabello, a lo que yo me ruboricé tenuemente. A decir verdad me encantaba que hiciera eso—. No es como si hubiese visto a sus padres en pleno acto. Además…. Yo ya lo he pillado a él en varias ocasiones así.

Seguí asesinándolo con mi no tan asesina mirada.

—Solo que no con un tío… —le recordé todavía molesto.

—En realidad…

—¡No me jodas! ¿El también es bisexual? —lo interrumpí sin poder creérmelo.

—No exactamente —negó —Según él… le gusta experimentar o algo parecido —rió por lo bajo.

Experimentar… ajá.

Estaba claro que era de esos tíos que decían ‘’no homo’’ cuando eran más gay que un arcoiris. Esa clase de tío que fui yo una vez.

Antes de poder responderle nada, vi por el rabillo del ojo como Red encendía un cigarrillo. El tercero en este día.

—¿Otro más?

—¿Tú qué crees? —contestó irónico —. ¿Quieres uno? —me preguntó esta vez seriamente.

—No gracias.

Bajé la mirada melancólico.

No quiero fumar ni que tú lo hagas, Red, Porqué no quiero pensar en la posibilidad de poder perderte debido a ello.

Puede que suene egoísta lo que acababa de decir… pero ¿No era el amor el que nos hacía egoístas?

Red pareció desistir y me tomó de la muñeca para enseñarme casi toda la casa. Tras enseñarme media casa —porqué aún quedaban otras cosas y habitaciones por ver—, Red recibió de pronto una llamada. Una llamada que refirió como ‘privada’.

Se encerró en su habitación y me prometió que saldría en seguida.  Al verme sin nada que hacer decidí hacer una visita a Nikon, digo a Niko, y así de paso me disculpaba también.

Toqué la puerta de su habitación y no tardó mucho en abrirme.

—Hey —me saludó como si nada hubiese pasado mientras escuchaba música a través de sus cascos que tenían el dibujo de una calavera en ellas.

—Hey… Nike —le saludé nervioso.

—Es Niko —corrigió mirándome frustrado con sus orbes dorados.

—Perdón —balbuceé.

Niko sonrió ladeado como diciéndome ‘’no te preocupes’’ y me invitó a entrar. Su habitación como era de esperarse, estaba más amueblada y era más amplia que la de Red.

—Siéntate dónde quieras —se quitó los cascos de música y se sentó encima de su cama —. ¿Mi hermano está ocupado, no?

—Sí —solté un suspiro —. ¿Tienes idea alguna de quién lo ha llamado? Oye...y que esta pregunta quede entre nosotros… no quiero parecer un acosador.

Niko rió levemente a lo último.

—Tranquilo, no le diré nada. En cuanto a tu pregunta… desafortunadamente no lo sé—contó—. ¿Te apetece jugar algo de mientras lo esperas?

¿A la consola?

—¿Jugar a qué?

Niko volvió a reírse por mi actitud incrédula.

—Al teto: Tú te agachas y yo te la meto —sonrió aguantándose la risa —. Me refería a la consola, bobo.

A la vez que me sonrojé también estallé en risas junto a él.

—Muy gracioso —murmuré sarcástico dejando de reír.

—Y tú un mentiroso —puntualizó —. Te has reído.

—Supongo que tienes razón —sonreí débilmente y me acerqué un poco a él —. ¿Qué escuchabas?

Mutemath. Un grupo que tiene buenísima música, aunque la gente apenas lo conoce —desconectó los cascos y le dio al play a la canción de ‘’Mutemath – Blood Pressure’’ —. En alguna forma me siento muy identificado con esa canción.

Comencé a escuchar los primeros segundos de la canción y juro que me enamoré. ¿Los amores a primera canción existían? No estaba muy seguro, pero sentía que había sido exactamente aquello.

Por otra parte… ¿Con identificado se refería a la parte de ‘’¿Por qué no puedes ser como tú hermano mayor’’?

 —¿Y bien? ¿Qué te parece?

—¡Me encanta! —exclamé efusivo—. Realmente un buen gusto de la música.

Sinceramente, como era un macarra pensaba que le iba más el hard rock.

—Gracias —hizo media sonrisa —. También me gusta mucho este grupo —quitó la canción y puso otra.

‘’Mama thaught me better’’ de Black Rebel Motorcycle Club.

Otra  más que me había enamorado. Aunque tenía que admitir que esta sí que tenía ese aire de macarra y rebeldía.

—Ya que veo que te gusta tanto mi gusto musical… podría hacerte un disco con mis elecciones favoritas —propuso.

—¿En serio? ¡Muchas gracias! —le agradecí sinceramente.

Me detuve al darme cuenta que estaba a punto de abrazarlo, Niko tosió incómodo y nos alejamos un poco.

Ejem, momento incómodo nº 4 del día.

Maldito sea yo y mi costumbre de ir abrazando a cualquiera que me hacía un gran favor. ¿Acaso no me daba cuenta que violaba el espacio personal de la gente de esa manera?

—No es nada —le quitó importancia —. Mi hermano te puede grabar la música el mismo incluso, si gustas.

—¿Qué? ¿Cómo que grabarla el mismo?

—¿No lo sabes?

Extrañamente no se vio sorprendido por qué no lo sabía. Era como si se lo hubiese esperado.

—¿Saber el qué? —enarqué una ceja.

—Red es algo como un prodigio musical—explicó —. Canta y toca la guitarra eléctrica desde muy pequeño y lo hace jodidamente genial, pero no ese genial que se le dice a cualquier cosa que se considera ‘buena’ si no genial de verdad, aunque desde hace unos años ha dejado de tocar.

A diferencia de Niko, yo sí que me vi sorprendido.

¿Red tocando la guitarra? No sabía que decir… no me lo esperaba.

Y la verdad es que no supe que sentir al respecto. Mis sentimientos eran todo un caos en este momento.

Otra vez comprobaba que apenas sabía sobre Red y a su vez me entristecía que Red no me hubiese dicho nada y también no dejaba de preguntarme sí se le daba tan bien… ¿por qué lo había dejado?

—¿P-Por qué ya no canta ni toca la guitarra? —me atreví a preguntar.

—Es mejor que te lo diga él —dijo con la mirada perdida.

Y justo en ese momento, Red abrió la puerta.

—Perdón por tardar —se disculpó —. ¿Nos vamos ya?

—Sí, claro —asentí con la cabeza —. Hasta luego, Niko.

—Heh, por fin dijiste mi nombre correctamente —resaltó formándosele una sonrisa en los labios —. Hasta luego Riley, espero que volvamos a vernos —masculló esto último.

Abandonamos su casa y una vez a la salida, Red detuvo sus pasos repentinamente y tomó la primera palabra.

—¿Te llevo a casa o quieres ir a otro lugar? —colocó un brazo sobre mi hombro atrayéndome hacia él para luego besarme la mejilla.

Me sonrojé levemente y me fijé en la hora en mi reloj de mano. Era tan tarde que Ian probablemente ya estaba en casa.

—No, ya es tarde —dije decepcionado —.  Aunque no me olvido que me debes una cita —le lancé una indirecta.

—Cuando quieras —sonrió ladeado entrecerrando los ojos.

—¿Red?

—Dime.

Me detuve a pensarlo unos segundos. ¿Era correcto preguntarle por qué había dejado de tocar y cantar?

Algo me decía que este no era ni el momento ni el tiempo adecuado. Tenía que esperar, al menos solo un poco más.

—Nada.

—¿Nada? —se le esbozó una sonrisa divertida en los labios —. Si pretendías hacerme reír… déjame decirte que no lo has conseguido y que apestarías siendo un humorista.

Puse los ojos en blanco.

Sin embargo, por otra parte me sentí agradecido por su respuesta sarcástica. Ya que no insistió en el tema.

Esa era una de las muchas características que amaba de Red.

Gracias, Red. Lo apuntaré en mi lista de no futuros trabajos y al de me importa una mierda tu opinión —dije socarronamente.

—De nada, RiRi —menciono con intención de molestarme.

Se me alzó la ceja en un tic y Red sonrió satisfecho. Poco tiempo después los dos nos montamos en su moto para que me llevase de regreso a casa.

Durante el trayecto no hablamos mucho y de nada importante excepto al final.

—Debo confesarte algo, bambi —empezó—. No sabes lo feliz que me siento y lo increíble que es que pueda tenerte en mis brazos, besarte y quererte sin tener que ocultartelo cuando hace tan solo un mes no éramos más que compañeros de clase.

De inmediato me ruboricé ante sus palabras.

—Yo también estoy feliz de que seas tú la persona que quiero, Red —susurré y me abracé a su espalda más fuertemente.

 


                                                                               *   *   *



Llegué a casa y tal como presentía, encontré el salón vacío.

Dios mío. ¿No me digas que lo estaban haciendo de nuevo?

Subí corriendo a la habitación de Ian, casi cayéndome torpemente en las escaleras y apoyé la cabeza en su puerta. Esta vez no oí ningún sonido. Ni sexual ni normal.

Dejándome llevar por la curiosidad, abrí la puerta sin hacer mucho ruido solo para ver que en realidad ambos se encontraban acurrucados y dormidos. Por cómo Derek no estaba metido dentro del enredón daba a entender a que había estado esperando a que Ian saliese del trabajo, pero terminó quedándose dormido en el proceso.

Demasiado adorable y tierno para mi corazón.

Retuve un grito como los de Amanda y sigilosamente entré a mi habitación. Jugué a ArkForce un par de horas y volví a mirar la hora. Al ver que era la medianoche me preparé para dormir y finalmente me metí en la cama.

De pronto, escuché un golpe en la ventana de mi habitación. Decidí dejarlo pasar creyendo que habría sido imaginación mía, sin embargo, al escuchar el segundo golpe, me levanté de la cama y fui a ver que era el causante.

—¿¡Pero qué mierda?! —solté al ver que había un misteriosa figura entre la oscuridad de la noche y en la parte trasera de mi casa  —¿Red? —pregunté tras asomarme a la ventana.

El supuesto Red asintió y fruncí el ceño. Eran casi las una y mañana era día de clase. ¿Por qué estaba aquí?

Bajé las escaleras rápidamente y le abrí la puerta dejando que entrara. Cuandos nos encontramos sus ojos se iluminaron y sonrió un poco.

—Podrías haberme mandado un mensaje —comenté todavía sorprendido — O haberte esperado hasta mañana.

—Habrías dicho que no —se justificó.

—¿Cómo estás tan seguro?

—¿Estás diciéndome que habrías dicho que sí? —arqueó una ceja.

—No…

—¿Ves?

Lo seguí escaleras arriba y entramos a mi habitación.

—¿Por qué estás aquí? —pregunté por fin.

—¿Acaso no puedo venir a la casa de mi novio a las 12 de la noche un día de clase? —se le formó una sonrisa ladeada.

—Solo porqué puedes no significa lo mismo que hacerlo —Él se encogió de hombros y yo rodé los ojos —. ¿Estás caliente?

—Si te referías a la temperatura, no —repuso divertido  —. Solo quise verte de nuevo, sentí que el tiempo que pasamos hoy en casa de mis padres no fue suficiente… —me acarició la mejilla y lentamente bajó su cabeza y posó sus labios sobre mi cuello.

—Sip. Definitivamente caliente.

—Lo dices como si fuese algo malo —se separó de mí un poco.

Red empezó a hablarme de algo, pero no me podía concentrar. Más bien estaba demasiado concentrado en sus labios, en cómo se movían, en lo apetecibles que se veían. Nuestros ojos se encontraron en varias ocasiones mientras él hablaba causando que apartara la mirada instintivamente.

En ese momento me sentí increíblemente estúpido. Había acusado a Red de estar caliente cuando en verdad yo era el que estaba caliente. Y había dado a entender que solo me había ido a visitar porqué quería hacerlo conmigo, lo cual en teoría es algo malo de decir. Pero no lo veía así realmente porque era Red.

—¿Sabes a lo que me refiero? —me miró esperando mi respuesta, pero solo lo miré de vuelta. Estuvo a punto de abrir la boca para añadir algo más cuando me puse de puntillas, lo tomé de la nuca y lo atraje hacia mí.

Él se quedó atónito durante unos segundos y aproveché para besarle. Correspondió el beso y me tomó de la cadera. Luego deslizó su mano por debajo de mi camiseta y sentí como empezó a acariciarme, dibujando círculos sobre mi piel.

Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal y jadeé un poco.

—¿A que vino eso? —susurró con voz ronca y llena de lujuria refiriéndose al beso repentino.

No le respondí, más bien dirigí mi mano a sus pantalones. Sin embargo, antes de abrirle el cierre, Red me detuvo.

—¿Qué? —me quejé extrañamente fastidiado.

Él por su parte sonrió malicioso.

—¿Hacerlo mientras tu hermano está durmiendo al lado? Qué retorcido. —rió levemente y yo bufé separándome de él.

—¿Has venido aquí para molestarme?

—Vine para hablar contigo, y lo hice, pero me ignoraste.

Bajé la mirada sintiéndome culpable.

—Perdón, ¿podrías hablar de eso de nuevo? —le pedí ofreciéndole unas disculpas.

—No te preocupes, no era nada —Se le vio extrañamente algo molesto.

¿Estaba enojado por qué lo había ignorado? ¿O porqué lo que me había perdido había sido realmente importante?

Me senté en la cama esperando que el hiciese lo mismo eventualmente, lo cual hizo. Bostecé un poco tapándome la boca y miré la hora. Eran casi las 1.

—¿Quieres quedarte simplemente a dormir? —le pregunté mientras me frotaba los ojos del sueño.

Me metí en la cama y le hice espacio para que el también cupiese. Creo que asintió en la oscuridad porqué no mucho más tarde, se recostó encima de mi cama.


                                        
                                                                               *    *    *


Desperté la mañana siguiente encontrándome entre los brazos de Red y con mis piernas entrelazadas con las de él.

—Buenos días.

—Buenos días —me devolvió el saludo mirándome fijamente.

Me sonrojé un poco a causa de la cercanía y me levanté incómodamente de la cama. Cogí ropa que ponerme para ir a clase y comencé a cambiarme mientras Red me observaba descaradamente. Volví a sonrojarme.

—Me voy ya —anunció levantándose de la cama —. Nos vemos en el instituto —me besó en la mejilla derecha y se retiró de la habitación.

—Nos vemos,  Red.

~~DEREK~~

Mierda y más mierda.

Por qué me había dormido ayer, al final no pude verlo. Tras haber estado toda la tarde esperándolo.

Lo he visto por la mañana y conservamos un poco, pero no había sido suficiente.

Bufé internamente y entré con Riley al instituto.

—Oye Riley… nunca te lo había dicho antes, pero gracias.

Riley me miró confundid claramente no entendiendo a que me refería.

—¿Gracias? ¿Por qué?

—Por ser mi amigo y por dejarme vivir temporalmente en tu casa.

Entonces sonrió.

—No tienes nada que agradecerme , Derek —aseguró y pasó amistosamente un brazo por mi hombro —. Ni a mí ni a Ian.

Online (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora