—Oye Susi, ¿por qué te asignaron a mí? —pregunté, mientras ella pasaba una toallita húmeda sobre mi cara, quitando el maquillaje.
Esperen, el labial había desaparecido.
Me asusté al pensar que todos habían visto mi labial regado por toda mis comisuras.
Pero suspiré de alivio al recordar que era un brillo rosa y no tenía toda mi cara manchada de labial.
—No tenía trabajo, y para estos casos, siempre buscan a estilistas y maquillistas desempleados para que ayuden a la realeza.
—¿Y no sería peligroso? Cualquiera en algún momento puede hacerle daño a alguien, sin ofender —dije.
—De hecho sí, pero nosotros somos de la nobleza, y el rey siempre ha tenido una muy buena relación con los nobles. Aparte, el rey Loen es muy bueno, tiene pocos enemigos... o tenía —mencionó, con cautela.
—¿Tenía? ¿Los mató a todos? —me alarmé, curiosa. De solo pensarlo... pobres almas.
Ella sonrió.
—No señorita, lo que pasa es que el porcentaje de enemistad con el rey ha incrementado estos últimos meses, pero no me corresponde dar más detalles —Entonces sabía más.
Aunque no quisiese darme detalles, se me hacía de confiar. Su espíritu y esencia eran agradables. Y si Are ha dado órdenes de no decírselo a nadie, ella estaba cumpliendo fielmente su palabra.
Entonces, la miré y detallé.
—Cuéntame un poco de ti... —pedí, para tener una idea de su vida.
Ella sonrió, tímida.
—Me llamo Susi, vengo de una familia noble, mis padres eran gobernantes, pero han sido reemplazados por mis hermanos, y yo... Bueno, decidí convertirme en estilista y maquillista personal de la realeza. No tengo amigos porque toda mi niñez y adolescencia me la pasé peinando y maquillando muñecas —explicó, con tranquilidad.
Guao.
Ya teníamos algo en común: ninguna tenía amigos.
Era una joven muy bonita y parecía inocente.
Podría...
—¿Quieres ser mi estilista y maquillista personal? —le propuse.
Después de todo, necesitaría una.
Ella abrió sus pequeñas perlas marrones como redondos platos.
Su rostro y expresión eran de total asombro y sorpresa. No se lo esperaba.
—Yo... no lo sé. ¿Le agrada mi trabajo? —preguntó, emocionada.
Sonreí.
—Sí me agrada, y creo que podemos llegar a ser amigas, solo si aceptas. No quiero que te sientas obligada a aceptar porque yo forme parte de la realeza.
Ella negó.
—Si a usted le agrada mi trabajo, y le agrado yo como para ser su amiga, tenga por seguro que tendrá mi completa e infinita lealtad señorita.
Ella parecía muy feliz, su rostro lucía iluminado y emocionado.
Me sentí bien por hacer una nueva amiga.
Algo me decía que seríamos muy íntimas.
Luego de ayudar a prepararme para dormir, ella salió de la habitación y yo me quedé sola, acostada en la cama, pensando y recordando el beso con Are.
¿Qué demonios me había pasado por la cabeza cuando le correspondí?
Ay ya, acéptalo, estás perdidamente enamorada de él.
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Are
Science FictionKiae, una chica curiosa, cuya intriga la llevará a un mundo totalmente distinto... -Desde las sombras. Siempre visualizaba una silueta, la cual me seguía a todos lados... Y aún lo hace. ¿Acaso estoy loca? ... Un chico, que dice llamarse Are. Es de o...