⚛Capítulo 52⚛

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¿Quién diría que los últimos días de instituto se irían en un abrir y cerrar de ojos?

Estamos a una semana de terminar las clases y aunque trate de negarlo creo que si voy a extrañar un poco este lugar, no fueron mis mejores años pero sin duda este último sí marcó diferencia con los anteriores.

—Ya estoy pensando en cómo te vestiré para la fiesta. —Fabiana y su manía de querer elegir mi ropa hasta para dormir.

—Debes entender que yo no soy una muñeca a la que puedes vestir y desvestir a tu antojo.

—Vestir sí, pero desvestir, ahm… no me van esas cosas, eso se lo dejo a Alan.

Allí estábamos, yo sentada en mi cama y ella sacando ropa de mi clóset y tirándola de un lado a otro. Hoy es el último partido y ella está empeñada en que debemos ir con los colores del instituto.

—Aquí tienes, cámbiate. —me tendió un jeans y una franela con los mismos colores que ella estaba usando.

—Pero es que yo ni siquiera quiero ir.

No me emocionaba para nada ver a un montón de chicos corriendo detrás de un balón y mucho menos me emociona saber que mañana yo seré una de las que le toque limpiar la cancha.

Jodido día cuando al profesor de deportes se le ocurrió apostar la limpieza.

Fabia salió de mi habitación para que empezara a cambiarme, el juego comenzaba en una hora aproximadamente y ella quería llegar antes para así conseguir buenos lugares, cuando estuve lista me calcé unas deportivas negras y bajé en busca de mi prima.

—¡Al fin! Creía que tendría que subir a buscarte.

Guardé mi teléfono y tomando las llaves salimos de la casa para ir hacia el instituto. En el camino veíamos a chicos de nuestra edad pero con franelas del otro equipo, según comentarios el partido estaría interesante, nuestro instituto logró llegar a la final pero el otro equipo es muy bueno y ya su instituto a ganado varias veces las finales de fútbol Inter escolar.

En las puertas del instituto habían varios grupos de alumnos, tanto de este como del instituto rival, Fabia tomó mi mano y pasando el barullo que había obstruyendo la puerta logramos colarnos al interior del lugar y dirigimos hacia la cancha, las gradas ya estaban bastante llenas por lo que nos fue un poco difícil encontrar un buen lugar, pero una vez hecho ocupamos nuestros asientos y nos turnamos para ir a comprar algunos dulces para así pasar el rato mientras daban inicio al partido.

Cada vez las gradas se iban llenando más y los comentaristas se hacían oír por los parlantes, tiempo después llamaron a ambos equipos y estos hicieron su acto de presencia, nuestro equipo lucía con orgullo su uniforme blanco y vinotinto, en sus rostros se podía notar la seguridad que tenían, venían a darlo todo y no se iban ir sin ese trofeo.

Sin duda el número 8 era el que más llamaba la atención, y aunque no era el capitán si era el más coreado por el público.

Nuestras miradas se encontraron y una sonrisa apareció en sus labios, a veces soy un poco tonta pero no ciega, y tenía que admitir que Donovan se veía muy bien en su uniforme.

—Debo admitir que envidio las nalgas de Donovan, las tiene tan firmes y redondas —Fabia hacia formas con sus manos simulando que esas eran las nalgas del chico antes mencionado. —yo no me quejo de las mías pero daría lo que fuera por tener un culo como el de él.

El ruido hizo callar a Fabia y ambas pusimos nuestra atención en los chicos que estaban en sus posiciones, esperando el sonido del silbato que daría inicio al juego.

El juego comenzó y por más que intentara entender solo veía a chicos corriendo de un lado a otro, esto solo termina de confirmar que yo no entiendo nada de deportes.

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