⚛Capítulo 35⚛

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Estábamos por finalizar la clase de biología cuando la profesora fue llamando a los equipos para que le entregaran los trabajos. Fue nuestro turno de pasar al frente y apenas le di nuestro trabajo ella se detuvo un segundo a echarle una ojeada rápida.

—Por lo que puedo ver, este trabajo está muy bien hecho. —comenta para después dejarlo sobre su escritorio y seguir llamando a los demás.

—Te dije que no soy mal estudiante, solo un poco flojo. —dijo mi compañero cuando salimos al pasillo.

Toda la mañana la pasamos discutiendo sobre si el trabajo estaba bien hecho o no, no era que dudara de él pero es que yo no hice mucho que digamos y siempre había la posibilidad de sacar una nota baja.

—Lección aprendida, amigo. —palmee su hombro y separamos nuestros caminos para ir los vestidores que nos correspondían.

La próxima clase que nos tocaba era deporte y está demás recordarles que esa sigue siendo mi clase menos favorita.

En el vestidor femenino pocas compañeras quedaban, la mayoría estaba ya estaba en la cancha. Me cambié rápido y fui a donde estaban los demás, el grupo a diferencia de las anteriores clases no era tan numeroso, ya hasta habían un par de alumnos jugando con un balón mientras el profesor hablaba con los demás.

Cuando ya estuvimos todos sentados el profesor dio inicio a la clase eligiendo a dos alumnos para que armaran sus equipos, como siempre, estos iban llamando a los chicos y chicas que más le convenían y pensando que al igual que las veces pasadas sería la última a la que elegirían no presté mucha atención a la algarabía.

Alguien a mi lado tocó mi hombro y cuando subí la mirada la mano de Donovan estaba extendida hacia mí.

—¿Qué esperas, Kelly? No tenemos todo el día. —dijo el profesor mientras le cedía el turno al otro alumno para elegir.

Bajo la mirada de los que aún estaban sentados me puse al lado de mi amigo y este me susurró al oído:

—¿Sabes jugar fútbol, verdad?

—¿Qué tan difícil puede ser correr detrás de un balón? —respondí sin mucha importancia.

Contrario a lo que creía, sí que era un poco difícil jugar fútbol. Cuando ambos equipos estuvieron completos el profesor dio las instrucciones y como en cada clase con él la competitividad no quedaba de lado, esta vez apostamos un punto extra para el equipo ganador en la nota final.

El balón rodaba de lado a lado en la cancha y yo sinceramente no sabía que hacer, cuando creía tener el control venía alguien y en un parpadeo me arrebataba el balón.

En varias oportunidades estuve a punto de caer por culpa de la pelota del demonio esa.

Oía los gritos de mis compañeros pero no me había dado cuenta que el balón estaba cerca de mi y que otros del equipo contrario venía por el. 

—¡CORRE, VENUS, PÁSAME EL BALÓN! —gritaba Donovan unos metros a mi izquierda.

Como si estuviese en modo automático corrí tan rápido como mi cuerpo lo permitió y logré obtener el balón, pero antes de siquiera poder patearlo dos chicos me interceptaron quitándolo de mi dominio.

De no haber sido por uno de ellos que me sujetó, mi culo habría ido a parar al suelo.

—Lo siento. —se disculpó por haberme empujado y siguió jugando.

Los minutos pasaban y gracias a Donovan y otro chico ya nuestro equipo había hecho el primer gol, pero esto solo se ponía más competitivo, el equipo contrario hacía lo que fuese con tal de igualar.

Sinceramente estaba pensando en inventarme algún dolor para ya dejar de correr de un lado a otro. Estaba sudando demasiado y sentía que ya no podía más con mi alma, muy por el contario, mi amigo estaba como si nada, ¿y es que como no? ha practicado este deporte por años, obvio su condición física va a estar muy por encima de la mía.

Después de varios minutos el balón volvía a estar en mi poder, varios alumnos del equipo contrario venían hacia mi y al intentar copiar uno de sus movimientos para esquivarlo y evitar que me quitasen el balón tropecé con el mismo e inevitablemente caí, pero no, no caí directamente sobre el suelo sino sobre un cuerpo al que justo le había dado un golpe con mi cabeza, lo supe por su quejido y porque también sentí el dolor recorrer parte de mi frente.

Cuando abrí los ojos pude ver encima de quien estaba.

—¡Mierda!—se quejaba Donovan.

—Lo siento —dije mientras aún estaba encima de él y pude ver como la sangre empezaba a salir de su nariz.

«Esto de romperle la nariz a los demás como que se te está haciendo costumbre» se burló la vocecita de mi cabeza, y es que sí, ya era la segunda vez que le rompía la nariz a alguien.

—El karma existe amigo mío. —y aunque quise evitarlo la voz me salió burlona.

—Puedo soportar un golpe en la nariz pero lo que no soporto es que me estés enterrando una rodilla en las bolas. —se quejó mientras me hacía a un lado.

Si no hubiese sido por él no me habría dado cuenta de que estaba haciendo tal cosa.

—¡CARSON Y KELLY, FUERA DE AQUÍ! —gritó el profesor del otro lado de la cancha.

Nos levantamos y dejamos que el juego continuase, me acerqué hasta donde estaba mi bolso y después de sacar un pañuelo se lo tendí a mi amigo que estaba tomando sus cosas. Lo llevó a su nariz para parar el sangrado y juntos caminamos por los pasillos hasta llegar a la enfermería.

Di un par de toques a la puerta y luego entré junto con Donovan, Sara, quien como de costumbre estaba detrás de su escritorio; se levantó y caminó hasta el chico a mi lado. Su vista se posó en mi y las palabras simplemente salieron.

—¿Otra vez rompiste una nariz con un casco de fútbol americano?

—No. Esta vez le di un cabezazo. —respondí mientras una sonrisa inocente se posaba en mis labios.

Luego de negar ante mis palabras se llevó al chico al pequeño cuarto de baño y pude oír como le indicaba lo mismo que a mi cuando era  la que llegaba con la nariz ensangrentada.

Pocos minutos duraron en el baño y luego salieron indicándole a Donovan se sentara en la camilla que allí había, le entregó un par de toallitas húmedas para que se limpiara la sangre seca y a mi me dio un espejo para que lo sostuviera y mi amigo pudiera verse.

—El destino me ha cobrado una se tantas. —dijo para después comenzar a limpiarse.

Sara regresó con una pastilla y un vaso con agua los cuales dejó en la mesita que estaba junto a la camilla.

Cuando terminó de limpiar su rostro tomó la pastilla y devolviéndole el vaso a Sara salimos de ahí, no sin antes agradecerle.

—Mi trabajo aquí sería tan aburrido si no fuera por ti, Venus. —esas fueron sus palabras antes de dejar la enfermería atrás y dirigirnos a la salida del instituto.



Capítulo dedicado a mis:

*Marciatalledo
*Dayana_todoroki5
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*LeySosa03
*darklau22

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