⚛Capítulo 14⚛

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Después de haber comido un trozo de pizza me despedí de mis tíos y prima para volver a mi casa. No estaba tan lejos pero por suerte este lugar tiene vigilancia; lo que lo hace muy seguro para andar hasta tarde, y eso lo sé yo que salía a "trotar" a las 10:00 de la noche.

Para poder llegar a mi casa tenía que pasar obligatoriamente por frente de la de Donovan.

—Mirada al frente Venus. No se te ocurra desviar la mirada —me decía a mi misma a unos metros antes de pasar por frente del hogar de los Carson.

Todo iba bien hasta que por el rabillo del ojo capte movimiento en la habitación de Donovan y... bueno ustedes saben, los humanos somos débiles.

Además, la mala costumbre no se va tan fácil.

—Una miradita no me hará daño. Además me olvidaré de este idiota, sí, eso haré. Será una despedida —me decía a mi misma mientras me sujetaba de una rama y apoyaba el pie en el tronco para subir al árbol de siempre.

Llegué hasta la rama que solía usar, la cual me mantenía oculta de posibles vistas. Tendría que hacer un mayor esfuerzo con mi visión ya que dejé los binoculares.

Los minutos pasaban y por la distancia a la que estaba apenas alcanzaba a ver como Donovan se movía por su habitación en bóxer secando su cabello con una toalla. Se terminaba de duchar.

Parecía hablar con alguien pero, si así era, a esa otra persona no la alcanzaba a ver. Hasta que de pronto una figura femenina y en poca ropa caminaba hacia él hasta colgar sus brazos al rededor de su cuello y unir sus labios con los de mi crush.

—Ya es hora, Venus, supéralo. —decía con voz apenas audible.

—Acosar a las personas es malo, sabes? —oí una voz fuerte y clara que hizo que me voltease bruscamente provocando que perdiera el equilibrio y cayera del árbol.

Mierda, me dolió. Y estoy segura de que oí un hueso sonar.

—Y caerles encima desde un árbol es doloroso —volvió a decir, mientras me rodeaba con su brazo y me apartaba de manera suave de encima de él.

—¿¡Estas loco!?—grité mientras me levantaba del suelo —¡pude haberme roto algo!

—Por suerte estas bien, pero creo a mi sí me rompiste una costilla —decía mientras se llevaba una mano a su costado derecho y se enderezaba un poco para luego levantarse. —¿Sigues en tu plan de acosadora? —preguntó con una sonrisa burlona.

—No. Solo estaba viendo un nido que había en esa rama, quería saber si ya nacieron los pajaritos.

Eres pésima mintiendo  —se burlaba mi conciencia.

—Yo tengo un pajarito que tal vez te guste, si quieres te lo muestro —decía mientras se acercaba a mi y me acorralaba contra el árbol del que había caído.

—Estas loco si crees que voy a querer ver tu... eso —señalé su entrepierna.

Una risa llena de vida abandonó su garganta mientras se acercaba más a mi, quedando enfrentados y eliminando todo espacio existente entre ambos.

—Yo hablaba de un ave de verdad —decía, mostrando una bonita sonrisa haciendo que se marcara un pequeño hoyuelo en su mejilla derecha —Aunque si quieres verme la polla de nuevo, yo no me niego.

Me intimidaba estar en esta posición con él y más después de lo que sucedió el sábado en la fiesta. El solo recuerdo de nosotros basándonos hacía que una rara pero agradable sensación se instalara en mi estómago. Y pensar que confundí a este chico con su primo.

Puedo mentirle a otros, pero no a mi misma. Este chico besa malditamente bien.

—Vamos, te acompaño hasta tu casa —decía mientras se separaba de mi y me hacía una seña con la cabeza para empezar a caminar.

El ambiente era silencioso, ninguno de los dos decía palabra alguna. Él con sus manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón y yo jugando con el borde inferior de mi blusa, blusa que hasta ese momento no recordaba que se transparentaba bastante y dejaba ver mi brasier con estampado de Hello Kitty, de manera disimulada levanté mis brazos hasta cruzarlos por encima de mi pecho y así cubrirme un poco.

Nota mental: dejar de salir a la calle con blusas muy claras, o mejor aún, dejar de usar ropa  interior con estampados de caricaturas.

—No creí que ver a una chica usando un brasier con ese tipo de muñequitos me pusiera tanto —mencionó una vez nos detuvimos frente a mi casa.

Sentía mi rostro arder de la vergüenza, estoy segura de que se dio cuenta de mi sonrojo por la pequeña curvatura de sus labios que amenazaban con hacer aparecer una sonrisa.

—Tienes cara de que te pone todo aquello que tenga una vagina entre sus piernas —dije un poco burlona, intentando no dejar en evidencia el estado en el que me dejaban sus comentarios.

—Puede ser... Pero nada me pone tanto como encontrar a una chica en mi habitación con bóxer mío entre sus manos. Que casualidad que esa chica esté justo frente a mí, ¿no crees? —de un momento a otro la distancia entre nosotros había desaparecido.

Mis palabras se habían esfumado. Hacía todo por poner a funcionar mi cerebro correctamente pero simplemente no había resultado.

Un momento de lucidez llegó a mí y me separé de él para dar la vuelta y caminar a mi casa, un par de pasos había dado cuando su mano se cerró al rededor de mi muñeca y me dio vuelta para quedar frente a frente de nuevo, un segundo, solo eso bastó para sentir sus labios sobre los míos.

—Tenía que hacerlo nuevamente —murmuró después de separar sus labios de los míos, y dando media vuelta volvió por donde habíamos venido, desapareciendo así después de echarme un último vistazo.

Me tomó unos segundos salir de mi asombro, era la segunda vez que este chico me besaba. De manera inconsciente rocé mis dedos sobre mis labios y una cosquilleo me invadió.

¿Por qué me siento nerviosa cuando estoy cerca de ese chico?

Es la tercera vez que nos encontramos y ya hay suficientes momentos vergonzosos que recordar.

TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora