⚛Capitulo 24⚛

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Mi cuerpo se movía lentamente siguiendo el ritmo de la canción, mis manos iban desde mi cabello hasta mi cintura poniéndole un toqué de sensualidad a lo que estaba haciendo. Si antes me hubiesen  dicho que estaría haciéndole un baile a un chico en un habitación donde cualquier cosa podría pasar, seguramente pensaría que esa persona estaba loca.

—Acércate —pidió y eso hice.

Quedé de pie entre sus piernas, la posición en la que estábamos me permitía ver perfectamente lo atractivo que es el chico sentado en el sofá.

Desde hace semanas me pregunto ¿por qué se fijó en mí? ¿Qué tengo que le pudo llamar la atención a él pero no a su primo?

Y la respuesta estaba en sus mismas palabras: no necesitas cambiar nada para gustarle a alguien porque quien de verdad se interese en ti te amará tal cual eres.

Ahí estaba la respuesta que tanto había buscado, a Donovan nunca le interesé, él jamás podría ver mi valor como persona ni aunque pasaran muchos años más. Aunque a este punto ya no importa.

—¿En que piensas? —preguntó al mismo tiempo que jalaba de mí haciendo que cayera sobre él con mis piernas al lado de las suyas.

—En nada.

Apartó un mechón de cabello que quedó sobre mi rostro, por extraño que pareciera; no me incomodaba estar en esta posición con él, ni siquiera me importaba que el vestido se me haya subido y que él tuviera una de sus manos en mis nalgas.

Dejó un corto beso sobre mis labios y luego siguió su camino hasta llegar a mi cuello, la sensación de sus labios sobre mi piel me causaba un escalofrío placentero.

Sentía como algo cada vez se presionaba más contra mi parte íntima. Me hacía una idea sobre que podría ser.

—¿Recuerdas ese día cuando me dijiste que tenía cara de que me ponía todo lo que tenía una vagina entre sus piernas? —preguntó cerca de mi oído —Tienes razón, pero nada me pone tanto como tenerte a ti encima de mi; con solo un par de prendas que impiden que te haga mía de una vez.

Mi voz se había ido y sus palabras causaban algo indescriptible en mi, era un sensación nunca antes experimentada.

Su mano bajó el tiro de mi vestido y cuando sentí su lengua recorrer mi hombro un inevitable gemido se escapó de mis labios. Ahora podía entender un poco más a Fabia cuando decía que me pedía de algo bueno.

—¿Querías conocerme? pues este soy yo. Soy ese chico que te va a decir lo hermosa y especial que eres... pero también soy ese que te hará rogar que te folle.

Apenas terminó de decir eso se levantó conmigo en brazos y caminó los pocos pasos que nos separaban de la cama, de manera suave me dejo sobre el colchón, sus pupilas dilatadas y esa sonrisa moja bragas que tanto solía usar conmigo aparecían en el juego dándole un aspecto irresistible.

Se posicionó sobre mi apoyando su peso en uno de sus brazos, juntó sus labios con los míos en un beso que me recordó al primero que nos dimos, ese beso en el que lo confundí con el que había sido mi crush.

Quien diría que hace unas cuantas semanas me seguía gustando Donovan y ahora estaba a punto de follar con su primo.

Poco a poco la antigua Venus se iba yendo y dejaba paso a esta nueva yo, a una que comenzaba a ver la vida de otra manera y pensaba que tal vez las palabras de Fabia no eran tal vulgares después de todo.

TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora