Atala Narum

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La Espontánea

 Área 11: Serenity Ville17 añosAltura: 1

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Área 11: Serenity Ville
17 años
Altura: 1.65
Peso: 59
Cosechada
Arma: Cuchillo, daga
Fortalezas: Perseverante, Dulce, Sincera
Debilidades: Estricta, Obstinada, miedo a las alturas
Amuleto: Gema

—¿Recuerdas cual es la X? —pregunto. Veo a Vox aproximar el dedo al papel en el que está escrito el alfabeto. Primero duda un poco, pero después señala la letra X—. ¡Eso es! —exclamo para alentarlo. Él sonríe.

Está siendo una tarea más dura de lo que pensaba enseñarlo a leer. Aún no hemos hecho grandes progresos, pero ya reconoce algunas letras.

—¿Puedes decirme ahora dónde está la P?

Esta vez, él se lo piensa más. Observa la hoja concentrado, pasando el dedo por las diferentes letras, pensando en la respuesta.

—Se acaba el tiempo —digo canturreando.

Al final se decide por la B.

—No, no, no. ¿Recuerdas lo que dijimos sobre la P? Tiene sólo un arco, no dos.

Vox suspira. Se que está aburrido, pero me he propuesto enseñarle a leer, así al menos podrá comunicarse con nosotros de alguna manera.

—Pero de todas formas son muy parecidas. Es normal que las confundas. Pronto podrás escribir tu nombre.

Él toma un lápiz y escribe "Vox", luego me lo enseña orgulloso.

—Muy bien. Pero... antes de llamarte Vox, ¿no tenías ningún otro nombre?

Ante mi pregunta, él se encoge de hombros y sacude la cabeza.

—Tus padres debieron haberte puesto algún nombre, ¿no?

Vox señala la palabra que acaba de escribir y después se señala a sí mismo.

Desde que llegó a casa me he estado preguntando cuál sería su verdadero nombre. Vox llegó a casa cuando yo tenía tan sólo seis años, montado en el vehículo de un revendedor de avoxes ambulante. Mis padres no tenían intención de adquirir ninguno, sin embargo, nuestros ojos se encontraron cuando él se asomó por la ventana y no pude apartarlos. No se ven niños avox a menudo y de inmediato quise saber el por qué. Mis padres y mi abuelo me regañaron por impertinente, pero el hombre le quitó importancia.

—Eso es irrelevante. De hecho ni yo mismo lo sé. Es trabajo de los jueces decidir si alguien merece ser despojado de su lengua. Yo tan sólo soy un humilde empresario —dijo, después miró al chico y le silbó, haciéndole un gesto para que bajase—. Pero si se me permite dar mi opinión diré que el ejemplar B65 es muy servicial y dócil a pesar de su corta edad. Tiene usted muy bien ojo señorita.

—¿Nos lo podemos quedar mamá? —fue lo que dije.

Ella no parecía muy convencida pero mi padre se puso de mi parte diciendo que podría hacerme compañía durante su ausencia y al final accedió.

Causa y EfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora