El Narcisista
Área 8: Emerald Gardens
16 años
Altura: 1.75
Peso: 75
Cosechado
Arma: Trampas
Fortalezas: Persuasor, Carismático, Práctico
Debilidades: Demasiada autoconfianza, Creído, Superficial
Amuleto: -
Un día soleado con brisa moderada y cálida. El día perfecto para morir.
El día de la evacuación de Emerald Gardens también era un día así. Lo recuerdo bien pues todos perdimos algo. Mi familia fue afortunada por conservar nuestra casa, lo que sí perdimos fue la cordura de mi padre. Es duro ver el lugar donde has nacido y crecido reducido a una pila de porquería pero es así como la vida ha sido diseñada, probablemente por algún tipo de ser superior que disfruta viendo el caos generado por sus propias invenciones.
Donde mi padre se ha rendido, yo no lo haré. No puedo hacerlo, ya me duele demasiado ver a mi familia hecha pedazos como para que yo agregue otra preocupación más a la ecuación. Yo me adaptaré. No me quedaré encerrado en mi habitación viendo los días pasar. De hecho, ya he empezado a abrirme camino a través de esta nueva era. La era del Sinsajo donde no todo es tan fácil como solía ser.
La penitencia del perdedor.
—¡Emerson! Qué pronto has llegado.
—Aryann —digo, haciendo una leve reverencia que la hace soltar una risita.
—Espero no haberte hecho esperar mucho —dice ella.
—No tiene ninguna importancia, no tenía nada que hacer en casa de todos modos —respondo.
Mas que tratar de subir los ánimos a un padre que prácticamente se está dando por vencido de la vida y el mundo.
—¿Dónde vamos? —pregunta.
No hay mucho dónde ir. La mayor parte de la zona está aún en obras, y es difícil encontrar una calle limpia del todo. La porquería negra de la vaina que explotó cuando las Fuerzas Armadas del Distrito 13 entraron al Capitolio es más difícil de limpiar de lo que parece. Aún hay gente trabajando en ello.
—Conozco un sitio.
Le ofrezco mi brazo que ella toma encantada y nos ponemos en marcha. La biblioteca es uno de los sitios que fueron arreglados antes pues no resultó muy dañado. Tiene una cafetería muy bien decorada, con poemas escritos a mano en la pared. También tiene un jardín en el que puedes recostarte sobre la hierba mientras lees. Me gusta venir aquí y por alguna razón, a las chicas les gusta la imagen de ver un chico solitario leyendo debajo de un sauce.
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Causa y Efecto
Hayran KurguLa pena y el dolor que infringes volverán forzosamente a ti como un boomerang, para golpearte con la misma intensidad que usaste al lanzarlos. No es castigo: es enseñanza. No es capricho: es moraleja. No es venganza: es justicia. Llegó el turno del...