El camino de regreso al claro fue rápido, ya estaba tarde por lo que todos estaban dormidos, sin hacer mucho ruido caminamos hasta la tienda que compartíamos Alan y yo; luego de cerrarla la sesión de besos continuó, el chico que estaba junto a mi se deshizo de la franela que cubría mi cuerpo y que solo había usado para volver del lago hasta acá.
Su torso estaba desnudo lo que me permitía sentir su piel bajo mis dedos, con cuidado caí sobre los sacos de dormir y él se posicionó sobre mi, con una de sus piernas abrió las mías hasta posicionarse entre ellas; sus labios fueron directo a mi pezón izquierdo mientras que con su mano retorcía el derecho.
Las corrientes de placer que eso me provocaba hacían que arqueara mi espalda en busca de seguir sintiendo ese contacto.
La mano del chico encima de mí bajó hasta llegar a mi braga y haciéndola a un lado sus dedos se presionaron contra mi botón de placer, movimientos suaves pero continuos hacían que los gemidos se fueran escapando de mi garganta.
—Estas tan húmeda, Venus. —decía Alan mientras tiraba de mi labio inferior con sus dientes.
Bajó dejando un camino de besos húmedos hasta llegar a mi parte íntima, con sus manos sacó mi braga tirándola a un lado y abrió mis piernas para tener más acceso a mi feminidad, con sus dedos comenzó a contornear mi centro hasta que lentamente uno de ellos se coló en mi interior, un sonoro gemido salió de lo más profundo de mi garganta, la sensación era deliciosa.
Su dedo medio hacía el vaivén dentro de mi intimidad mientras que su lengua y dientes se centraban en torturar mi clítoris.
¿Cómo es que durante tanto tiempo me privé de esta sensación tan increíble?
Una presión se acumulaba en mi vientre y solo un par de minutos más sintiendo su lengua bastaron para que alcanzara el orgasmo.
Mis piernas temblaban y su sonrisa sólo se hacía más grande, se acercó a mis labios y los unió con los suyos dejándome probar mi propia esencia. Esto podría ser adictivo.
—Dime que deseas. —habló pausadamente mientras con su brazo izquierdo sostenía su peso y con la mano derecha levantaba una de mis temblorosas piernas para que rodeara su cadera.
Mi pecho vibraba por mi respiración errática y reuniendo todas mis fuerzas hablé:
—Te deseo a ti.
Dejó un corto beso en mis labios y se separó de mi para quitar su short y bóxer, de uno de los bolsillos del bolso sacó un pequeño sobre plateado y luego de rasgarlo se colocó el preservativo. Volvió a ponerse sobre mi, pude sentir su miembro chocar con la cara interna de mi muslo; de manera lenta fue rozando su punta contra mi intimidad hasta ponerla en mi entrada.
Dolía como los mil demonios cuando presionaba pero no iba a detenerlo, yo quería esto y estoy segura que él lleva queriéndolo desde ese día en la discoteca.
Presionó un poco más y por fin mi cuerpo cedió, ¡mierda! quien diría que perder la virginidad dolería tanto.
Una lagrima cayó por mi mejilla y él la apartó suavemente.
—¿Eres virgen, Venus? —preguntó en un susurro cerca de mis labios, aún no se movía dándome tiempo a acostumbrarme a sentirlo dentro de mi.
—Ahora ya no. —respondí.
Intentó apartarse de mi pero lo detuve rodeando su cuerpo con mis piernas.
—¿Por qué no me detuviste?
—Te dije que quería cruzar los límites. —respondí mientras lo besaba y tiraba de sus cabellos para atraerlo más a mi.
Poco a poco comenzó a moverse siendo cuidadoso y preguntando de vez en cuando si me dolía o si quería que se detuviera, si dolía un poco pero la sensación de ardor iba pasando y no, no quería que por nada del mundo se detuviera.
Nuestros gemidos rompían la tranquilidad de la noche, solo nos concentrábamos en disfrutar el uno del otro.
—Joder, Venus... estas tan apretada. —murmuraba mientras aumentaba un poco la velocidad de sus embestidas.
Mi cuerpo estaba sensible, cada roce, cada beso, solo hacían que pequeñas corrientes de placer me recorrieran desde la punta de los pies y se concentraran en mi vientre.
—Ahhh. Esto se siente tan... bien. —las palabras apenas y podían ser pronunciadas, mi voz había decidido marcharse y solo dar paso a sonidos que delataban lo que en ese momento estaba sucediendo entre Alan y yo.
El chico de ojos verdes seguía moviéndose con ímpetu dentro de mi hasta que de la nada se detuvo y sin salir de mi nos cambio de posición dejándome ahora encima de él.
—Pon en práctica eso que escribiste en tus relatos porno. —decía mientras una de sus manos se situaba en mi cadera para incitarme a moverme y la otra la usaba para pellizcar mi pezón.
Siguiendo mi instinto comencé a mover mis caderas de arriba hacia abajo arrancándole un gemido al chico debajo de mi, sus ojos estaban cerrados y sus labios entreabiertos, la vista que tenía de él no se igualaba en lo más mínimo a todas esas escenas que me imaginé escribiendo mis relatos.
Esto era simplemente para repetir una y otra vez hasta que el cuerpo ya no diera para más.
Sin dejar de moverme me acerqué a él haciendo que mis senos se aplastaran contra su pecho y dirigí mis labios a su cuello donde empecé a dejar suaves chupetes, la deliciosa sensación en mi vientre solo se acrecentaba y buscando sentir más de eso empecé a mover mis caderas en círculos, volviendo a mi posición anterior Alan me sujetó con ambas manos y se acopló a mis movimientos haciendo más intenso el choque de nuestros cuerpos.
Nuestros cuerpos no disminuían la velocidad de su unión y eso solo provocaba que gemido tras gemido abandonaran mi garganta.
Estaba a punto de volver a ver las estrellas.
Unos cuantos minutos más y el chico debajo de mi me atrajo hacia él para unir sus labios a los míos acallando así nuestros gemidos, un par de embestidas más y ambos llegamos a la cúspide del placer. Todo mi cuerpo temblaba y podía sentir su pecho bajo el mío subir y bajar a gran velocidad.
—Joder, Venus, eso ha estado increíble —una sonrisa aparecía en sus labios mientras me abrazaba aún sin salir de mi.
Esto no fue la típica escena de la habitación llena de flores, no, perdí mi virginidad en una noche de campamento y no pudo haber sido mejor, si pudiera revivir este momento sin duda sería igual.
No cambiaría absolutamente nada.
Capítulo dedicado a mis bebés:
*CRLiz3
*belindamestraacosta
*BrianaRuz
*_Litsi_
*GenesisBaez4
*Alexv0712.
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TENTACIÓN
RomanceLa tentación puede venir en cualquier presentación, en este caso; la tentación tiene ojos verdes, cabello negro como el carbón y un cuerpo malditamente sexy. Para Venus será muy difícil resistirse pero ¿realmente logrará no caer en las garras del pr...