Día 4 (Parte 2): Caballo de Troya

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Myle Lavrov, 12 años

Lakeside

—Paremos ya —dice Spencer poniendo la mano en mi hombro.

A ambos nos falta el aliento y eso es algo que con mi entrenamiento no pasa a menudo. Aún así, una voz en mi cabeza me dice que siga corriendo. Que el gato gigante está ahí detrás de nosotros.

Me gustan los gatos, pero a este lo detesto.

—¿Por que no seguimos un poco más? —le pido—. Sólo por si acaso.

—Debemos guardar fuerzas por si algo más se nos viene encima, no podemos llevarnos al límite —mira hacia atrás durante varios segundos—. Creo que ya no viene de todos modos. Recuerda que Izzy estaba allí, seguro ella la mató por nosotros.

BOOM

Cada cañonazo me ha estado poniendo cada vez más nervioso, también a Spencer. Respiro hondo varias veces intentando deshacer el nudo que se empieza a formar en mi garganta. Mi aliado me mira con los ojos muy abiertos, su frente está cubierta por brillantes gotas de sudor.

—¿Crees que Eliza le hizo algo a Izzy? —pregunto, con miedo de saber la respuesta.

—No lo sé. Puede ser. Esta noche nos enteraremos Myle —dice.

Pero ella nos perseguía a nosotros dos. Nos perseguía a nosotros y eso hizo que perjudicara a otra persona. Quizá ha muerto y será por nuestra culpa. Las lágrimas pican en mis ojos, pero le prometí a Ceylon que trataría de no hacerlo. Por eso sigo sus dictados. Sigo respirando hondo, pensando en momentos agradables de mi pasado. Como por ejemplo, el día que salí por primera vez a un escenario lleno de gente y los oí aplaudirnos al final de la actuación. El día en que nuestra compañía ganó aquel galardón y me escogieron a mí para subir a recogerlo. Pienso en mis libros de aventuras y en los buenos ratos que me han hecho pasar. En el libro que un día me hubiera gustado escribir. En Myau hecho un ovillo en la manta cuando me despierto por las mañanas. En el día que fuimos al muttzoo de Emerald Gardens a ver los animales extintos.

Al final, parece que el consejo de Ceylon funciona.

—Escucha —prosigue Spencer—. Sé lo que estás pensando, yo también estoy nervioso. Esperemos al anuncio antes de sacar conclusiones. Hay más grupos en la Arena que seguro se están enfrentando a sus propios peligros mientras hablamos. Podría haber muerto uno de ellos.

Un sonido estático que procede del techo retumba por todo el pasillo. Spencer y yo miramos hacia arriba sobresaltados. Alguien hablando por el altavoz se aclara la garganta.

"¡Saludos mis estimados tributos!" es la voz de Enobaria, animada y sádica. "como algunos de ustedes están empezando a darse cuenta, en efecto, hay un artefacto de gran poder escondido en alguna parte de la Arena. Como no sería justo que sólo unos pocos privilegiados tuvieran este conocimiento en su poder, hemos decidido hacerlo público. Si lo encuentran se podría decir que prácticamente tienen estos juegos ganados. No obstante no será fácil llegar hasta él pero seguro no querrán que otro le eche el guante. ¿Verdad? Les interesa conseguir cierto librito si es que están interesados, si buscan un poco no les será difícil dar con él. ¡Felices Juegos del Hambre a todos!"

El anuncio termina con una carcajada que se interrumpe por el fin de la conexión. Cuando miro a Spencer, veo que está sonriendo. Gincana. Va a haber gincana este año en lugar de banquete.

—¡Esto son buenas noticias, Myle! Muchos tributos van a ir en busca de lo que quiera que sea y van a morir. Imagino que en lo sucesivo empezaremos a oír cañonazo tras cañonazo.

Causa y EfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora