⚛Capitulo 8⚛

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Mi día preferido de la semana había llegado, y con él; la insistencia de mi prima por ir a la fiesta de mi casi vecino.

—Venus, por favor — decía mientras juntaba sus manos en forma de súplica.

—No

—Dale, anda. Desde que llegué no he salido a ningún otro lugar que no sea tu casa y el centro comercial. —era cierto, pero no lo hacía no porque no conociese el lugar sino que le daba pereza salir sola, y eso ya no era culpa mía.

—No, Fabiana Reece, no quiero ir a la fiesta de Donovan Carson. Ya entiéndelo.

—Eres tan mala, pero ya verás que no me rendiré tan fácil. —sabía que no lo haría, seguiría jodiendo hasta conseguir que la acompañase. —No entiendo por qué no quieres ir, el tipo te gusta y lo más lógico es que una chica enamorada busque cualquier oportunidad para estar cerca del chico —en este caso, idiota— que le gusta.

—No soy una enamorada cualquiera —dije mientras me encogía de hombros restándole importancia al asunto.

Terminamos de llegar al salón multiusos donde hacían diferentes actos, en este caso; era el aniversario del instituto por lo que las clases estaban suspendidas, pero aún así era obligatorio asistir.

Caminamos hasta las hileras de asientos centrales y nos sentamos al igual que varios compañeros más que iban llegando. El lugar estaba adornado con telas vinotinto, blancas y doradas, esos eran los colores representativos del instituto. En una larga mesa en la tarima  estaban sentados algunos de los profesores que tenían más trayectoria educativa en el lugar, la esposa del director el cual estaba junto a ella y un par de personas más que no sabía quiénes eran.

Los minutos pasaron y ya todos los alumnos estaban sentados por lo que el director se levantó de su lugar y caminó hasta el pódium donde estaba el micrófono.

Al intentar hablar un molesto ruido salió de los altavoces y luego de unos golpecitos al micrófono la voz salía con claridad.

Queridos estudiantes, me alegran que hayan decido venir al este acto en el cual conmemoramos un año más desde la fundación de nuestro instituto.

Mentiroso, nos obligaron a venir diciendo que pasarían asistencia y el que no estuviera se le quitaría un punto de la nota final en cada materia.

...Hoy se conmemoran 40 años desde que se fundó esta casa de estudios, el lugar al que vienen a adquirir conocimientos que con mucho amor los profesores les enseñan.

Dejé de prestar atención a lo que el director decía pues ya tenía cinco años consecutivos oyendo el mismo discurso y me lo sabía de memoria.

Uno por uno fueron diciendo su discursos hasta que ya todo estuvo casi dicho.

A los alumnos de último y penúltimo año, disfruten del tiempo que aún les queda en este lugar pues esta etapa sólo pasa una vez en la vida, y aunque muchos de ustedes perderán el contacto al  entrar a la universidad; no duden en quedarse  con los buenos momentos que todos vivieron juntos.

«Si claro, me quedaré con los buenos pelotazos que me dio Donovan » pensé mientras oía a la profesora decir esas palabras.

El acto terminó y como estampida los alumnos comenzaron a salir del salón empujándose unos a otros, Fabia y yo permanecimos en nuestros asientos hasta que el lugar se fue vaciando para así poder salir sin que alguien nos llevase por delante.

Los pasillos estaban repletos de alumnos de todos los años reunidos en pequeños grupos, unos que otros metiéndose la lengua hasta la garganta aprovechando que no había profesores a la vista y varios más lanzándose bolas de papel.

—¿Vamos a la cafetería? No comí antes de salir y estoy muriendo de hambre —sin esperar respuesta de mi parte Fabia tomó mi mano y empezamos a caminar entre el montón de personas.

Cuando por fin logramos pasar todo el barullo de gente llegamos a la cafetería que estaba poco concurrida, pedimos unos sándwiches y dos botellas de jugo y caminamos hasta una de las mesas para comer.

—¿En serio no irás conmigo a la fiesta? —preguntó mi prima mientras destapaba su botella de jugo.

—Ya te dije que no.

—¿Pero por qué? —volvió a preguntar.

Esta mujer cuando quería ser un grano en el culo nada la detenía de lograrlo.

—Porque no quiero ver como un montón de adolescentes hormonales se manosean sin pudor alguno frente a mí. Es traumático sabes.

Una carcajada salió de sus labios al oírme decir eso.

—¿Pero no dices que es traumático cuando tú follas con alguien, o sí?

—Yo aún no he tenido relaciones sexuales con nadie —informé en un susurro mientras me acercaba a ella para que nadie pudiese oír lo que decía.

Sus ojos se agrandaron de tal manera que la sola imagen me recordó a un búho.

—¿Quién carajos le dice relaciones sexuales a follar hoy en día?

—Eres tan vulgar —dije mientras le hacía mala cara.

—No, tú eres muy recatada y correcta. Ya me imagino tu forma de decir vamos a follar, seria algo así como: oye, ¿quisieras tener coito conmigo?

Una gran carcajada brotó de su garganta llamando la atención de un grupo de chicos que estaban en una mesa cerca de donde nosotras estábamos sentadas.

—A veces eres tan molesta —espeté a la vez que me levantaba de la mesa y caminaba hacia un cesto de basura, tiré la botella de jugo vacía y los envoltorios de los sándwiches, y caminé hacia la salida.

No esperé a mi prima, solo salí de allí sin más.

No estaba molesta, pero a veces es realmente fastidioso tener que aguantar las burlas de mi hermano en casa; como para aguantar también las de mi prima en el instituto.

Tal vez debas dejar de ser virgen y así ya no se burlaran de ti —decía esa voz dentro de mi.

—Ni hablar, prometí guardarme para el amor de mi vida. —susurré para mí misma mientras iba hacia la salida del plantel.

—¿Con quién hablas? —oí una voz tras mi espalda, haciendo que por el susto pegase un brinco.

—Joder —llevé mi mano a donde se encontraba mi corazón y sentí como este iba muy rápido —No es de tu incumbencia —espeté al ver al chico frente a mí.

—Mi abuela solía decir que los locos hablan solos —decía, mientras una sonrisa burlona se formaba en sus labios.

¿Acaso hoy es el día donde se burlan de mi y yo no sabía?

—Tu abuela seguro no contaba con tener un nieto tan metiche como tú —espeté mientras me cruzaba de brazos.

—Tu madre seguro no contaba con tener una hija tan morbosa como tú, mira que recuerdo perfectamente como te me quedaste viendo la polla. —decía mientras tomaba mi misma postura.

Eso fue un golpe bajo.

—Yo no hice tal cosa.

—Yo creo que si lo hiciste. — dio un paso hacia mi y yo retrocedí sintiendo como mi espalda tocaba la pared y viendo como cada vez su rostro estaba más cerca del mío —Pero me gusta así, que no des tu brazo a torcer tan fácil. Adiós, acosadora.

En cuestión de segundos se separó de mi y siguió con su camino. Solté el aire que hasta ese momento no sabía que contenía y seguí mi camino hacia la salida con sus últimas palabras rondando mi cabeza.

Adiós, acosadora

¿A acaso sabía sobre mis salidas a trotar de noche? No creo que eso sea posible, tengo especial cuidado en que nadie me vea subir al árbol.

TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora