Capítulo diecisiete

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Luego de aquella conversación con Nua, me había quedado pensando en todo lo que iba a pasar si accedía a quedarme en este mundo.

Claro que era una buena oportunidad para iniciar de nuevo y ser alguien totalmente diferente, pero no sabía si podía ser capaz de cargar con todo lo que pesaría sobre mis hombros.

—¿Quieres hacerme alguna otra pregunta? —Nua me sacó del trance en el que estaba.

Aparté todos mis pensamientos y lo miré.

Alguna otra pregunta...

No lo sé.

Quizá sí, sobre él.

—Tú eras Hug, ¿cómo llegaste a mí? —indagué.

Él pareció no esperar esa pregunta.

—Te dije que había sido asignado para protegerte —respondió, simple.

—¿Por Are? —pregunté, hundiendo mis cejas—. ¿Por qué no se encargó él mismo?

Nua suspiró y justo cuando iba a responder, apareció Are por la puerta de la cocina.

—Porque tenía demasiados asuntos aquí. No podía descuidar el reino o a ti, así que decidí pedirle ayuda a mi querido hermanito —dijo, poniendo una de sus manos en el hombro de Nua—. Pero no creas que nunca fui, alguna vez me puse el saco en la cabeza y fui a verte...

Esperen, ¿qué?

¿Cuándo?

De solo imaginarme cuándo pudo haber sido, me da mucha vergüenza.

Entre todos mis pensamientos, recordé la pequeña conversación que tuve con Are hace un rato.

Él aún parecía enojado, pero no sabía si era por su forma natural de ser o porque en verdad lo estuviera. Su tono de voz era serio y seco, así que supuse que no estaba del todo bien conmigo.

Decidí tomar los últimos tragos de agua, y subí a alguna habitación de huéspedes para poder tomar una ducha.

Al estar en el segundo nivel, encuentro una totalmente vacía, limpia y muy bien ordenada.

Miré por todos los rincones para encontrar las pertenencias de alguien, pero no había nada. Estaba completamente vacía. Decidí meterme a la ducha. Había una tina y la llené de agua tibia.

Mientras disfrutaba de mi baño, recordé que no había ido a buscar ropa interior.

La habitación de Are, estaba a dos de ésta.

Lo más probable es que él esté en su despacho, o haya salido. Espero que sí...

Al terminar la ducha, salí envuelta en una toalla.

Estaba decidida a salir de la habitación para ir a buscar ropa y traerla aquí. Abrí con cuidado la puerta para salir. Me fijé para ambos lados del pasillo y estaba completamente vacío.

Salí con sigilo y me dirigí a la habitación de Are.

Abrí la puerta, y me fijé de que no hubiera nadie dentro.

Estaba vacía.

Entré y rápidamente fui al armario, en donde saqué mucha ropa para los siguientes días hasta que decidieran comprarme más.

Mientras buscaba algunas prendas un poco decentes, escuché que la puerta del baño estaba siendo abierta.

Mierda.

Mierda.

Santa mierda.

Agarré toda la ropa y estaba a punto de irme, cuando su voz me hizo parar en seco.

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