No soy la persona más deportista del mundo, puedo hacerlo, pero no es mi actividad favorita. Yo preferiría pasar horas en la biblioteca leyendo, pero sé que eso no haría que apruebe educación física.
—RAPIDO TORTUGAS O LOS PONDRÉ A DAR CINCO VUELTAS MÁS —gritó el profesor.
El aire me falta, siento mi boca reseca y mis pulmones arden por falta de oxígeno.
No puedo más, siento que en cualquier momento caeré al piso.
—VAMOS CHICOS, TRES VUELTAS MÁS Y LOS DEJO DESCANSAR — seguía gritando el profesor a la vez que sonaba el silbato que siempre colgaba en su cuello.
Iba a la mitad del grupo, varios compañeros iban mucho más adelantados y otros más atrás. Faltaba poco más de una vuelta y media para terminar finalmente. Cada vez estaba más cansada por lo que bajé el ritmo de mi trote hasta quedarme a la par de los últimos.
No me había dado cuenta que una de mis agujetas estaba suelta hasta que alguien la pisó y provocó que me fuera de bruces contra el piso.
—Lo siento rarita —se burló Wendy a la vez que lanzaba un beso al aire y seguía trotando.
Lancé maldiciones silenciosas al derecho y al revés, sabiendo que si tuviese la oportunidad de hacerlo a la cara me quedaría callada tal como lo he hecho en ocasiones anteriores.
Ánimo Venus, solo cuatro meses más y te irás a otra ciudad a estudiar, no volverás a ver a Wendy y mucho menos al idiota que nunca vio lo que tenía frente a sus ojos —decía mi subconsciente como consuelo.
Me levanté del suelo y empecé a caminar notando un ardor en una de mis rodillas, al bajar la vista hacia esa parte de mi cuerpo pude ver como pequeñas gotas de sangre se hacían presentes. Lo que me faltaba, me había raspado la rodilla.
Llegué hasta donde estaban el resto de mis compañeros sentados y busqué en mi bolso una botella de agua, me senté junto a los demás y empecé a beber el líquido sintiendo como mi garganta se refrescaba y pasaba la incomodidad que provocaba la falta de agua y un continuo trote.
—Díez minutos de descanso y el resto de tiempo que queda haremos un partido de vóleibol. —anunciaba el profesor.
Varios se quejaban mientras otros más ya comenzaban a hacer sus equipos.
Poco a poco cada uno de los alumnos se fue integrando a un equipo quedando yo en el contrario al que estaban Donovan y su novia.
Cada equipo se dirigió a su lugar en la cancha mientras el profesor caminaba delante de nosotros con el balón en las manos.
—Para hacerlo más interesante, el equipo ganador tendrá dos puntos extra en mi materia y al perdedor le tocará limpiar la cancha de fútbol después del último juego.
¿El último juego? Joder, ese era el día más desastroso en el instituto.
Todos los alumnos estuvieron de acuerdo con la propuesta del profesor, lo que quería decir que este juego sería a muerte. Nadie en su sano juicio se ofrecería a limpiar la cancha después del último juego de fin de curso.
El silbato sonó y el balón comenzó su recorrido de un lado a otro por encima de la maya, cada equipo trataba de evitar que le marcaran un punto pero hacia lo imposible por que el balón picase del lado contrario.
Los minutos pasaban y ninguno de los dos equipos había hecho el primer punto.
Me encontraba junto a un chico cubriendo la zona media de nuestro lado de la cancha cuando Donovan remató haciendo que el balón volara y fuera a parar directo a mi rostro, hubiese podido bloquear el golpe, claro, si hubiese estado atenta al juego y no a mi zapatos.
¡Maldita sea! a este paso voy a necesitar una rinoplastia antes de que acabe el año —pensé justo en el instante en que sentí el impacto haciendo que perdiese el equilibrio y cayera sentada de culo contra el suelo.
Dolía como el infierno.
Seguro en un rato más estará hinchada y de un color muy feo.
Sentí algo caliente bajar por mi nariz, llevé mis dedos hasta esa zona y cuando mi vista se posó en ellos; estos estaban manchados de un rojo carmesí.
—Joder —murmuré a la vez que me levantaba bajo la vista de todos.
Caminé hasta donde estaban todos los bolsos y cuando encontré el mío saqué un pañuelo y lo llevé a mi nariz para evitar que la sangre manchara mi ropa.
—Ve a la enfermería Kelly —ordenó el profesor, mientras los demás volvían a sus posiciones en la cancha. Si mi presencia no había sido de mucha ayuda, estaba segura que mi ausencia no haría falta.
Antes de retirarme del lugar eché un vistazo hasta donde estaba Donovan y pude ver como junto con su novia reían, nuestras miradas se cruzaron y una sonrisa burlona apareció en su rostro a la vez que guiñaba un ojo.
Estaba muy jodida si después de este golpe seguía negándome a ver lo que evidentemente era, un completo idiota que nunca cambiaría.
Siempre era lo mismo.
Algo pasaba, decía que ahora si me olvidaría de él y dos días después volvía a suspirar al verlo pasar.
Llegué hasta el interior del instituto y caminé hasta la enfermería, por suerte no habían más alumnos que me hicieran esperar mi turno.
—Hola, Sara —saludé a la enfermera después de haber entrado al lugar.
—¡Demonios, Venus! ¿Otra vez?—preguntó mientras llegaba hasta mi y me llevaba al baño.
No era la primera vez que llegaba a este lugar con una hemorragia nasal, siempre que preguntaba que qué me había pasado yo solo respondía Un pequeño accidente.
Nunca me atreví a decir que recibía balonazos de parte de Donovan pues le sacarían del equipo de fútbol y se cuanto le gusta y que tan importante es para él.
No espero que cambie, de hecho; sé que nunca lo hará, pero también sé que será peor para mi si lo acuso.
Después de haberme sacudido la nariz expulsando toda la sangre acumulada que tenía por haber venido con el rostro un poco alzado; tomé una toallita húmeda de una cajetilla que estaba en una repisa junto al lavamanos. Me limpié la nariz quitando así cualquier mancha roja que pudiese haber quedado y salí del cubículo.
—¿Otro accidente? —preguntó Sara cuando me senté frente a su escritorio.
—Que te digo, soy la torpeza en persona —dije a la vez que me encogía de hombros.
—Venus... ¿te hacen bullying?
Si, el idiota del que estoy enamorada hace años cada vez que tiene la oportunidad me da balonazos, me tira comida encima "accidentalmente" y a veces mete el pie para hacer que vaya a dar de bruces contra el piso —quise decir pero en vez de eso me fui por la respuesta de siempre.
—Nadie me hace nada. Sara, soy muy torpe y siempre ando teniendo accidentes.
Sabia que al igual que veces anteriores no quedaba conforme con mi respuesta. Me tendió una pastilla y un vaso de agua, luego de ingerirla me despedí de ella y abandoné el lugar.
Tenia una clase más pero mi cabeza dolía, me iría a casa y ya luego conseguiría el material.NOTA: hay capítulos que no tienen correcciones más que ortográficas, así que pueda que unos los vean igual y otros un poquito diferente.
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TENTACIÓN
RomanceLa tentación puede venir en cualquier presentación, en este caso; la tentación tiene ojos verdes, cabello negro como el carbón y un cuerpo malditamente sexy. Para Venus será muy difícil resistirse pero ¿realmente logrará no caer en las garras del pr...