⚛Capítulo 7⚛

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Dos días habían pasado y mi nariz aún dolía, tenía un feo moretón que cubría parte de mi pómulo derecho el cual tenía que cubrir con mucha base y polvo para evitar que mi madre lo viese.

De quien no pude evitarlo fue de mi hermano, el lunes en la tarde cuando llegó de la universidad yo me encontraba preparando unas tostadas con chocolate cuando de repente me sujetó fuerte de la nariz haciendo que pegase un chillido debido al dolor que me causó, cuando vio que las lágrimas se agolpaban en mis ojos me soltó rápidamente y fue a buscar hielo para ponerlo en la parte afectada de mi rostro.

En conclusión, no hacía falta mentirle; no era la primera vez que Jayson me veía con algún moretón en el cuerpo y sabía perfectamente quién lo había provocado, como tampoco era la primera vez que le suplicaba que por favor no se metiera en problemas, aunque anteriormente no me hizo caso y un día de pronto apareció en casa un ojo morado, me pareció extraño porque mi hermano no suele meterse en peleas, pero luego al ver a Donovan en el instituto con el labio inferior partido e hinchado sabía que el que ambos tuviesen golpes no podía ser coincidencia.

Aunque eso no evitó que el chico siguiese molestándome.

—Sigo apoyando a Jay en su idea de darle una paliza a Donovan para cobrar cada uno de tus moretones a lo largo de estos cuatro años —mencionó Fabiana mientras mordía una galleta.

—Llevas diciendo eso mismo desde el lunes y hoy es jueves, es un poco cansino oírte parlotear siempre lo mismo —su gesto ofendido me hacía saber que mis palabras no le hicieron mucha gracia.

—Puede que logres que Jayson no le rompa la cara pero no tendrás tanta suerte conmigo, te recuerdo que tomé clases de karate. —alardeaba.

—Te recuerdo que solo fuiste una vez y luego abandonaste porque el uniforme te hacía sudar.

—Como sea, eso no impidió que pusiera en su lugar a Wendy cuando creyó que podía burlarse de mi.

Como olvidar ese día cuando mi prima y la antes mencionada terminaron en la oficina del director por pelear, no soy partidaria de la violencia pero he de decir que Wendy se tenía merecido el que Fabia le sacase un diente, aunque fuese de la manera más estúpida.

Juntas caminábamos por el centro comercial recorriendo cuanta tienda de ropa y zapatos se atravesara, al igual que educación física; ir de compras no era mi pasatiempo favorito, pero Fabia me había chantajeado diciendo que tenía dos años sin verme y que era lo mínimo que podía hacer por ella.

La odio por llevarme a recorrer todas las tiendas del lugar.

Pero la amo porque es mi prima favorita, a parte de ser la única.

—¿Sabías que el sábado hay una fiesta en casa del idiota que vive a una cuadra de tu casa? —preguntó.

Pensaran que es extraño teniendo en cuenta de que lo "acoso" y literalmente se hasta su hora de dormir, pero no, no lo sabía, la verdad es que no soy fan de estar en el mismo lugar que jóvenes borrachos y deseosos de sexo. Esa era información que obviamente no iba a llegar a mis oídos si no fuese por ella.

—No tenía ni idea.

—¿Qué clase de acosadora eres? —preguntó mientras caminaba hacia atrás quedando frente a mi.

—No soy una acosadora —eso era algo que no pensaba admitir en voz alta.

—Si que lo eres. ¿O como le llamas a salir a trotar a las 10:00 de la noche solo para subirte al árbol que da frente a la ventana de Donovan, cuando tu ni si quiera corres por tu vida?  —decía mientras una sonrisa burlona se plantaba en su rostro.

Odio que me conozca tan bien. Y odio que sepa que pese a los años no he dejado esa mala costumbre.

—Yo dejé de hacer eso.

—Ya, ¿entonces no eras tú la que estaba anoche en esa rama con unos binoculares?

Atrapadaaaaa. —gritó mi conciencia al saber que me había descubierto.

—No sé de que me hablas —dije haciéndome la desentendida mientras pasaba por su lado y entraba a la primera tienda que estaba a mi paso.

Ninguna siguió hablando, solo nos dedicamos a ver los zapatos de diferentes modelos y marcas que se exhibían en las repisas de la tienda.

Nuestros gustos eran tan opuestos, ella prefería los tacones y sandalias bonitas y yo por el contrario optaba más por tenis y deportivas; pero hubo un par de botas de tacón grueso que llamaron mi atención.

Eran tal vez de unos diez centímetros de alto pero, lo que más llamó mi atención fueron las pequeñas cadenillas que colgaban del lateral externo y que tenían de adorno una pequeña calavera con piedritas brillantes.

—Están bonitas, debería llevarlas —mencionaba mi prima por detrás de mí, no sé en qué momento llegó a mi lado; considerando que ella había quedado en la otra punta de la tienda.

—Si, tengo algo de dinero ahorrado; creo que las compraré —respondí y me acerqué hasta una de las dependientas para pedirle un par de mi talla.

Cuando hube pagado las botas ambas abandonamos la tienda y fuimos hasta una donde, según Fabiana, había visto un vestido hace días y quería comprarlo.

Había ropa bonita pero no era para nada mi estilo.

Era muy... elegante, y yo soy más de pantalones y franelas anchas y un par de tenis.

En palabras de mi madre, yo soy un chico en el cuerpo de una chica. Aunque realmente eso no es una ofensa para mí, es solo ropa, y siempre y cuando esté cómoda entonces estará bien para mi.

—¿Crees que esto me quede bien? — preguntó mostrándome un vestido en color verde.

—Sinceramente, creo que parecerás un moco andante.

—Eres tan... Jayson —dijo mientras dejaba el vestido en un perchero.

—Sí bueno, somos hermanos —respondí a la vez que me encogía de hombros.

Fabia siguió viendo atuendos mientras yo me senté en uno de los sofás que estaban frente a los probadores y tomé mi teléfono para empezar a revisar mi cuenta falsa de Instagram .

Sí, esa que me cree para estalkear a mi crush después que me bloqueo hasta de Facebook .

Donovan había publicado una nueva foto donde salía con el chico que estuvo el otro día en su casa, sí; ese al que le había visto su.... ¿pepino?.

Según la información que estaba en el pie de foto, el chico era su primo.

Como era de esperarse le había etiquetado en la foto por lo que pulsé su mención y me envió directo a su perfil. Era guapo, incluso me atrevería a decir que un poco más que Donovan, pero un corazón enamorado no entiende los rangos de la belleza física.

Para mí, Donovan Carson es el chico más lindo que mis ojos han visto en los últimos años. Claro, también el más idiota, pero eso no es algo que no se sepa.

TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora