Sentí todo el peso de mis dieciocho años, mientras despertaba de un sueño que pareció toda una eternidad.
Me pesaba la vida entera.
Traté de abrir mis pegajosos ojos.
Todo a mi alrededor daba vueltas.
Respiré hondo, intentando recuperar el orden en mi cabeza.
Intenté levantarme, pero se me hacía tan difícil...
—Kiae, despertaste —escuché la preocupada voz de Are.
Miré a mi alrededor, intentando distinguir dónde me encontraba.
Parecía ser un hospital.
—¿Dónde estoy? —pregunté, en un susurro.
—Es un hospital de Obsiris —respondió—. ¿Cómo te sientes?
—Mal, me duele todo el cuerpo...
Entonces, noté que él tenía unos moretones en su rostro y un yeso en su brazo izquierdo.
—¿Qué te pasó? ¿Estás bien? —interrogué, preocupada.
—Sí, solo tuve unas pequeñas discusiones, pero todo está bien.
Sus rojas manchas me trajeron los recuerdos de lo que había pasado, ese extraño líquido blanco aún rondaba por mi cabeza.
—Are... ¿Por qué me salía ese extraño líquido blanco?
—Eso es algo que debemos platicar muy bien, y también debemos hablar de lo sucedido en la casa de tu padre, pero antes, debemos recuperarnos —explicó.
—Está bien.
—Ahora que estás mejor, ven aquí —dijo, acercándose para darme lo que parecía ser un abrazo.
—No, ¿qué haces? Aún estoy muy enojada contigo...
—Rodeame con tus brazos, y déjate llevar por esa sensación que tu sangre te hace sentir, verás lo que sucede...
Me atemorizaba, pero quería averiguar lo que sucedía... y lo hice.
Me deje inundar por su delicioso aroma, esa calidez y tranquilidad que me brindaba...
La sensación que crecía cada vez que estaba cerca de él, es simplemente inexplicable, pero iba incrementando.
Tuvimos que separarnos porque había entrado un hombre, que parecía ser el doctor, era muy alto.
Pues claro que va a ser alto, estamos en Obsiris.
Él se dirigió a Are y hablaron un momento.
No me había percatado de que todos mis dolores se habían ido.
¿Cómo era eso posible?
Hace solo unos segundos estaba toda sufrida por mi herida.
—Señorita Kiae —habló aquel doctor—. Hoy mismo le daré de alta. Pueden irse, con su permiso, Sus majestades.
Luego de decir eso, antes de salir, hizo una pequeña reverencia.
—¿Sus majestades? El rey solo eres tú, no entiendo —expresé.
—También debemos hablar de eso.
Ok.
Eso sí me preocupa.
Cuando intenté moverme, lo hice con muchas facilidad, como si no hubiese pasado nada en lo absoluto.
—Are, ¿por qué ya no tengo los dolores?
—También debemos hablar sobre eso, pero primero volveremos a casa, ¿si?
—Está bien.
Extrañamente no sentía nada en la parte de mi herida.
¿Qué diablos estaba pasando?
Almenos todo pintaba bien, alfin podría resolver tantas incógnitas.
Me estaba sintiendo plena.
Estaba llenando ese vacío que sentía todos los días.
Esperaba que Are fuese sincero conmigo; aunque en el fondo, algo muy dentro de mí me daba a entender que él estaba siendo completamente honesto.
¿Qué daño podría hacerme él?
Un rey.
Alguien que rige un reino, un planeta.
Alguien que debe ser correcto tanto de corazón como de reglas y leyes.
Por algo era el rey.
Por algo siempre lo tratan bien dondequiera.
Tenía que confiar en él...
Estando de regreso en su casa, tuve la oportunidad de observarla mejor, y en realidad sí parecía un castillo, un palacio muy moderno.
Era muy inmensa.
Sus jardines eran maravillosos y llenos de colores. Flores por todos lados, y había un pequeño espacio donde el sol no llegaba, pero era por los grandes árboles frutales sobre él.
Eso sí, habían muchos guardias por todos lados.
—¿Cómo le llamas a esto? ¿Castillo? —pregunté, sarcástica.
Are solo me miró y sonrió.
Sonrió.
Se me estaba haciendo costumbre que sonriera así, tan genuino.
Casi nunca lo había visto sonreír, es mas, pensé que él no sonreía.
Estaba empezando a dejarme sentir eso que mi cerebro rechazaba.
Todo se empezaba a sentir tan mágico.
Este mundo lo era... era mágico.
Y no, no son drogas, ¿o sí?
Are y yo entramos a la gran casa.
Extendió su mano para que caminaramos agarrados de ellas.
Enlacé la mía con la de él, y empezamos a subir las escaleras. Eran muchas, de hecho, habían tres pisos en esta mansión.
Al subir al segundo nivel, nos dirigimos a una habitación.
Al entrar, me di cuenta que era la misma en la que habíamos estado el otro día...
—Are, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente? —pregunté de repente.
—Una semana y media —dijo, con simpleza—. Tuvieron que hacerte un par de operaciones, y la recuperación fue más rápida de lo normal. El doctor dijo que tu cuerpo funcionaba como el de un obsirio, y que quizás era porque yo estaba cerca.
Al entrar a su cuarto, él buscó la silla de su pequeño escritorio y la colocó frente a mí.
¿Una semana y media?
Guao.
—Toma asiento —señaló.
Hice lo que me pidió y él se posicionó frente a mí, de pie.
—Voy a contarte una historia, y todo lo que necesitas saber —dijo, con aparente nerviosismo.
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Vamos Are, tengo mucha curiosidad.Recuerden votar xfa
LoskieroMe despido💖
Atte: Autor Anónimo.
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Are
Science FictionKiae, una chica curiosa, cuya intriga la llevará a un mundo totalmente distinto... -Desde las sombras. Siempre visualizaba una silueta, la cual me seguía a todos lados... Y aún lo hace. ¿Acaso estoy loca? ... Un chico, que dice llamarse Are. Es de o...