La pena y el dolor que infringes volverán forzosamente a ti como un boomerang, para golpearte con la misma intensidad que usaste al lanzarlos. No es castigo: es enseñanza. No es capricho: es moraleja. No es venganza: es justicia. Llegó el turno del...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Área 9: Sparkly Lane
15 años
Altura: 1.70
Peso: 65
Cosechado
Arma: Lanza
Fortalezas: Ingenioso, Justo, Atrevido
Debilidades: Ermitaño, negativo, fácil de provocar
Amuleto: Anteojos rotos
El almuerzo empieza hoy una hora antes de lo usual.
Es lo que nos recordó ayer Clarissa como seis veces. Dijo que no daría tiempo a comer si queríamos estar en nuestra cita en la estación a tiempo y que luego no tendríamos oportunidad de hacerlo hasta pasadas las cinco de la tarde.
Como todos los días, los chicos del orfanato hacemos cola para llegar al bufet con nuestra bandeja en la mano. He llegado un poco tarde, porque me ha costado adaptarme al nuevo horario así que para cuando llegue mi turno, lo mejor se habrá acabado.
No había orfanato en Sparkly Lane antes del bombardeo. No hacía falta. Los capitolinos siempre tuvimos buena salud y nadie abandonaba niños. Los escasos niños sin familia pronto eran reubicados en un hogar que los quisiese.
Ahora echo un vistazo atrás y veo la larga fila de chicos detrás de mí a los que la invasión dejó huérfanos. Muchos conversan, incluso bromean, otros lucen miserables, apáticos o cansados. Supongo que yo estoy en el segundo grupo.
Pocas cosas me han subido el ánimo desde que de la noche a la mañana, perdiera mi casa, mi familia y mis amigos y mi vida se convirtiera en lo que es ahora. Un sobrevivir diario gracias a la caridad del nuevo gobierno establecido por los rebeldes.
Yo tenía sueños, metas finales y objetivos a medio y corto plazo que se iban cumpliendo uno tras otro hasta que eso sucedió.
También los tenían mis padres.
Mi madre estaba a punto de recibir un ascenso en su empresa y mi padre acababa de ganar un concurso de arquitectos cuyo diseño ganador de un rascacielos en Capitol Hill iba a ser llevado a cabo bajo su supervisión.
Había una cena en familia planeada para conmemorar ambas cosas a la vez, pero nunca tuvo lugar pues los rebeldes llegaron antes.
Mis padres murieron y con ellos sus sueños y los míos.
Quería terminar los estudios elementales, ir a la universidad y seguir los pasos de mi padre. Algún día quizá diseñar algo juntos, verlo convertirse en realidad y que forme parte del paisaje urbano, que la gente diga "este edificio fue diseñado por el prestigioso arquitecto Courp y su hijo".
