Muchos decían que con un corazón roto uno podía decir y hacer muchas estupideces, Jimin no había creído en ello, viéndolo solamente como una excusa a sus acciones.
Pero... Apreciando el anillo que cubría uno de sus dedos, ya no podía seguir pensando en lo mismo.
Estúpidamente, pensó que había encontrado el hombre no perfecto, ya que hace tiempo que comprendió que la perfección no existía, pero sí creyó que Song Kang era su persona indicada.
Con su personalidad amable y buen rostro, el famoso actor, modelo y Mc de la televisión había sido un gran amigo, que en corto tiempo se transformó en algo más cuando descubrieron que ambos tenían intereses comunes por el otro, y la boca del otro.
Para ninguno era conveniente que los demás se enteraran sobre su orientación sexual, para Kang por su carrera, y él por su padre, por lo que había sido un acuerdo mutuo tener una relación a escondidas fingiendo ser simplemente amigos frente a otros.
Y se sentía tan estúpido por haber pensado que todo entre ellos estaba bien a pesar de que iban a un ritmo lento, que nada podría separarlos, que no existiría una tercera persona que interviniera...
Já, solo estupideces.
Abriendo la puerta del lujoso mueble lleno de licores caros y exclusivos que su padre tenía en su bar, Jimin sacó uno cualquiera y se sirvió en un vaso con ansias de querer olvidar cualquier sentimiento de dolor y traición que todavía quedara en él.
Cogiendo el vaso de vidrio con diseños, se tomó el contenido de un trago y juntó sus cejas torciendo sus labios cuando el ardor recorrió su garganta.
—Mierda, es fuerte —exclamó dejando con cuidado el vaso sobre la sólida superficie de madera, conteniendo sus ganas de toser.
Su mirada reparó en su mano izquierda nuevamente, donde se encontraba aquel brillante anillo de oro que no era más que una simple banda lisa, sin decoraciones o piedras preciosas, algo que seguramente se había elegido sin pensarlo mucho en el calor del momento.
Y solo ver aquel anillo en su mano, le recordó de su desplome en las Vegas, un desastroso error que le había seguido hasta su casa en Seúl y todo por culpa del estúpido Kang.
Si tan solo este no le hubiera engañado...
Soltando una pequeña risa amarga, Jimin pasó una mano por su rubio cabello, desordenando su aburrido peinado hacia adelante al peinarlo todo hacia atrás.
No, no podía echarle la culpa a alguien más por las estupideces que había cometido en las Vegas bajo el manto del alcohol.
Pero... ¿Realmente había sido un error? ¿Todo?
Sí, era verdad que todo había ocurrido bajo la influencia del alcohol, pero... No recordaba la última vez que se había sentido tan libre y bien, sin preocupaciones. No creía realmente que hubiese ocurrido alguna vez.
Lo peor de todo, es que ese sentimiento de libertad y despreocupación, de desinterés a los mandatos de su padre, le había quedado gustando.
Él recordaba perfectamente cada momento de lo ocurrido en las Vegas, aun si había estado influenciado por el alcohol, y ese pequeño gusto que había probado de libertad... No podía olvidarlo sin importar cuantos días habían pasado.
Claro que la razón por lo que había ocurrido todo seguía sin gustarle, el solo volver a recordar el engaño de Kang le molestaba desde las profundidades de su estómago.
Y lo peor de todo no había sido el engaño, no, lo que más molestaba a Jimin era con quién había ocurrido.
Gruñendo bajo, volvió a servirse otro trago de alcohol para olvidar el asco y desagrado, la rabia burbujeante en su interior que amenazaba con estallar.
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Bousni💋
FanfictionUna traición. Un viaje a las Vegas. Un error. Un trato. Jimin nunca había sido alguien exigente, aceptando todo lo que cayera en su regazo con tal de que su padre le brindara algo de atención, pero cuando Su-ji vuelve a hacer una de las suyas co...