CAPÍTULO 3

230 10 0
                                    

─¡Ja, ja, ja! ¡No pues, guau! Esa contestación estuvo muy buena, Claudia. Ja, ja, ja.
─Estuvo bien su contestación.
─¿Qué? ¡Naaah! Por lo menos un “hola, claro que sí me gustaría conocerte...” o un “hola, como estás, bonito día...” algo así, ¿no crees?
─Ay ya, la próxima le mandas tú el mensaje.
─No, ya no habrá próxima, estas niñas aburren de tan cotizadas o fresas.
─Bueno, mejor contesta su hola, ja, ja. ja.
─ ¡Ja! Y te ríes.
─Es que me hizo reír, creo que lo que le ibas a mandar hubiera estado bien.
─Te dije, pero nunca me haces caso. Vamos a contestarle ─tomé el teclado y empecé a escribir─, “Hola, hermosa mujer, me gustaría saber si usted y yo, yo y usted... ¿podemos juntar nuestros labios, aunque nuestras bocas se enojen?”
─¡Ja, ja, ja! No lo vas a mandar, ¿verdad? ─la miré a los ojos y apreté el botón.
─¡No! Fernanda, estás loca, ja, ja, ja. Esa mujer te va a mandar al diablo.
─¡Seeee! No importa.
─¡Dios! No quiero saber lo que te va a contestar ─se tapaba la cara.
─¡Ja, ja! Mejor salgamos de este grupo y veamos otro.
─No, ya no quiero ver más, tú eres muy aventada y yo solo quiero echarme a correr.
─Ahora te aguantas ─estaba tan atenta viendo que otros grupos veíamos y llegó ese mensaje esperando por aquella hermosa dama.
─“¡Ja ja ja! Qué atrevida eres, sí me gustaría conocerte y ver si eso me lo dices de frente”.
Miré a Claudia pasmada, igual que yo.
─Mujeres, les gusta la mala vida. ─dijo Claudia moviendo la cabeza negativamente.
─No te equivoques, amiga, solo están viendo que les contestas.
─Creo que fue mala idea entrar en los grupos.
─Está padre solo ver lo que publican sin comentar nada, muchas niñas así lo hacen… ─sonó mi celular y era una llamada de mi hermano.
─Espera, debo contestar. ¡Bueno!
─Hola, hermana, ¿cómo estás?
─Muy bien, hermanito, ¿y tú?
─Muy bien. Te marco para decirte que están solicitando un chófer para una niña de dieciocho años. Tiene que ser mujer, la señora me pidió conseguir a alguien y creo que ese puesto puede ser tuyo.
─Pero claro que sí, hermano, ¿dónde me presento? ¿Qué papeles debo llevar?
─Mañana paso por ti a las nueve y no hay necesidad de llevar papeles, la señora debe hablar primero contigo.
─Está bien. Mañana te veo, hermano. Gracias ─colgué, estaba muy emocionada, me dedico al Uber, pero buscaba algo que me sacara de la rutina diaria, así que ese empleo me venía muy bien.
─¿Qué pasó Fernanda? ¿Por qué tanta emoción?
─Mi hermano quiere que mañana vaya a una cita de trabajo con su patrona, dice que necesita un chófer mujer y que ese puesto puede ser mío.
─Me da gusto, de verdad. Pero ¿ya pensaste que con un trabajo como ese no tendrás tiempo para ti?
─Eso no importa, Claudia, lo importante es que saldré de mi monotonía. Aparte, no es que ya me hayan dado el trabajo, debo primero entrevistarme con la señora, ya después vemos que pasará.
─Bueno. Pues yo ya me voy, debo ir a ver a mi chica, me esta esperado 
─Sí, ya vete. Gracias por estar un rato conmigo.
─Sabes que me gusta.
─¡Lo sé! Te quiero, amiga ─nos despedimos y ella acercó demasiado su boca a la mía. Su mirada fue de sorpresa.
─Perdón.
─Tranquila. Ve con cuidado ─salió dando un azote a la puerta, yo me quedé pensado si contestar ese menaje. Dejé todo y decidí preparar un café, considerando el trabajo que mi hermano me había dicho. Me ilusionaba de tal manera que terminé mi café y me fui duchar. Al salir, escuché llegar un menaje a mi celular. Corrí pensando que era algún familiar y no, era ella, esa mujer que había conocido apenas minutos antes.
