Malenie Doree

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La Inspirada

 Área 2: Lakeside

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Área 2: Lakeside

15 años

Altura: 1.63

Peso: 34

Cosechada

Arma: Alabarda

Fortalezas: Memoria fotográfica, creativa, precavida

Debilidades: Fatalista, introvertida, frágil

Amuleto: Laca para uñas

A Hana le gusta ver como pinto. La mañana es mi hora para pintar, y ella siempre se sienta a mi lado callada, viendo cómo mi pincel se desliza por el lienzo, dando vida a los elementos de mi creación. Está todo en mi cabeza sólo hay que materializarlo, es algo que se me da bien. Pienso en imágenes más que en palabras y mi mano sabe cómo ser fiel a esas imágenes. Hoy pinto un atardecer lluvioso a orillas del lago en un día de otoño. Los árboles de la izquierda ya se han teñido de marrón, las luces de las farolas se reflejan en el agua y en el centro, por el paseo hay una pareja caminando de espaldas. La chica lleva un paraguas y se apoya sobre el hombro del chico. Resalto el brillo de los colores del suelo para aumentar la sensación de que está mojado, y doy por terminada mi obra. Esta me ha llevado varios días y calculaba que tardaría un par más, pero si me cosechan y la dejo inconclusa no me lo podré quitar de la cabeza.

—¡Terminé! —anuncio a mi única espectadora.

—Es bonita —me dice Hana sentada a mi lado, apoyada en la pared del centro de acogida en el que vivimos.

Le sonrío, y es entonces cuando veo al monstruo salir del agua del lago en mi recién terminada pintura. Primero saca sus grandes tentáculos negros. Luego la cabeza, con una boca llena de dientes afilados y un par de ojos amarillos. Sé que va a matar a la pareja y se los llevará al fondo del lago para devorarlos.

—¡NO! —grito, y Hana me quita el pincel porque sabe que lo que quiera que sea que he visto, voy a intentar agregarlo al cuadro y sabe que será algo feo. No quiero hacerla llorar otra vez. Creo que la sangre le trae malos recuerdos.

Hana tiene nueve años menos que yo, pero ya no tiene a nadie. La rebelión se llevó a sus padres en un bombardeo inesperado en pleno Capitol Hill donde casi también muere ella... ahora andan buscando a algún pariente vivo que pueda llevársela, pero en medio de todo este caos es difícil. Ella es simpática y agradable, pero carece de esa alegría vital que tienen la mayoría de los niños de su edad. A veces me apeno yo sola pensando en todo lo que ha tenido que vivir esta chica. Las circunstancias la han cambiado igual que a mí.

—¿Vamos a comer algo? —dice limpiando mi pincel en el vaso de agua y guardándolo de nuevo en el estuche tras secarlo.

—Claro. Hay que almorzar antes de la Cosecha —respondo recogiendo mis cosas.

Causa y EfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora