Lo menos que podía soportar ahora era un alejamiento por parte e Iria sin entender razones detrás de eso.
Y ¡sorpresa!, estaba ocurriendo.
Dicen que cuando un asunto no sale ni a patadas, hay que dejarlo estar. Eso hice toda la mañana, me dediqué a trabajar hasta que llegó la hora del almuerzo y no pude contenerme más.
— Necesito entender –digo a Iria que me ve con ojitos inocentes–. ¿Qué está pasando? ¿Qué pasa contigo ahora? Porque es lo mismo que antes: vivimos algo maravilloso y de la nada luego tú actúas con recelo respecto a mi persona.
— Matt vino...y hablamos –cuenta con tono bajo.
— ¿Y ese qué? ¿Ese pendejo para qué te busca ahora?
— No es lo que piensas, no se trata de su enamoramiento por mí, sino de ustedes: de los Chuker. Vino a advertirme que me aleje de ustedes, y Julia también.
Inspiro; suelto el aire por la nariz a causa de mantener presa mi lengua entre los dientes.
— ¿Y cómo por qué razón no deberían estar con nosotros? ¿Eh? ¿Qué dijo?
— Solo mencionó que estáis muy liados con problemas con la ley.
— ¿Solo eso?
— Sí.
— ¿Segura?
— Ajá.
— Eso ya lo sabían ustedes, no lo tomes en cuenta. Iré a almorzar...
— ¿No te quedas conmigo? He traído suficiente almuerzo para ambos.
— No. Me apetece más bien una pizza y así visito a Sar.
— Vale, bien. Cuídate.
— Para que sepas, esta tarde Sar y yo queremos tener una reunión con todos en el albergue.
— Okey, sí.
Iria duda de mí. Lo sé por su manera de mirarme como si de un momento a otro esperase que yo fuera a decirle algo que ella desconoce. No es así, porque nada le escondido y de hacerlo, no habría manera de que le sostuviera la mirada.
Por supuesto la culpa de este cambio abrupto la tiene Matthew Ulloa.
— ¿Se puede saber qué mierda andas regándole a mi novia sobre mí?
El muñequito de aparador se gira sobre la barra del bar. Emite una risita burlona que siente respaldada por la presencia de sus amigos, los Montesinos Prada, y no deja de observarme.
Izer Harzal está ausente.
— ¿Vienes a por un segundo desquite? –deja entrever– Porque así actúan ustedes para resolver sus diferencias: lanzando puñetazos.
— No fui yo el que se te fue encima aquella noche del Carnaval. Sardrián solo me defendió.
— Oh entonces vienes a defender la moral de tu hermano. Pero deja que te dé una mala noticia: a Sardrián Chuker todos lo ven como una bomba de tiempo con problemas de autocontrol.
— Me importa poco como nos ven, solo me interesa que te alejes de Iria. No tienes derecho a llenarle a cabeza en contra de nosotros.
— ¿Y te has puesto a pensar en que lo hago por su bien?
— Probaremos que somos inocentes –sostengo.
— Buena suerte con eso.
— Matti, vámonos –pide una Montesinos Prada.
ESTÁS LEYENDO
El Caos de los Chuker © Completa ✓
RomanceLa tranquilidad de Iria Polanco se verá afectada por la aparición de cinco hermanos sospechosos de un asesinato. Entre ellos está Axmiel Chuker, amante de Mirta Harzal, pero ahora ella está muerta y parece que por fin él recuperará las riendas de su...