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- ¿Me vas a besar hoy, o tampoco? - la pelinegra solamente le miraba a los ojos, como si fuera lo más hermoso del mundo, nada le importaba ni siquiera el lugar donde estaban, eran ellas dos y nada más.
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- ¿Sabes? Te merec...
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(...)
Lyra no tenía ni la más mínima idea de cómo había llegado al castillo. Estaba empapada por la lluvia y los pies los tenía escurriendo de agua gracias a Pevees.
-¡PEEVES! -gritó una voz irritada-. ¡Peeves, baja aquí AHORA MISMO! -
Acababa de entrar apresuradamente desde el Gran Comedor la profesora McGonagall, jefa de la casa de Gryffindor. Resbaló en el suelo mojado y para no caerse tuvo que agarrarse al cuello de Hermione.
-¡Ay! Perdón, señorita Granger. -
-¡No se preocupe, profesora! -dijo Hermione jadeando y frotándose la garganta.
- ¿Estás bien? - pregunto Lyra mirando con atención a la castaña. Hermione solo asintió mientras seguía frotando su garganta.
-¡Peeves, baja aquí AHORA! - grito con molestia la profesora.
-¡No estoy haciendo nada! -contestó Peeves entre risas, arrojando un nuevo globo lleno de agua a varias chicas de quinto, que gritaron y corrieron hacia el Gran Comedor-. ¿No estaban ya mojadas? ¡Esto son unos chorritos! ¡Ja, ja, ja! -Y dirigió otro globo hacia un grupo de segundo curso que acababa de llegar.
- ¿Puedo hechizarlo? - pregunto Lyra mirando a la profesora McGonagall.
- No hace falta querida - respondió a la pelinegra - ¡Llamaré al director! -gritó la profesora McGonagall viendo al fantasma -. Te lo advierto, Peeves... -
Peeves le sacó la lengua, tiró al aire los últimos globos y salió zumbando escaleras arriba, riéndose como loco.
-¡Bueno, vamos! -ordenó bruscamente la profesora McGonagall a la empapada multitud-. ¡Vamos, al Gran Comedor! -
Los 4 leones dejaron sus maletas en la zona donde luego las llevarían a los dormitorios. A su lado iba un Ron igual de empapado que ella y ambos temblaban por el frío que tenían en ese momento. Harry estaba igual que los dos, temblando y frotandose para generar calor. Entre los 4 leones comenzaron a caminar hacia el gran comedor, entre conversaciones al azar y el inicio del verano, claro que Lyra no tenía mucho que contar y lo poco que hizo no debía contarlo a nadie, ni al mismísimo ministro de magia según las palabras de Walburga Black, su abuela.
- A veces me cuestionó si realmente nosotros 3 tenemos la misma neurona - dijo Lyra de la nada, mirando al pelirojo y al pelinegro quienes se frotaban los brazos así mismos para calmar el frío - Tenemos varita, somos magos ¿Por que no nos hemos calentando y secado con un hechizo? - pregunto sacando su varita.