─ “¡Hola! eres de las mujeres que solo manda mensajes a todas y luego ya no las busca”. ─Rei porque nunca pensé encontrar nada en esos grupos, lo había hecho solo por Claudia, pero no estaba cerrada a nada. Contesté.
─ “Hola amiga, la verdad no soy así, pero me gustaría ser tu amiga, ¿qué dices?”
Lo dejé ahí, no le tome mucha importancia; no buscaba nada con nadie. Fui a mi cama y prendí la televisión, me gusta ver videos de canciones, el sueño me estaba venciendo y me quedé dormida. Pasarían algunos minutos cuando su mensaje llegó.
─“Claro que sí, desde hoy soy tu amiga, me caíste bien” ─ya no le tome más importancia y me dormí. Desperté al otro día muy temprano, me arreglé para la cita de trabajo, muy presentable, preparé un café y marqué a mi hermano.
─¡Hola, Ezequiel! ¿Cómo amaneciste?
─¡Hola Fernanda, muy bien! ¿Ya? ¡Voy para allá!
─Sí, te espero ─fui por mis cosas y estaba lista, el nervio no dejaba mi cuerpo, pero cómo si toda la vida he sido mi propio jefe, tener un patrón si daba nervios.
Toc, toc, toc...
─¡Hola hermana! ¿Estás lista?
─¡Lista, vamos! ─salimos de casa y subimos a su carro.
─¿Nerviosa?
─ Sí, un poco.
─Tranquila, la señora Sarita es muy buena persona, te caerá muy bien.
─A mí me caen bien todas las personas, hermano, lo difícil es que yo les caiga bien a ellos, pero veremos de qué se trata esto.
─Sí, a veces tienes un genio del demonio.
─Y estoy conciente de ello, pero igual, así me amas.
─Nada más porque eres mi hermana ─sonreí, adoraba a mi hermano, era muy noble y sencillo.
─Llegamos, dejaré mi carro aquí y caminaremos hacia dentro.
─¿Por qué? ¿No te dan permiso de meterlo?
─Sí, pero no debo abusar, me conoces, soy muy firme en ese aspecto.
─¡Sí, lo sé!.
─Bueno, vamos, la señora debe estar ya en la cocina ─cerró el carro. Era una casa impresionantemente hermosa, para entrar debías identificarte, aún así mi hermano fuera el chófer y que ya tenía más de cinco años trabajando para ellos.
─¡Hola, Sebastián! ─mi hermano saludó al policía de la puerta.
─¡Hola, Ezequiel! ¿ya tan temprano por aquí?
─Sí, ella es mi hermana Fernanda, viene por el puesto de chófer para la señorita Pamela.
─¡Hola, mucho gusto!
─¡Hola, Sebastián! Un placer.
─Adelante, Ezequiel.
─Gracias. ¡Vamos, hermana!
─Con permiso.
─Adelante, señorita ─mi impresión fue muy bonita. Había un pasillo largo con muchos árboles al rededor, no había banqueta, pero si muchas hojas en el suelo. Llegamos a una glorieta que contenía una fuente y en medio un ángel hermoso, enorme, y del pene le salía el agua que caía desparramándose.
─¡Guau! Qué maravilla de lugar. Oye hermano, nunca nos contaste que esta casa es muy bonita.
─Yo jamás hablo de mi trabajo, no me lo tienen permitido, y si te dan el trabajo tampoco tú hablarás ─en algún momento de la vida mi hermano había comentado en casa que sus patrones tenían muchos negocios de autopartes de carros, y franquicias de las tiendas que están abiertas las veinticuatro siete. Eran dueños mayoritarios de hoteles en Cancún y en Los Cabos. Por ende, se manejaba mucho dinero y mucho glamur.

Continuará...

CUANDO LA VIDA TE SORPRENDE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora