CAPÍTULO 44

280 7 0
                                    

─Hola, amor ¿cómo vas? ─Jessica se sentó a mi lado.
─Bien, hermosa, ya casi esta listo para que tu papa lo revise.
─Me alegra, estas muy tensa, necesitas un masaje relajante. ─me miró sexy.
─Si, ¿Me lo darás?
─En cuanto termines nos vamos a la habitación.
─Otra noche que dormirás en mis brazos, amor.
─De hoy en adelante así será, ¿quieres?
─Tu familia está aquí, no debemos ser tan inconscientes.
─Pronto nos casaremos, así que es mejor que nos vean juntas desde ahora y salir de la misma habitación ─refutó Jess. Suspiré, ella enloquecía todo mi ser y me fascinaba la manera en que estaba llevando nuestra relación. Sin escondernos de nadie.
─¿Nos casaremos? ¡Dios! Es muy fuerte lo que acabo de escuchar. ─se alejó de mí.
─¿Estás hablando en serio?
─¡Ja, ja, ja! Estoy bromeando, amor, nos casaremos cuando tu digas. ─me sonrió y se enconchó en mis brazos.
─Amor, ya llegó el amigo de Cesar. ─pregunté emocionada.
─No, Cesar estaba muy triste.
─Qué mal, era más que obvio que no vendría, quién acepta una invitación así de la nada.
─Si hay interés, vendrá.
─Tienes razón, ve con él mi vida, necesita apoyo moral.
─Sí, pero también necesito que vengas a descansar, te noto desesperada ya.
─Sí, corazón, pero una hora más y veremos como termina todo.
─Bien, no tardes, estaré esperándote ─los besos que me daba sabían a miel, yo, enamorada, todo de ella lo veía color rosa.
Pasó una hora de sacar presupuestos y comparar cifras.
─Víctor, ya terminé, la mejor opción fue la que mencionaste.
─Déjame ver ─revisó los papeles─ papá, está listo, Fer sacó el presupuesto, este material es el que nos conviene.
─Perfecto, mañana tengo junta con los socios, les contaré todo y juntos tomaremos la mejor decisión. Vayan a descansar.
─Sí, papa, también ve a descansar, te ves agotado.
─Ya mismo lo hago ─salimos del despacho, Víctor se despidió, yo me dirigí a la cocina, necesitaba tomar un poco de agua, alguien estaba contemplando la laguna, pero yo no alcanzaba a distinguir quien. Sali sin hacer ruido y vi a Cesar con el hombre que había conocido, me alegré por él. Regresé despacio para no distraerlos y fui a la habitación con Jess. Me metí en su cama, sentí su cuerpo junto al mío y comencé a besarla.
─¡Ay corazón! Estas muy fría. ─dijo pegando más su cuerpo al mío ─deja te caliento.
─Ven amor, déjame sentirte mía ─la seducía con mis caricias y ella accedía demostrando su amor. Hacer el amor y cada vez era más romántico, era entrega total
─Me encanta como me tomas, Fernanda de Palacios.
─Te amo, Jess de Alonso ─nos quedamos dormidas, mi cansancio era mucho.

─Hola, bella durmiente. ─me despertó con sus besos.
─Hola, princesa. ─sonreía de felicidad, ella lo hacía posible.
─A la ducha corazón, hay mucho trabajo que hacer. ─se levantó y su cuerpo desnudo me hizo encantó, quité las cobijas y la alcancé jalándola hacia mí, su olor me paralizaba.
─¡Uy! Que rico sentirte cerca.
─Se que te gusta, y a mí me fascina ponerte intranquila. ─dije besando su espalda.
─Sabes cómo hacerlo, me enamora que seas observadora y pongas atención en lo que me gusta.
─Mi atención es toda tuya, cariño. ─nos metimos a bañar, jugueteábamos con el agua y la pasión seguía en nosotras. Salimos y nos vestimos con algo cómodo.
─¡Buenos días! ─saludó Mariela que tomaba café.
─¿Dónde están todos? ─preguntó Jess.
─Tu papé se fue muy temprano con tu mamá y Camila, los demás no se.
─Amor, ¿pudiste ayudar a tu suegro?
─Sí. El dijo que hoy tendría una junta con los socios.
─Ahora entiendo porque se fueron.
─Señorita, el desayuno está listo. ─manifestó Erica.
─Sirve, Erica. ¿Dónde esta Víctor y César? ─Jess preguntó.
─Están en el despacho desde hace dos horas, señorita.
─¡Por Dios, amor! Debo ir con ellos ─me pareció una falta de ética laboral de mi parte.
─Tranquila, mi amor. Desayuna y luego te vas.
─Sí, Fernanda, desayunamos y después nos vamos al despacho ─aclaró víctor─. No te desperté porque te fuiste muy noche y quise dejarte descansar.
─Gracias, Víctor.
─Buenos días, ¿Como amanecieron el día de hoy? ─Cesar nos miró a Jessica y a mí. ─Bueno, a ustedes ya no les pregunto porque ya se cómo amanecieron ─sonrió pícaro.
─Creo que tampoco te preguntaré como amaneciste, tu expresión se nota ─dije burlándome.
─¡Aaah! El amor hace maravillas en uno, despeja la mente y repara el corazón, pone algunos curitas en el alma y entonces todo se olvida, hasta las enfermedades ─me abrazó─, dicen que el amor todo lo puede y ¡mírame! Suspirando y haciéndome ilusiones.
─Solo no idealices tanto, la caída puede doler ─advertí.
─Pero mientras dure lo gozare.
─¿Y como se llama el susodicho? ─preguntó Mariela.
─Omar. Pero hola, hermosa, hasta tú me caes bien el día de hoy ─Cesar la abrazó.
─No, quítate, eres empalagoso, Cesar ─Mariela lo alejó.
─¡Ja, ja, ja! El amor cambia hasta al más grinch. Ya siento que los amo a todos.
─¡Ey! Grinch, para con eso, hay mucho trabajo y debes llamar a Theodore ─repuso víctor.
─Sí, ya le hablé, viene en camino. ¿Porque me odias tanto? ─ beso a Víctor en la mejilla.
─¡Quítate! Yo no soy uno de tus juguetes al que puedes mangonear a tu antojo. ─aclaró Víctor.
─No, pero eres mi gran amigo y tienes que aguantarme. ─Cesar le cerró el ojo.
─Que loco estás. Fernanda, te encargaras con Theodore de revisar las cifras y las gráficas, no quiero problemas, suficientes tenemos con los de papá ─Víctor era imponente en su trabajo. Los problemas lo ponían ansioso y tomaba medicamento para relajar los nervios─ Cesar, necesito tus sentidos en esto, cualquier cálculo malo y nos vamos al vacío.
─Lo haré, Víctor, relájate.
─Bien, todo saldrá bien.
─Yo los dejo, les deseo mucha suerte ─dijo Mariela despidiéndose. En el despacho, Cesar y Víctor ya tenían algunos papeles en orden, faltaban los costos y ver donde se compraría el material.
─Amor, voy a hacer mi trabajo en la habitación, aquí no hay mucho espacio. Si me necesitas, ve allá ─aseguró Jess.
─Está bien, amor ─Theodore llegó. Después de dos horas quise romper un poco la monotonía.
─Tengo una duda, Cesar ─dije muy seria.
─Dime.
─¿Como te fue con ese galán tuyo? ─suspiro y dejo caer su lapicero y dibujó una sonrisa.
─¡Dios! es el hombre perfecto, Omar es atractivo y su platica me envuelve.
─¿Que pasó ayer? ─su emoción se sentía.
─Te cuento. Pensé que no vendría, ya me había hecho a la idea de no volver a verlo. Sonó mi celular y era él. Sentí una esas cosas raras que ustedes los seres humanos llaman "mariposas", nunca lo creí posible, debo aclarar ─sonreía nervioso─, después de la última relación no creía que alguien volviera a acelerarme la vida.
─¿Qué cambio en ti?
─Todo, Fer, mi forma de ver la vida, mis ganas de vivir, el entusiasmo para hacer cualquier cosa ─suspiraba en cada palabra─. Él dijo que yo le gusté mucho, ¡aaaah!, estoy feliz. ─Se levantó y abrió los brazos al cielo─ esto es magnífico, amo la vida. ─¡vaya! El amor si que tiene poder en las personas.
─Me da gusto por ti, ya es tiempo de ser feliz. ─también me hizo suspirar.
─¿Como supiste que él es gay? ─preguntó Víctor que también estaba muy atento.
─Desde el principio, fue por eso que le di mi número.
─No lo entiendo, tal vez porque a mí me encantan las mujeres, pero su mundo se me hace interesante.
─Muy interesante. Es simple, te explico. La forma en cómo me observó, su sonrisa coqueta, la manera en cómo se expresa, su energía corporal, cómo miraba mis labios mientras yo hablaba, la forma de saludar. Hay muchas maneras de saberlo.
─Los heterosexuales hacemos lo mismo, no hay diferencia alguna.
─Es correcto. No hay diferencia, todo es exactamente lo mismo.
─¿Puedo preguntar algo? ─dijo Theodore, titubeando. Cesar lo miró desconcertado.
─Escucho.
─En su caso, ¿quién es el que lleva la relación? Es decir, ¿quién cocina?, ¿quién lava la ropa?, ¿quién lleva el rol de la fuerza en la cama? ─Cesar se acercó a él.
─Mi querido Theodore ─lo abrazo─, somos dos seres humanos amándonos, no importa el sexo, sea con dos mujeres, dos hombres u hombre y mujer. Amor es amor. Quien lleva el control de la relación es ambos, somos una pareja de humanos.
─Amor es amor, esa es la frase correcta. ─suspiró Víctor.
─¡Hola! Veo que ya acabaron aquí ─dijo Jess.
─Hola, hermosa princesa de mi cuento. Estamos hablando del amor y sus poderes ─Cesar la abrazó─. ¿Quieres agregar algo?
─En una sola palabra, sublime. ─me miró y rio coqueta.
─En definitiva ─hablo entre dientes Theodore.
─Lo mejor que le puede pasar a las personas, el amor. ─agregó Mariela.  ─Amar es como esa mezcla de sentimientos hermosos que no puedes esconder ni hacer a un lado, cuando te enamoras pierdes la noción del tiempo y te atrapa poco a poco haciendo que tus días sean de colores y tu sonrisa no la pierdas, ves a ese ser amado y solo quieres estar a su lado ─veía a Jess─. El amor es magia y te envuelve en ella.
─¡Dios! Casi me haces llorar, cuanto sentimiento hay en ti ─Cesar lanzó un ruidoso suspiro. Mariela le regalo una cortés sonrisa.
─Sí, bonitas palabras. Pero no respondiste mi pregunta, Cesar. ¿Qué pasó? ─fruncí el ceño.
─¡Oh, la, la! Te refieres a si hubo sexo placentero donde nuestras bocas se unieron en una pasión desmesurada y desbordada, y nuestros cuerpos se fundieran en un éxtasis total haciendo que la felicidad del amor explotara como juegos artificiales... pues sí. ─se dejó caer en la silla haciendo ademanes raros─, fue un encanto. ¡Dios! no estoy de acuerdo en hacerlo la primera noche, pero me enloquecía verlo y terminé entregándome al amor.
─Te entiendo, también hubiera hecho lo mismo. ─aseguró Mariela. Víctor suspiró profundo, la emoción de Cesar se contagiaba.
─Bueno, dejemos esto para otro día, vamos a comer algo. ─Víctor aclaró la garganta.

Continuará...

CUANDO LA VIDA TE SORPRENDE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora