⚛Capítulo 39⚛

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Ya hacía por lo menos una hora que la fiesta había dado su inicio y si se preguntan si lo he visto, la respuesta es sí, como no hacerlo si desde que llegó captó la mirada de varios, incluida la mía.

Hubo un momento donde todo el grupo estuvo reunido pero no me dio la oportunidad de hablarle pues apenas me puse a su lado se dirigió a la barra y de allí no se ha quitado.

—Ese chico no te quita la mirada de encima. —decía Fabia viendo por sobre mi hombro.

—Cada vez que intento hablarle me evita.

Fui a la barra y apenas le dije Hola se volteó y empezó a hablar con la pelirroja que estaba a su lado.

—Eres mi prima pero tengo que decírtelo, eres idiota pero en mayúsculas, el chico te trata bonito y tu hieres sus sentimientos.  —decía mientras llevaba su vaso rojo a la boca.

Eso es una de las cosas que más me ha jodido durante estos días, Alan siempre ha sido un chico cariñoso y detallista conmigo y yo solo le aplasté las esperanzas. Aunque juro que no fue algo intencional.

—Si es necesario para que te escuche amárralo a la cama y mientras te lo follas te disculpas. —decía eso último para luego marcharse hacia donde estaba su novio.

Tal cual Jayson había dicho, varias personas se habían colado a la fiesta pero eso a él no le importaba en lo más mínimo porque mientras más gente mejor.

Salí de la casa y empecé a caminar unos cuantos metros para alejarme de ahí y sentarme cerca de donde las pequeñas olas rompían en la arena. La luna llena en todo lo alto del cielo se reflejaba de manera perfecta en el mar y la fría brisa azotaba mi cuerpo, estar aquí solo me recuerda a esa noche donde Alan susurraba cerca de mi oído esa hermosa canción.

Un rato pasó hasta que alguien se sentó a mi lado, esperanzada de que fuese él volteé para encontrarme con una bonita sonrisa, pero no, no era la sonrisa que yo quería ver.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el chico a mi lado.

—Quise salir a despejar mi mente.

—Si lo que buscas es la manera en cómo hablar con mi primo creo que pierdes el tiempo, no hay manera exacta, solo has lo que dicte tu corazón.

Que fuera Donovan quien estuviera diciéndome esas palabras me hacía gracia, pero también me sentía orgullosa porque el chico a mi lado estaba aprendiendo a mostrar su preocupación por alguien más que no fuera él.

—Creo que eso haré... ¿y tú como la estás pasando? —pregunté.

—Bien, ya conseguí el número de tres chicas.

Mi mirada inevitablemente se posó en él, desde hace tiempo no oía decir algo sobre Donovan y chicas en la misma oración.

Y por sorprendente que fuera, eso ya no me afectaba.

—¿Qué? —preguntó al ver que no apartaba mi mirada de él. —ya se que una vez te dije que sí me había fijado en ti pero, no pretendo meterme entre tú y mi primo, sobre todo si yo no te puedo ofrecer lo mismo que él... solo, no vuelvas a cagarla, el pobre ha andado deprimido toda la semana

Y aunque no fueron las típicas palabras que te alientan a hacer algo sí tuvieron ese efecto, me levanté decidida a arreglar las cosas con Alan y dejando a mi amigo allí volví a la casa.

Lo primero que hice al entrar fue echar un vistazo por toda la planta baja, pero nada, no había ni rastro de él. Ya no estaba en la barra y dudo que se haya ido porque mi hermano los había invitado a él, a Thomas y a Donovan a pasar el fin de semana con nosotros.

Como última opción empecé a buscarlo en la planta alta a ver si lo encontraba, puerta tras puerta iba abriendo hasta que di con la habitación donde se encontraba un chico y aunque el lugar solo era alumbrado por la luz de la luna, todo de mí sabía que era él.

Sin hacer mucho ruido caminé hacia donde estaba.

—¿No me hablarás más? —pregunté, mientras me posicionaba a su lado en el pequeño balcón de la habitación.

—¿Tiene caso que siga insistiendo? —en ningún momento voltea su rostro. —He dado lo mejor de mi pero para ti eso no parece real, si lo que tu buscas es un amor tóxico; déjame decirte que estás en el lugar equivocado.

Se apartó de mi lado y dio la vuelta para marcharse pero antes de que lograra salir de la habitación enredé mis brazos en su torso haciendo que sus pasos se detuvieran.

Era ahora o nunca y aunque tuviera que seguir la idea de Fabia no dejaría que pusiera un pie fuera de esta habitación sin antes oírme.

—Lo siento... siento tanto haber dudado de ti, sé que eres un chico maravilloso y me gusta todo de ti, solo tengo miedo de que algo salga mal y termine con el corazón roto.

Mi voz apenas era un susurro pero sabía que él me oía perfectamente.

—No quiero un amor tóxico, quiero ese amor bonito y fácil que tu me ofreces... te quiero a ti, Alan Johnson.

Sus manos apartaron las mías con delicadeza y aunque creí que todo había sido en vano y que se iría de la habitación; no fue así, se dio la vuelta para encontrar nuestras miradas, la poca luz que la luna nos proveía alcanzaba para ver un brillo que nunca antes había visto en esos bonitos ojos verdes.

—Siento mucho haberte dejado tirada en la cafetería. —poco a poco bajaba su rostro hasta tenerlo a escasos centímetros del mío —Te extrañé como no tienes idea, tus mensajes y llamadas eran una tortura para mi porque solo quería salir corriendo y estrecharte entre mis brazos, pero me dolió como no tienes ideas el que no creyeras en mis sentimientos.

Sin esperar un segundo más uní mis labios a los suyos fundiéndonos en un beso suave y delicado, en un beso que decía más que mil palabras.

Solo nos separábamos el tiempo necesario para tomar aire y luego volvíamos a unir nuestros labios en una danza más intensa que la vez anterior.

Poco a poco nuestros cuerpos dejaban libre el paso a la lujuria que nos envolvía cuando estábamos solos.

—Estas preciosa. —dijo después que separamos nuestros labios y me hizo dar la vuelta para que mi espalda quedara contra su pecho. —Desde que llegué no pude apartar la mirada de ti.

—Me ignoraste te pusiste a hablar con la pelirroja de tetas operadas. —le recordé.

—No puedo resistirme a ti y sabía que si hablaba contigo en ese momento caería rendido a tus pies nuevamente.

Su respiración me hacía cosquillas y entonces sentí como sus labios dejaban besos húmedos en mi cuello y como la punta de su lengua recorría esa zona hasta llegar al lóbulo de mi oreja.

Mi respiración se había vuelto pesada y con cada caricia suya mi cuerpo cedía un poco más ante el deseo. Me di vuelta y uní nuestros labios otra vez, sus dedos se colaron entre las tiras del vestido y empezó a hacer suaves toques en la parte baja de mi espalda.

—Verte usando este vestido me a puesto como no tienes idea. —sin pena alguna llevé mi mano hasta su entrepierna por encima del pantalón y pude sentir su dureza.

Sabía como iba a terminar esta noche y nada más con imaginarlo a él sin nada cubriendo su cuerpo hacía que involuntariamente mordiera mi labio inferior.

—¿Hasta donde quieres llegar? —pregunté mientras desabrochaba dos botones de su camisa.

—Muero por follarte y hacerte  gemir mi nombre tan fuerte que todos en esta casa sepan que eres mía.

Capítulo dedicado a mis bebés:

*PinyeFlores
*Fer-Ar
*Jaydalis_25
*ValeVazquez500
*Angelina_Mrtz_16
*sofi_dmtt.

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