⚛Capítulo 38⚛

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Una semana había pasado desde que Alan me dejó en la cafetería y había tenido que llamar a mi hermano para que fuera a buscarme, desde ese día no sé nada de él, he intentado llamarlo pero me manda a buzón, le he enviado mensajes y la gran mayoría los dejó en visto.

Hoy es el cumpleaños de Jayson y sé que él irá porque mi hermano me dijo, también me dijo que soy idiota; aunque bueno, eso no es una noticia nueva. Pero como sea, hoy hablaré con él así tenga que encerrarlo en una habitación de la casa y hacer que me escuche.

—¿Estas lista? —pregunta Jay entrando a mi habitación. —Nos vamos en 10 minutos.

Con pesadez me levanté de mi cama y haciendo a un lado toda esa bola de pensamientos que estuvo torturándome durante la semana tomé mi bolso y bajé junto a los demás.

Ya fuera de la casa estaban mi hermano y mi prima metiendo cajas repletas de licor en el auto de Facu, antes de siquiera empezar a caminar hacia ellos una mano en mi hombro me detuvo, cuando volteé mi cuñado me tendía una pequeña caja para que lo ayudara a llevarla hasta su auto.

—Ya quita esa cara —dijo Fabia apenas me vio llegar. —hoy será un día para divertirnos, emborracharnos y tener sexo alocado... o bueno, puede ser también de reconciliación, como sea el sexo siempre es bueno.

Terminamos de meter unas cuantas cosas más en el maletero del auto y subimos para por fin tomar rumbo hacia la casa de playa.

                              ♡♡♡

¿La vida podía joderme más?

La casa que Jayson había alquilado quedaba justo en la misma playa a la que Alan me había llevado hace tiempo. Como pudimos bajamos todo y entre los cuatro fuimos metiendo las cajas a la casa.

Según mi hermano, pasaríamos el fin de semana acá y regresaríamos el domingo por la tarde.

—Entonces... Venus acomodará las botellas en la barra, Fabia ayudará a Facu con las luces y yo moveré los muebles y llevaré todo aquello que se pueda romper fuera del alcance de los futuros borrachos.

Todos asentimos de acuerdo con sus  ordenes y nos pusimos manos a la obra, teníamos aproximadamente unas 6 horas para armar todo como mi hermano quería y con lo exigente que era Jayson íbamos contra el reloj.

La barra que daba vista a la gran sala era impresionante, estantes de madera oscura le daban un toque un poco rústico a las paredes blancas de al rededor y combinaban a la perfección con barra de granito color negro en la que había puesto un par de botellas de vodka como decoración.

Desde aquí podía ver como mi hermano movía los muebles a una habitación de la planta baja y como poco a poco la pista de baile iba quedando libre.

También podía oír cómo Facu discutía con Fabia por estarle diciendo mal las instrucciones de las luces por varios minutos.

Cuando terminé de poner las botellas de diferentes marcas en los estantes fui hasta donde estaba mi hermano y empecé a llevar a la misma habitación todos los floreros y adornos que aún quedaban en la sala. Mi cuñado y mi prima por fin habían logrado conectar las luces desde varias esquinas en la casa para que reflejaran en los lugares correctos como la barra, la pista de baile y la pequeña tarima donde estaría el DJ.

Al final mi hermano si había hecho caso a mi sugerencia de contratar un DJ, el cual llegaría poco antes de iniciar la fiesta.

Cuando todo estuvo listo subimos a las habitaciones que usaríamos durante nuestra estadía en la casa, había tenido la suerte de elegir una que tenía un baño incluido por lo que de una fui hasta allí para tomar una ducha.

Apenas sentí el agua caliente tocar mi cuerpo mi mente quedó en blanco dándose un respiro de todo eso que había estado jodiéndome durante varios días.

Se supone que la ducha que sería rápida terminó durando más de lo planeado, estaba tan relajada que no quería abandonar la lluvia artificial que cubría mi cuerpo pero, al oír los gritos de mi hermano me vi en la necesidad de hacerlo.

Apenas abrí la puerta del baño vi a Jay sentado en la cama con una pequeña caja a su lado, sin prestarle mucha atención caminé hasta mi bolso para buscar la ropa que me pondría y comencé a dejar sobre la cama blusas y jeans que pudieran combinar.

—Te dije que no iba a permitir que te vistieras para mi fiesta como normalmente lo haces. —se quejaba mi hermano, a la vez que me apartaba del bolso para evitar que siguiera sacando ropa.

—¿Qué tiene de malo mi ropa?

—Nada, pero hoy quiero presumir a mi hermana, y en serio, no tengo problemas con lo que sueles vestir; y menos sabiendo que sueles robarte mis franelas, pero por favor, solo por hoy has una excepción y ponte lo que te compré. —me hizo sentarme en la cama y frente a mi destapó la caja que segundos antes estaba a mi lado. —Es un regalo de mi parte, aunque no debería porque se supone que el que tendría  recibir regalos soy yo.

Tomé la prenda entre mis manos y vi que era un vestido corto en color rojo, la tela era suave y brillosa y en la parte baja tenía  un arruchado en el lado derecho.

—Aún falta más —del fondo de la caja sacó un pequeño encaje doblado y cuando lo expuso a mi era un culotte del mismo color del vestido. —te iba a comprar una tanga pero supuse que no te gustaría.

—Estabas en lo correcto.

Hasta ese momento no había notado que Jayson ya estaba listo, tenía un pantalón de vestir negro que se ajustaba un poco a sus trabajadas piernas combinado con una camisa roja arremangada hasta los codos y, contrario a lo que creía, en vez de tener zapatos elegantes que complementaran su look, estaba usando unos tenis blancos tipo botines que tenían uno que otro detalle en negro y dorado.

Dejando de admirar la vestimenta de mi hermano regresé al baño para ponerme la ropa interior y el vestido, no me quedaba tan corto y hasta ahora noté que la espalda quedaba descubierta y era adornada solo con unas finas tiras que cruzaban de lado a lado.

Cuando salí nuevamente a la habitación mi hermano tenía esa gran sonrisa que siempre ponía cuando se salía con la suya, de detrás de su espalda sacó un par de tenis iguales a los de él y me los tendió, eran justo de mi talla y realmente eran muy bonitos.

Bajo su atenta mirada me calcé los zapatos y me paré frente a él para que me dijera que tal me veía.

—¿Algo que decir? —pregunté luego de dar una vuelta.

—¿Te crecieron las nalgas? —preguntaba mientras sus dedos a su barbilla. —como sea... estas preciosa, los Kelly arrasaremos hoy.

Luego de eso la puerta se abrió dejando ver a Fabia quien traía consigo su estuche de maquillaje y claramente venía a terminar lo que Jayson había empezado.





Capítulo  dedicado a mis bebés:

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