⚛Capítulo 53⚛

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Quería seguir durmiendo pero el jodido despertador no dejaba de sonar. Y pensar que de limpiar una cancha depende pasar mi materia.

Estúpida apuesta.

Estúpido equipo que no supo ganar.

Dejando atrás mi pelea con el aire me levanté de la cama y crucé el pasillo hasta llegar al baño, me cepillé y me di una ducha rápida, volviendo a mi habitación tomé de mi clóset un jogger y una franela blanca y procedí a vestirme tan rápido como pude, tal vez no estuviera tan apurada si hubiese decidido levantarme en vez de quejarme de por qué yo no debería limpiar; como si alguien me estuviese oyendo. Me calcé unas deportivas negras y tomando una liga para cabello y mi teléfono bajé rápido, mi madre estaba en la cocina por lo que me despedí de ella con un beso en la mejilla y salí en dirección al instituto.

Recorrí las pocas cuadras y cuando llegué pude ver al grupo del que había formado parte durante la clase de deporte, unos más animados que otros pero básicamente todos en la misma sintonía, ninguno quería limpiar el desastre que quedó después del juego.

Las puertas del instituto se abrieron y dejaron ver al profesor quien nos hacía seña de que le siguiéramos hasta la cancha, en el trayecto iba hablando sobre tomar notas de la asistencia para así saber quién pasó y quién no, y nos dejó saber que los señores que se encargaban de la limpieza estaban agradecidos con nosotros por ofrecernos a hacer su trabajo.

Pfffs no nos ofrecimos, nos obligaron porque perdimos un estúpido juego de voleibol.

Cada uno tomó un implemento diferente y empezamos con la limpieza, ¿cómo es posible que un juego de poco tiempo dejara tanta basura?

Cogí la bolsa que me tendió una compañera y fui debajo de las gradas donde habían envoltorios de dulces y vasos desechables por todas partes, entre tanto recoger envoltorios tomé uno que no era precisamente el envoltorio de algún dulce o algo parecido.

—¿Por qué carajos hay un condón aquí? —por suerte nadie me oyó, con el mayor asco que mi ser había sentido lo dejé en la bolsa de basura y después de intentar limpiar mi mano con una hojita seguí con mi tarea.

El profesor estaba sentado en un pequeño banco con sus lentes oscuros sobre su cabeza y un bolígrafo tomando apuntes en una pequeña libreta.

Su trabajo sí que era fácil, él solo ponía notas a cada alumno mientras a personas desafortunadas como yo nos tocaba recoger condones usados.

Las horas pasaron y luego de estar un buen rato bajo el sol de la mañana terminamos de recoger hasta el último vaso que encontramos tirado. El profesor nos felicitó y nos dijo nuestra nota, dejándonos marchar luego de devolver todo lo que tomamos de los cuartos de limpieza.

El regreso a casa fue un poco más animado pues sabía que tendría el resto de la tarde libre, oficialmente había terminado las clases, solo faltaba la ceremonia de grado y al fin podría estar libre durante un par de meses antes de volver a la rutina.

                             ♡♡♡

Mi tarde se resumía a una simple palabra: dormir.

Realmente no había hecho más, mi hermano salió con su novio, mamá tiene turno en el hospital y Fabia no respondió ninguno de mis mensajes, así que a falta de actividad que hacer; decidí hacer lo que mejor se me da, y eso es dormir.

¿Pero que tan extraño sería soñar que estás teniendo ya sabes... un trío?

Eso en mis sueños no es normal, pero creo que me está afectando demasiado oír las recomendaciones de Facu sobre hacer una fiesta de tres con los Carson.

Sus palabras suelen ser algo así como: "Has un trío con los Carson y así puedes decir que probaste a tu ex crush pero que preferiste quedarte con su primo porque sus 22 centímetros te dejan las piernas como espagueti".

Muy vulgar la verdad, pero he aprendido a llevarles la corriente a las obscenidades que salen de las bocas de Jay, Facu y Fabia.

Y si se están preguntando que como Facundo sabe sobre cuánto le mide el paquete a Alan, pues no lo sabe, eso solo fue una suposición de él a base de lo que oyó el día de la acampada.

Una notificación hizo sonar mi teléfono que estaba en la mesita de noche, un mensaje de uno de los chicos de los que estaba hablando anteriormente aparecía en la pantalla y luego de leerlo me asomé por mi ventana tal cual indicaba el mensaje.

Ahí al pie de mi ventana estaba Alan sosteniendo una gran canasta entre sus manos.

—¿Te apetece tener un picnic conmigo? He quedado solo en casa y ya no sabía que más hacer.

—Son las 6:00 de la tarde. —dije sin apartar la vista de él.

—¿Y? este picnic será mejor, verás las estrellas en vez de un atardecer. Anda, baja que me ha costado preparar todo esto. —subía un poco la canasta mientras decía lo último.

Me fijé en como iba vestido y al ver que iba con ropa de estar en la casa decidí no cambiarme, solo me calcé mis pantuflas y tomando las llaves y el móvil salí para encontrarme con él, dejó un beso en mi frente apenas me acerqué y ambos subimos a su auto, lo puso en marcha y entre pláticas nos dirigimos a su lugar planeado.

—¿A dónde vamos?

—Ya te he llevado antes, la primera vez viste un amanecer y ahora tendrás un picnic bajo la luna y las estrellas. —su mano derecha soltó el volante y se entrelazó con la mía.

Ya sabía a dónde iríamos.

—¿Siempre has sido así? —tenía que preguntarlo, la curiosidad podía más.

—¿Así cómo?

—Tan detallista. —respondí a su pregunta.

—La verdad es que no, pero creo que sacas lo mejor de mi y no puedo evitar querer ser así cuando estoy contigo. —su dedo pulgar alcanzaba a hacer leves roces en el dorso de mi mano. —Perdón si te he llegado a incomodar.
¿Como o podía disculparse por ser detallista? Pocos chicos así existían y, joder, a mi me encantaba como es él, Alan es la combinación perfecta entre un chico romántico y uno pervertido.

—No te disculpes —dejé un sonoro beso en su mejilla. —así como eres estas perfecto.

El viaje fue rápido y cuando me di cuenta ya estábamos yendo por el camino de piedras que llevaba al mirador abandonado, unos cuantos minutos más y mi acompañante estacionó el Jeep, bajamos y él sacó de la parte trasera del auto la canasta, juntos caminamos hasta estar cerca del borde y tendió una manta donde tomamos asiento para luego empezar a poner en el espacio que quedaba entre nosotros la comida que había preparado.

—¿Te dio tiempo hasta de preparar brownies? —recordé sus palabras de hace rato.

—Ehhm... No, esos si los compré.

Su risa acompañó al sonido de los grillos que llenaba el lugar, estaba tan concentrada viendo lo que había puesto sobre la manta que no me di cuenta que Alan estaba tomando fotos hasta que vi la luz del flash brillar.





Capítulo dedicado a mis bebés:

*_angelesrondoy
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*melaniejennifer17
*GiuliannysTrujillo

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