—¡Te vas a casar! —chillaban de emoción Seri y Susi al mismo tiempo.
—¡Ya cállense! Se me correrá el maquillaje —dije, conteniendo las lágrimas que se acumulaban en mis ojos.
Ya casi era hora.
Estoy nerviosa.
No te imaginas lo que yo...
—Vamos Kiae, ya es hora —avisaba Susi entre lágrimas de emoción.
Respiré profundo y empecé la caminata desde la entrada del palacio, hasta el gran jardín.
Por momentos creía que las puntas de los tacones me fallarían, o que pisaría la falda del vestido y caería de boca, pero la verdad era que me preocupaba más estar caminando demasiado rápido.
Tranquilicé mi pequeño corazón y traté de pausar mi respiración.
El velo que llevaba cubriendome toda la cabeza rozaba constantemente mi rostro.
Mis pasos eran muy lentos y cuidadosos.
Hasta que a mi vista llegó al gran jardín.
Mi corazón se paralizó por un instante.
No entendía lo que pasaba por un momento. Todo estaba vacío, no habían arreglos ni mucho menos sillas o personas.
Demonios, ¿no era este lado? Era el izquierdo.
¿Si ves que para pendeja no se estudia?
Cállate.
Giré y caminé rapidito, pero hacia el otro lado.
Los nervios estaban haciéndome una mala pasada.
¿Cómo pude confundirme de tal manera?
Cuando estuve cerca de la esquina, volví a ralentizar mis pasos.
Agarré con fuerza el ramillete que sostenían mis manos.
Y ahí estaban todos.
Este sí era el lado.
Ya cállate.
Habían muchas personas. Entre ellas estaban todos mis conocidos y familiares de Are.
Seguí mi lenta caminata, captando la atención de todos. Podía sentir sus miradas clavándose en mi vestido.
Cuando llegué al inicio del pasillo que daba directamente al altar, observé a Are.
Él se veía tan sereno, tan impecable.
Llevaba puesto un traje negro con camisa blanca, y un moñito en el cuello de su camisa. Todo en él gritaba perfección. Su mirada se había clavado en mí, y pude notar como se le formaba una sonrisa que podía jurar que decía: "Maldita sea, que hermosa". Porque obviamente me veía de la mamita que me parió.
Suspiró y asintió lentamente, eso me indicó que podía seguir caminando. Y así lo hice.
No aparté mi vista de él, ni él de mí.
Ojalá mi padre estuviera siquiera viendo esto.
Es nuestro día, no lo arruinemos preocupandonos por alguien que estaba dispuesto a matarnos solo por una estúpida organización.
Mi sangre tenía razón, pero apesar de eso, él seguía siendo mi padre, y nada podía cambiar eso, ni siquiera yo. Lo quería muchísimo.
Cuando llegué frente al altar, Are bajó los dos escalones para extender su mano y ayudarme a subir.
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Are
Science FictionKiae, una chica curiosa, cuya intriga la llevará a un mundo totalmente distinto... -Desde las sombras. Siempre visualizaba una silueta, la cual me seguía a todos lados... Y aún lo hace. ¿Acaso estoy loca? ... Un chico, que dice llamarse Are. Es de o...