—¿¡Se dan cuenta de lo que acaba de pasar!? —regañaba Are, muy enojado—. ¿¡O de lo que pudo haberte pasado, Kiae!?
Sí, aquí estábamos.
En el despacho de Are.
Recibiendo el regaño de nuestra vida.
Seri se veía tan arrepentida como yo.
—Lo lamento, yo no debí dejarla sola en ningún...
—¡No! ¡No debieron haber ido! —rebatió, furioso.
—Pero estoy bien, no me pasó nada... —argumenté.
—¡Porque yo llegué a tiempo! No quiero ni imaginar lo que pudo haberte hecho ese idiota —rebatió—. Me hierve la sangre el solo pensar que pudo haberte pasado algo malo, Kiae. ¿No entiendes la gravedad del asunto?
Bajé mi cabeza.
—Pero... Cuando fui al centro comercial, no pasó nada... —murmuré.
Suspiró, bajando un poco el tono de voz, pero aún seguía furioso.
—Yo mandé a un equipo de seguridad a vigilarte —Hundí mi entreceja—. Pero no me arrepiento de nada porque me informaron que dieciocho tipos intentaron acercarse a ti. ¿De verdad creíste que iba a dejarte salir sola, así porque sí?
¿Qué?
¿Dieciocho?
—¿Por qué no me dijiste nada? —reclamé.
—¿Me ibas a creer? o ¿ibas a pensar que lo decía solo para encerrarte aquí? ¿ibas a aceptar que te vigilaran?
Claro que no.
De alguna u otra manera, yo iba a negar todo.
—Solo quiero protegerte, hasta que te conviertas en una obsiria hecha y derecha. Mientras tanto, estarás bajo mi cuidado, y todo lo que te suceda, será mi responsabilidad —anunció severamente.
—Lo lamento —dije.
***
Estaba en mi habitación. Sentada en el borde de mi cama, pensando muchas cosas.
Una de ellas era lo que había pasado y la discusión que habíamos tenido con Are.
De repente alguien toca la puerta y la abre.
—¿Puedo pasar? —Era Are.
—Si ya estás adentro —dije, con obviedad.
Él se acercó y se sentó a mi lado.
—Oye —dijo, acercando su mano para meter algunos cabellos rebeldes detrás de mi oreja—. ¿Cómo estás?
—Tengo muchas cosas en la cabeza —le dije.
—Puedo ayudarte con eso.
—Oye de verdad lamento lo que pasó hace rato con Seri, lamento haberte hecho pasar por eso...
—No, no te preocupes, gracias al cielo que no pasó nada grave y que te encuentras sana y salva —dijo, dándome una mirada de compasión.
—¿Cómo lo supiste?
—Ninguna de las dos estaban en casa, así que supuse que me desobedecieron. Ya sabía a dónde iba Seri siempre, fue pan comido —explicó.
Él parecía estar más tranquilo, y eso me relajó.
No quería volver a tocar el tema, así que rápidamente saqué otro.
—¿Por qué nunca me dijiste que eras el rey de Obsiris? —empecé el interrogatorio.
ESTÁS LEYENDO
Are
Science FictionKiae, una chica curiosa, cuya intriga la llevará a un mundo totalmente distinto... -Desde las sombras. Siempre visualizaba una silueta, la cual me seguía a todos lados... Y aún lo hace. ¿Acaso estoy loca? ... Un chico, que dice llamarse Are. Es de o...