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Me encuentro asida al pectoral de mi novio sobre el mantel, luego de consumir el almuerzo matutino. Reparo en que mi ánimo melancólico ya no abunda, al contrario estoy muy feliz. Lo sucedido con Nora parece un evento remoto del que siento añoranza; más no tristeza, ni vergüenza. E incluso una sonrisa corta se dibuja en mis facciones, mientras me digo que simplemente se trató de una cena improvisada y un mantel sobre el césped.

Además de su compañía que ciñe de forma protectora mi cintura.

— ¿Sabes qué pienso? Que a veces necesitamos tan poco para ser felices –comento– o para escapar de la rutina. ¿Puedes creer que nunca se me había ocurrido hacer un picnic en este espacio?

Axmiel sonríe; asiente con su cabeza y me besa la frente.

— Puedo deducirlo aunque no lo menciones, creo que eres alguien que está más pendiente de su futuro que de su presente.

— Tal vez –acepto–. Y tú eres todo lo contrario...

— Sí, así es. Para mí pensar en el futuro era una tortura porque me decía que sería más de lo mismo de lo que tenía en mi presente, y eso era deprimente. A veces las personas creen que el futuro va a ser mejor pero la realidad es que no hay una regla exacta para que así sea. Porque la vida no nos debe nada, se nos fue dada y en muchas ocasiones depende de lo que nosotros podamos hacer por nuestras situaciones diarias, para entonces aspirar a que si todo sale bien, el futuro que nos aguarda sea bueno. He ahí mi problema: no me iba a revelar con Mirta, ni huir para dejar atrás a mis hermanos, aunque sí lo pensé.

— ¿Escapar?

— Sí. Aunque cada vez era más poco probable que lo hiciera. Por consiguiente, nunca me planteaba ideas de un futuro idílico, cuando por mi presente no estaba haciendo absolutamente nada para que fuera mejor.

— Creo que te entiendo. A diferencia de ti yo llevo años esforzándome para conseguir un futuro mejor, para mí, y para mi madre. Considero que mi tiempo presente es la mejor herramienta para asegurarme un futuro en donde pueda descansar, ¿sabes? porque el aquí y ahora, siento que es el espacio de tiempo en donde más podemos dar de nosotros: aprender, explotar potenciales, crear, mostrar aptitudes...pero no hago eso pensando en el presente, sino en el futuro. Entonces, si no hago todo bien ahora, mi futuro no será bueno. Por ejemplo; quiero irme de Rooth, y trabajo para eso, para tener dinero, hacer ahorros, incluso el verano pasado llegué a tener tres trabajos, dormía poco, me faltaba el apetito, en fin. Estoy algo obsesionada con la idea, solo que ahora que estás aquí, me he perimido descansar un poco y sentir que vivo el presente.

— Puedo reafirmar con eso que dices, que la idea de irte de Rooth con Nora es algo muy importante para ti.

— Sí, lo es. Vinimos a Rooth porque este pueblo le gustaba a papá.

— ¿Qué? –interviene– ¿No son oriundos de Rooth?

— No.

— ¿Ninguno?

— Según me ha dicho mamá, ellos llegaron a Rooth cuando ella tenía dos meses. ¿Comprendes? Nunca hubo nada que me atase a este pueblo, y supe que nunca lo habría después que murió papá.

— Comprendo...

— No quiero reducirme a esto, a veces pienso que nací para ser más que Iria Polanco una simple barista en un pueblo invisible –ante su silencio, continúo– y sé que no está bien; que suena demasiado ambicioso...

— No, no, está bien. Siempre te he dicho que eres una persona valiente y creo que parte de ser una persona valiente es ser alguien ambicioso en la vida. Por eso sé que si sales de Rooth, serás grande, en lo que te propongas.

El Caos de los Chuker © Completa ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora