⚛Capítulo 50⚛

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Alan estacionó el auto frente a un gran y sofisticado edificio, el chico me había traído a un restaurant, pero no, no era cualquier restaurant, era uno de los más exclusivos de la ciudad donde vivíamos y para poder entrar se debía hacer una reservación con bastante tiempo de anticipación, ¿qué como lo sé? fácil, siempre había querido venir pero ni rompiendo el cerdito donde tengo mis ahorros podría entrar.

Un vaso de agua aquí cuesta un ojo de la cara ¡y es solo agua!

—¿Acaso eres rico y yo no estaba enterada? —pregunté cuando bajamos del auto y él le tendió las llaves a un hombre que lo iría a estacionar.

—¿Me verías diferente si lo fuera?

—No, no soy ninguna interesada. —respondí frunciendo el ceño.

Me tomó de la mano y juntos caminamos hacia la recepción del restaurant donde un hombre vestido de pingüino yacía detrás de un pequeño pódium.

—¿Apellidos? —preguntó el hombre apenas nos vio llegar.

—Johnson Carson. —respondió el chico a mi lado y luego de un asentimiento por parte del hombre frente a nosotros, nos pidió seguirlo y nos condujo hasta llegar a una terraza iluminada donde solo había una mesa para dos.

Alan retiró la silla para que yo tomara asiento y el hombre que nos acompañó hasta acá se retiró haciendo saber que ya vendría un mesero para tomar nuestros pedidos.

—¿Te gusta?

—Siempre había querido venir aquí. —respondí a su pregunta y una sonrisa apareció en sus labios. Ambos tomamos la carta del lugar y empezamos a ver los platillos, mientras más leía sentía que el aire se iba escapando de mis pulmones, cada platillo era más caro que el anterior.

A este paso iba a tener que vender un órgano para poder pagar si quiera una mísera copa de champagne.

—¿Ya decidiste que vas a pedir?

—Estoy a dieta, creo que solo pediré un vaso de agua. —una risita salió de sus labios ante mis palabras y luego le hizo una seña al mesero para que se acercara a nosotros, después de una pequeña discusión terminó pidiendo por ambos y recuerdo muy bien que el platillo que pidió para mi era uno de los más caros. —¿en serio no eres rico?

—No aún ¿por qué? —respondió mi pregunta con otra pregunta.

—Me has traído a uno de los restaurantes más caros de esta ciudad y aún así preguntas que por qué.

—Cuando tienes contactos puedes conseguir cualquier cosa. —respondió mientras se encogía de hombros.

Esto no es cualquier cosa, pero estaba claro que él no pensaba igual.

—¿Está mal que quisiera traerte a un buen restaurant en nuestra cita?  —con que después de todo si era una cita. Negué ante su pregunta. —si tu preocupación es el dinero que pueda gastar, puedes estar tranquila, cariño, el dueño de este lugar es mi padrino y aunque no lo fuera no me molestaría pagar demás por llevarte al lugar que te mereces.

No supe ni que decir, esa respuesta había matado cualquier contestación de mi parte.

El mesero llegó con un pequeño carrito donde traía una botella de algún vino y los platillos que habíamos pedido, los colocó frente a nosotros y después de servir dos copa de vino se retiró haciendo una pequeña reverencia.

La cena transcurrió tranquila entre conversaciones sobre nosotros, estábamos descubriendo un poco más a cerca del otro y eso me gustaba, me gustaba saber cada vez más sobre Alan Johnson.

Cuando terminamos de cenar el chico de ojos verdes se levantó y se acercó a mí tendiéndome su mano, de algún lugar comenzó a sonar una suave melodía que llenaba la terraza que solo era ocupada por nosotros.

—¿Bailas conmigo? —preguntó.

Tomando su mano me levanté de mi asiento y lo seguí unos cuantos pasos hasta llegar cerca del barandal donde se podían ver las luces de los locales al rededor, con este chico me doy cuenta que si es posible tener un amor como el de los libros, ese cliché sobre el chico perfecto que tanto me gusta leer, justo ahora lo estoy viviendo.

Nuestros cuerpos iban de un lado a otro siguiendo el ritmo lento de la música, nuestras miradas conectadas y una sonrisa que poco a poco iba tirando de las comisuras de nuestros labios, este momento es mucho mejor que esos que me imaginaba cuando era niña.

Él no es un príncipe azul como el de los cuentos, yo mucho menos soy una princesa, solo somos dos jóvenes que adoran estar junto al otro.

Por qué sí, me gusta muchísimo pasar el rato junto a él.

—¿Es muy pronto para decir que te empiezo a querer y no amistosamente hablando? —sus palabras erizaron mi piel.

Llevé mi cabeza hasta recostarla sobre su pecho; podía oír el latir de su corazón. Me deleité unos segundo con su magnífico perfume y luego pronuncié un bajo No.

—Te estoy queriendo, Venus Kelly.

Su mano hacía caricias en la parte baja de mi espalda, seguimos moviéndonos unos minutos más y cuando terminó la canción Alan acercó su rostro al mío y unió nuestros labios en un beso lento.

Un beso que poco a poco demostraba nuestros sentimientos hacia el otro, porque ya no es un secreto que este chico me gusta.

El contacto entre nuestros labios terminó y luego de una última vista a las luces de la ciudad volvimos sobre nuestros pasos, antes de salir del restaurant pasamos por una oficina donde se encontraba un hombre de avanzada edad detrás de un escritorio revisando algunos papeles, al percatarse de nuestra presencia se levantó y caminó hasta nosotros, le dio un fuerte abrazo al chico que estaba a mi lado y luego se dirigió a mí dejando un beso en el dorso de mi mano.

Intercambiaron unas cuantas palabras donde yo me mantuve al margen de la conversación y luego nos despedimos, no sin antes oír como el hombre le decía a mi cita cuán afortunado era de encontrar una chica tan guapa como yo.

Mis mejillas estaban rojas ante el cumplido del hombre que amablemente nos despedía agitando su mano en el aire.

Por fin llegamos al exterior del lugar y luego de unas palabras de Alan un chico fue en busca de su auto, cuando el Jeep se estacionó frente a nosotros el chico bajó y luego nosotros subimos emprendiendo nuevamente la marcha de regreso a nuestros hogares.

—Ha sido la mejor cita de mi vida. —dije y me acerqué hasta Alan para dejar un beso en su mejilla derecha. —Por no decir que la única. —susurré eso último pero al parecer él me oyó.

—Y te aseguro que no será la última.





Capítulo dedicado a mis bebés:

*Fernandacashh
*belindamestraacosta
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*MaraAmaya4
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