⚛Capítulo 40⚛

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Nuestros labios se unían nuevamente en una danza que buscaba tener el control sobre el otro, su camisa completamente abierta me permitía recorrer cada rincón de su pecho y abdomen con mis dedos, el ambiente a nuestro al rededor se cargaba más esperando a que uno de los dos cediera y así comenzar a caer a ese abismo de placer que había probado poco tiempo atrás.

Alan terminó de quitarse la camisa y me atrajo hacia él llevando sus labios a mi cuello, empezó a repartir pequeños besos y mordidas que solo causaban que mi parte íntima se mojara cada vez  más.

Con una de sus manos soltó las delgadas tiras que evitaban que mi vestido cayera y poco a poco fue bajándolo de mis hombros hasta que mis senos quedaron al descubierto, su mano fui directo a uno de mis pezones y lo apretó causando que un gemido se escapara de lo más profundo de mi garganta.

Mi cuerpo estaba completamente a su merced.

Me alzó haciendo que mis piernas rodearan sus caderas y a paso lento caminó los pocos metros que nos separaban de la cama, con cuidado me dejó sobre esta y se arrodilló para quitar mis zapatos . Sus dedos iban dejando suaves caricias desde mis tobillos hasta la cara interna de mis muslos, pronto pude sentir como uno de sus dedos rozaba mi intimidad por encima del culotte.

—Si que estas mojada.

Me hizo levantar las caderas y terminó de sacar mi vestido dejándome casi desnuda, solo una prenda más faltaba y ya no habría ninguna tela cubriendo mi cuerpo.

Se posicionó encima de mi sosteniendo su peso con sus antebrazos y acercó su boca a uno de mis senos, con la punta de su lengua lo recorría todo hasta que sus dientes atraparon mi pezón y lo mordió un poco tirando de el.

Era increíble que con solo sentir un poco sus caricias  mi cuerpo reaccionara de la manera en que lo hace.

Después de lo que parecía una eternidad nuestros labios volvían a encontrarse, su pecho unido al mío me dejaba sentir como la temperatura de nuestros cuerpos cada vez iba subiendo más. Con una de sus manos llevó ambas mías hasta ponerlas por encima de mi cabeza, sentía unos suaves toques en mis muñecas pero sus besos hacían que poco prestara atención a otra cosa que no fuera su sonrisa perversa.

De la nada se separó de mí y se levantó de la cama, a los pies de esta fijó su mirada en mí mientras observaba mi cuerpo tendido, iba a incorporarme pero cuando lo intenté no pude hacerlo, no podía mover mis brazos, con mis dedos toqué lo más que pude y sentí algo metálico al rededor de mis muñecas

—¿Me esposaste a la cama? —pregunté sorprendida mientras forcejeaba un poco pero dejé de hacerlo porque empezó a dolerme.

—Deja de mover las muñecas o vas a lastimarte, y la respuesta es sí, encontré un juego de esposas que de casualidad tenían la llave y pues... ¿por qué no usarlas contigo?

Se inclinó sobre mi cuerpo y con sus manos me hizo levantar las caderas para luego dejarme completamente desnuda y expuesta a él.

Debo admitir que estaba un poco aterrada, joder, esta era mi segunda vez y el muy maldito me había esposada al cabecero de la cama.

—No tengas miedo, no te lastimaré. Solo te haré rogarme que te folle.

Dicho esto volvió a posicionarse encima de mi y comenzó a dejar besos húmedos bajando por mis clavículas, deteniéndose en mis senos unos minutos y luego siguió su camino por el centro de mi abdomen hasta llegar a mi vientre donde se detuvo y chocó su mirada con la mía.

Mi pecho subía y bajaba rápidamente gracias a mi errática respiración causada por las pequeñas corrientes eléctricas que atravesaban mi cuerpo. Apartando su mirada de la mía siguió bajando hasta quedar entre mis piernas y pronto sentí su lengua chocar con mi centro de placer, tomó una de mis piernas y la puso por encima de su hombro dejando mi zona completamente a su alcance.

Sus dientes se cerraron sobre mi zona más sensible y sin evitarlo un gran gemido se escapó de mi garganta, estoy segura que si no fuese por lo fuerte que está la música abajo más de uno me hubiese oído. Su lengua se centró en ese pequeño punto de nervios mientras uno de sus dedos se introducía en mi interior y mi espalda se arqueaba en el acto.

Esto es malditamente delicioso.

Así continuó varios minutos hasta que ahora era su lengua la que sustituía a sus dedos, sonoros suspiros y gemidos llenaban la habitación y combinado con la fuerte música y las voces en la planta baja sólo hacían que esta situación fuera mejor.

Abajo muchos estaban borrachos festejando mientras yo estaba aquí esposada a la cama y a punto de tener un jodido orgasmo cortesía de uno de mis casi vecinos.

Solo faltaba muy poco para ver las estrellas cuando de la nada Alan se detuvo, haciendo que abriera mis ojos de golpe y lo viera con el ceño fruncido.

Su rostro era adornado por una gran sonrisa, pero no una cualquiera, era una sonrisa de superioridad porque sabía que me tenía en sus manos.

—¿Por qué te detuviste? —pregunté con la voz entrecortada, juraba aún sentir sus labios sobre mi zona íntima.

—¿Qué quieres, Venus? —preguntaba mientras sus dedos recorrían mi muslo izquierdo pero aunque casi llegaba a mi entrepierna nunca la rozaba.

—Estaba a punto de tener mi jodido orgasmo y te has detenido. —me quejé.

—Voy a preguntarlo de nuevo ¿qué quieres, Venus? —su pulgar rozaba ese punto sensible entre mis piernas mandando corrientes de placer que se acumulaban en mi bajo vientre.

Moría porque siguiera tocándome a su antojo pero no quería repetir sus palabras.

—Tú sabes bien lo que quiero.

Su sonrisa ladeada no desaparecía, y ante mi vista puesta en él; se desabrochó el cinturón y el pantalón dejando ver un poco de su bóxer.

—No, no tengo idea de lo que quieres.

Estaba jugando conmigo, quería que sí o sí repitiera sus palabras y en este punto no me importaba decirlas, estaba muy excitada y haría y diría lo que fuese necesario para poder continuar con lo que hasta hace minutos atrás aún sucedía .

—¡Joder, Alan! Quiero que me... folles. —dije eso último en un susurro, pero por como se acercó a mí sabía que me había oído, dejó un beso en mis labios y pude sentir mi sabor impregnado en los suyos. Sacando las llaves del bolsillo de su jeans llegó hasta la cabecera de la cama y abrió las esposas dejando por fin mis muñecas libres.




Capítulo dedicado a mis bebés:

*Ellunardeluke
*GALIBEEE
*Marie_Casanova
*Emilia89018
*Cami-Sofi-25

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