Podía sentir sus dos exquisitos olores, y eso me estaba dejando como una tontita. Aún nuestros rostros estaban cercas uno del otro, y un calor abrumador se estaba acumulando en esa zona.
Su mano izquierda estaba detrás de mi cuello y su mano derecha se había movido a mi cintura.
No quería forcejear. Quería sentirlo más cerca.
Miré sus labios, estaban entreabiertos, como si se estuviese preparando para pegarlos a los míos, pero yo no podía esperar más. Necesitaba hacerlo ya.
Corté la poca distancia que nos separaba y junté mis labios con los suyos, llevé mis manos a sus mejillas mientras él me apretaba más hacia él.
Esto era como sentirse en el bendito cielo.
Ambos empezamos a mover nuestros labios, en un beso largo, lleno de pasión y deseo.
Esto era lo que necesitaba. Lo que anhelaba con tanto fervor dentro de mí. Lo que mis entrañas ansiaban con desesperación.
¿Tan bien podía sentirse un beso?
A la mierda el tiempo que necesitas, ¿no?
Podía sentir sus dientes mordiendo suavemente los míos. Eso me volvía presa de la excitación.
Pero estos momentos definitivamente no duran para siempre.
Un carraspeo nos separó abruptamente.
Are suspiró pesadamente en señal de molestia.
Ambos dirigimos nuestra mirada hacia la persona que nos había interrumpido.
Era Nua.
Mis mejillas se enrojecieron.
¿Llevaría mucho tiempo ahí?
—¿Interrumpo algo? —preguntó con tono sarcástico.
—Sí, idiota —respondió Are, molesto.
Se separó de mí y se acercó a Nua.
—¿Qué quieres?
—Es Ven, quiere hablar contigo —anunció Nua.
—Mierda.
Acaso... ¿Hablaban de Ven el de los entrenamientos?
—Kiae, tengo que ir a resolver un asunto importante, puedes ir a tu habitación —dijo para luego bajar a la sala.
Nua le siguió el paso.
Yo me quedé un momento ahí, de pie.
Me asomé sigilosamente al barandal que daba la vista a la sala. Allí se encontraban Are, Nua y Ven, el de los entrenamientos. Los tres formaban un círculo.
Observé mejor sus rostros para saber qué tan importante podía ser lo que hablaban, ya que no podía escucharlos almenos intentaría verlos.
Are en todo momento tensaba su mandíbula mientras Ven hablaba. Nua se mantenía neutro.
Todo era inaudible, pero unos segundos más fue lo que demoró su plática.
Are y Nua salieron bruscamente de la casa, dejando a Ven solo.
Yo aún permanecía en el mismo lugar, hasta que Ven dirigió su vista a mí. Me hice a un lado rápidamente para evitar que me viera, pero él ya sabía que estaba ahí.
Mira lo que hiciste, mensa.
—¡Será mejor que entres a tu habitación y no salgas de ahí! —advirtió.
Me asomé lentamente con un rostro lleno de confusión.
—¿Por qué? ¿Qué está pasando? —pregunté.
—Unos tipos quieren tu sangre, pero Are se encargará de eso, mejor ve a descansar —ordenó y se fue.
Demonios. ¿Cuándo acabaría esta pesadilla?
Iba a caminar hacia mi habitación, pero un ruido ensordecedor provino de abajo, empecé a entrar en alerta y el pánico amenazó con atacarme.
Mi corazón se aceleró por miedo a que alguno de ellos haya logrado entrar.
Me asomé cuidadosamente al barandal y vi a tres hombres que sostenían armas blancas. Tragué grueso al ver sus tamaños y lo fornidos que se veían.
Are no estaba en ningún lado y Nua tampoco.
¿Acaso son ellos los malos?
No tienen sangre noble ni real, son malos. Kiae hay que salir de aquí. ¡Ahora!
Miré a mi alrededor, y lo único que podía llevarme a una posible salida era el techo, pero no podría bajar por ningún lado, lo único que me esperaba era una caída de más de diez metros.
Piensa Kiae, piensa.
Quizá si subo, podré ver a alguien y pedir ayuda.
Mis entrenamientos no podrían contra tres grandes y fornidos hombres.
Moviendo mamita, moviendo.
¡Ya voy!
Respiré hondo y subí las escaleras hasta llegar al techo.
La desesperación me abrumaba y el miedo de ser descubierta se me hacía imposible controlar.
Miré la altura, una caída de estas me haría pedazos.
La noche era arrolladora, todo estaba oscuro, no había luz en este lugar.
Intenté buscar a alguien que conociera, pero no lograba ver más que arbustos y muchas personas corriendo de un lado a otro, pero no las distinguía y mucho menos iba a gritarles. Eso sería un suicidio.
Miraba siempre la puerta que daba a este techo, mientras trataba de ver quiénes eran los que se encontraban abajo.
Hasta que vi a Ven.
—¡Ven! ¡Aquí arriba! —gritaba, esperando que él me escuchara—. ¡Hey! ¡Aquí! ¡Soy Kiae!
Él buscó el lugar de donde provenía mi voz hasta dar con mis ojos.
—¡Kiae! ¡Ya voy! —decía, dirigiéndose rápidamente a la entrada de la casa.
Suspiré de alivio al saber que ya iba a recibir ayuda, pero rápido se esfumó cuando escuché la puerta abrirse violentamente.
Eran aquellos hombres.
Sonreían con suficiencia.
Me miraban como una presa, y yo me sentía como un conejito asustado.
Se acercaban muy rápido, intenté defenderme como lo hacía en los entrenamientos, a patadas y puñetazos, pero ellos eran demasiado ágiles y lograron inmovilizarme.
Fue entonces cuando sentí un gran golpe en la cabeza, que me había dejado totalmente inconsciente.
Todo había ocurrido tan rápido.
No sabía lo que harían conmigo, pero esperaba salir de este infierno lo antes posible.
■■■
🌊¿Cómo andan?
Kiae siempre metiéndose en problemas🥲
Voten xfa
Me despido💖
Atte: Autor Anónimo.
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Are
Science FictionKiae, una chica curiosa, cuya intriga la llevará a un mundo totalmente distinto... -Desde las sombras. Siempre visualizaba una silueta, la cual me seguía a todos lados... Y aún lo hace. ¿Acaso estoy loca? ... Un chico, que dice llamarse Are. Es de o...