Akiva Bunner

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El gentil

 Área 1: Capitol Hill

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Área 1: Capitol Hill

17 años

Altura: 1.82

Peso: 75

Cosechado

Arma: Espada

Fortalezas: Estratega, dotes de liderazgo, analítico

Debilidades: Género opuesto, demasiado seguro de sí mismo, rencoroso

Amuleto: Corazón partido

Missy gira la cabeza en cuanto oye nuestros pasos, se levanta de su lugar favorito bajo una azalea y corre hacia nosotros moviendo el rabo. Pepper y Bastille la siguen de cerca.

—¡Hola Missy! ¿Qué tal estás hoy? —dice Karou suavemente. La pitbull negra y blanca es su favorita. Es la mayor de las tres, y la líder del grupo, manteniendo esa pose orgullosa unos pasos por delante de las otras dos, Pepper la galga marrón y Bastille la pointer manchada.

—Quieta —digo secamente. Missy me obedece y deja de saltar alrededor de Karou—. Buena chica.

Le doy la palmadita en la cabeza de rigor y en un minuto, las tres tienen la correa enganchada al collar.

—¿Puedo llevar a Missy? —me pide Karou. A lo que yo asiento y le paso la correa.

Las chicas, como nosotros las llamamos, se aburren todo el día dando vueltas por el jardín. Son unos animales muy enérgicos y desde que ejecutaron a mi padre ya no salimos de caza como solíamos hacer. Pasearlas dos veces al día es lo menos que podemos hacer por ellas, sino se vuelven traviesas. Comienzan a escarbar por todos lados, y destrozar las flores de mi madre.

—Aún pienso que deberíamos darlas en adopción —digo.

—¡No digas eso! Tu padre se debe estar entristeciendo de oirte hablar así.

—Bueno, precisamente creo que por eso deberíamos buscarles otro hogar. Alguien que se pueda dedicar a ellas y hacerlas felices.

Tres perros dan demasiado trabajo, especialmente unos así de activos. Sin embargo, entre yo y mi madre a penas nos alcanza el tiempo para emplearlo en sus necesidades. A penas tengo tiempo para mí, buscando algo a lo que dedicarme después de que mi carrera universitaria se fuera al traste. Mi padre era un devoto de sus niñas. Las quería como a hijas, y ellas lo adoraban.

—Yo puedo ayudaros, y lo sabes. Especialmente si se trata de Missy.

Le sonrío, pasando mi brazo por su hombro y atrayéndola hacia mí. Con sólo pensar que los de nuestra área tienen más posibilidades de salir cosechados, pues enviaremos cuatro tributos a la Arena, me pongo de mal humor. ¿Cómo va alguien como ella a hacerlo en los Juegos? El haberlos estudiado en el pasado hace que no me quede tranquilo, sé lo que son y sé dónde se estaría metiendo y sé que en otras áreas va a haber gente muy preparada. Los chicos de Peace Road por ejemplo tienen acceso a armas, cosa que incluso a mí como estudiante de Vigilante me estaba restringida. Así que si algún padre es lo suficientemente listo, ya habrá puesto algún arma en manos de su hijo desde que se anunciaron los Juegos.

Causa y EfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora