CAPÍTULO 14

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Volteé de inmediato a ver quién me hablaba, la sorpresa que me llevé fue muy hermosa.
─Hola, niña consentida de mamá, ¿cómo estás?
─¡Ja, ja, ja! Siempre con tus ocurrencias, Fernanda. Estoy muy bien, me da mucho gusto verte.
─A mí también. Ven, siéntate conmigo ─puse la mano en la butaca para que se sentara.
─Gracias, eres muy linda pero vengo acompañada ─giró la cabeza volteando a ver a alguien y yo me asomé a ver quién era.
─¡Órale! ¿No dijiste que jamás ibas a estar con ella?
─Bueno, la vida es incierta ─Alzó los hombros y yo reí.
─Me da gusto verte feliz, te lo mereces niña.
─Gracias, Fer.
─Ssschh. Tengan un poco de respeto para los que sí queremos ver la película ─protestó Pamela.
─Sí, usted disculpe ─contestó Verónica─. Nos vemos, Fer, me gustaría algún día salir a tomar algo.
─Encantada, tienes mi número, llama.
─Así lo haré, cuídate.
─También tú ─sonreímos y se fue.
─¿Quién es? ─preguntó Carina.
─Fui chófer de su mamá un par de años atrás. Ella vivía en Londres y cuando llegó a la ciudad de México le gustó tanto que jamás se fue.
─Interesante ─la miré sorprendida.
─¿Te gustó?
─Es guapa, ¿cómo se llama?
─Verónica.
─Interesante.
─¡Ja, ja, ja! Lo siento, ya tiene novia.
─Eso no importa, puede dejarla, ¿o no?
─¡Ja, ja, ja! Loquilla.
─Ssschh. ¿A eso te metiste al cine? ─Jessica ponía a prueba mi paciencia y no tenía mucha.
─Relájate mujer, tu película está fea, así como tú. ─Carina y Pamela se taparon la boca para reír.
─¡Ja, ja, ja! ¿Crees que las palabras me molestan viniendo de alguien como tú?
─Sí.
─Estúpida, no sabes con quien tratas ese tipo de temas. Para feas, tú.
─Sí, sí, sí! Lo que digas, deja escuchar la película que ya vas a salir tú.
─¿A qué te refieres, tonta?
─Al monstruo. ─las niñas se carcajearon. Me inquietó, de pronto, el ser muy grosera con ella.
─Estúpida. ¿Pero que se puede esperar de alguien como tú, sin cerebro? ─No quise decir más nada, ella era majadera y yo estaba siendo igual y no me gustaba. La película siguió su curso y nos llego el intermedio. Prendieron las luces de la sala. Nos levantamos para ir a comprar.
─¡Aaahh! ─grité para que Carina y Pamela se asustaran.
─¡Ay! Estúpida ─Jessica me veía con mucho coraje.
─Ja, ja, ja! Así has de tener la conciencia.
─Ja, ja, ja! No puedo con esto, Fer ─Pamela reía mucho.
─Te pasaste, Fernanda, también me asustaste.
─Maldita sea la hora en que te cruzaste con mi familia.
─Ya bájale, mujer, no es para tanto. Aparte, tú no eres por quién estoy aquí, y si ya no quieres verme, no salgas cuando maneje yo o vete con Héctor, yo no soy tu chófer. Ahí te encargo ─la miré seria.
─Verás, te arrepentirás de estar aquí, te lo juro.
─Asústame panteón.
─Ja, ja, ja! ¿Eso que quiere decir, Fer? ─preguntó Pamela.
─Que si no me asustan leones, menos ratones ─reí enseñando los dientes.
─Ja, ja, ja! Que cosas dices, Fer.
─Eso es de esperarse, lo naco no se le quitara nunca. ─Jessica insistía en ofenderme como en una pelea a muerte.
─Te respondería, pero creo que no estás preparada para una conversación así.
─Ja, ja, ja! Me gustaría que me enseñarás a hablar como tú, Fer. Me gusta tu léxico ─añadió Carina.
─No sabes lo que dices. Ese lenguaje solo es de personas como esta tipa ─me miro de arriba a abajo.
─Me tienen con mucho pendiente tus palabras, no podré dormir esta noche.
─¿Por qué no te mueres? ─pasó al lado mío, empujándome.
─Porque me extrañarías ─ volvió hacia mí.
─Te diré algo y espero me entienda esa cabeza sin cerebro tuya, eres tan poca cosa para mí que no me voy ya a molestar en siquiera gastar palabras en ti, te ignorare y haré de cuenta que no existes ─Dio media vuelta y se fue.
─¡Dios! ¿Cómo sabias que eso quería? Me parece perfecto.
─¡Huy! Ya se enojó mi tía, Fer ─Pamela la conocía.
─¿Crees que me importa? 
─¡Naaah! Vamos por palomitas ─Carina me jalo nos dirigimos a la dulcería.
─¡Fer, Fer! ─Verónica me volteo tomándome del brazo ─ Ven, te presento a ni novia.
─¡Hey! Como has estado, Bridget
─¡Guau! La famosa Fernanda Alonso.
─¿Famosa? ─reí.
─Sí, la famosísima Fernanda, la mujer que tiene el don de hacer reír a la gente en sus peores momentos.
─Eso es cierto.
─¿Cómo? ¿La conoces? ─Preguntó Verónica extrañada.
─Claro, y muy bien. Mi hermana Delia me contactó con ella, Cuando necesitaba de sus servicios le llamaba. ─Bridget río conmigo.
─¿Pues a cuantas personas conoces, Fer? Me sorprendes. ─Verónica estaba incrédula.
─A mucha gente, Verónica, mi trabajo es así.
─Me imagino que tendrás muchas pretendientes?
─No, para nada, me dedico a trabajar y es todo.
─Si no te conociera, te creería. ─me hizo un guiño.
─¿Quién va a querer a una mujer como ella? ─la mirada de Jessica estaba en Verónica.
─¿Qué no quedamos en que me ibas a ignorar? ─Vero y Bridget me vieron asombradas.
─Un placer, Jessica Paulette ─se presentaron. Sí me estaba ignorando.
─¿Pasa algo, Fer? ─Verónica me conocía muy bien.
─No, nada, niña, mejor vamos a ver la película, va a empezar y no quiero perderme las caras monstruosas ─miré a Jessica y sonreí.
─Me da gusto volver a verte, pero cuéntame, ¿qué sucedió con Paulina? ¿Ya no andan? ─ me preguntó Bridget mientras caminábamos.
─No, ya no andamos. Ella decidió irse a España y yo no tuve más que aceptarlo.
─Que mal. No entiendo porque dos personas que se aman tanto tienen que estar separadas ─Jessica la miro y sus ojos se llenaron de llanto metiéndose rápido a la sala.
─¿Dije algo malo?
─No, solo que mi tía está pasando por un duelo amoroso y esta sensible. Nos vemos, disfruten la peli ─respondió Pamela y entro a la sala.
─Disculpa, no sabía. ─Bridget estaba muy apenada.
─Tranquila, ya se le pasará. Me dio gusto verlas, niñas, Bridget, saludarme a tu hermana y tú cuídate mucho, ¿entendiste? ─mire a Verónica a la cara.
─Te hablaré, quiero platicar contigo.
─Cuando gustes, Vero. Ahora sí las dejo, tengo que trabajar.
─¿Trabajas con ellas?
─Sí, soy la chófer de Pamela.
─Y la futura novia de Jessica. ──agregó Verónica,  le hice un guiño feo─, vi como la observas Fer, no te hagas… ─me acerqué.
─No lo voy a negar, esa mujer me encanta, pero eso no se va a poder, es muy grosera conmigo y aparte, su duelo amoroso es muy fuerte.
─Es cierto que estás en desventaja, pero sé quién eres Fernanda Alonso ─Bridget me cerró el ojo─ suerte, Cuídate.
─Sabemos quién eres, pronto te veremos con ella. ─Vero me agarró el cachete y se metieron riendo de mí.

Continuará...

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