Jimin hizo clic con la flechita en su computador y otro bufido escapó de entre sus rellenos labios al contemplar las imágenes que demostraban lo grandiosa que había sido la fiesta de cumpleaños de su esposo el año pasado, al igual que los anteriores a ese.
Suspirando frustrado, se recargó en el respaldar de su silla y cruzó los brazos sobre su pecho mientras admiraba la pantalla de su computador, contemplando la imagen de su sonriente pareja que bailaba con un grupo de chicas.
No le molestaba esa foto, después de todo, eso había ocurrido antes de conocerse y empezar a hablarse, sería un estúpido por condenar a su pareja por la vida que tenía antes de conocerlo.
Ciertamente, él también tuvo sus momentos cada vez que su padre se olvidaba de su presencia, y aunque tal vez nunca llegó al final de nada, no podía negar que si hubo uno que otro juego previo, claro que nada comparado a lo que tenía con Yoongi, por supuesto.
El problema era, que no sabía cómo se suponía que iba a superar esas fiestas anteriores.
Cada una había sido sorprendente, y según los artículos que había leído, Yoongi se superaba a sí mismo cada año.
¿Qué se supone que iba a hacer entonces? ¿Cómo podría siquiera igualarlo?
Más importante aún, ¿qué le iba a regalar a un hombre que lo tenía absolutamente todo?
—Dios... Solo tú escoges casarte con alguien que no necesita nada, Jimin —refunfuñó enderezándose y sacando de sus cajones una libreta.
Si iba a comenzar a planear algo, lo mejor sería que lo hiciera cuanto antes. Tenía un poco más de dos semanas para preparar todo y aunque ciertamente sabía que no iba a lograr superar los años anteriores, tal vez podría igualarlos de alguna forma.
Eso esperaba.
Tomando un lápiz, Jimin apoyó sus brazos en el escritorio y se quedó mirando fijamente la libreta.
Estaba en blanco.
No importaba cuánto presionara su cabeza sobre ello, nada salía.
Y tan perdido como se encontraba en ese momento, cuando su celular sonó y vibró repentinamente en su escritorio, Jimin tuvo un pequeño sobresalto ante la sorpresa.
Observando la pantalla, sonrió instintivamente al contemplar el nombre y la imagen de su pareja brillar parpadeante.
Olvidando el lápiz, rápidamente tomó su celular y contestó su llamada.
—Jungkook es un maldito traidor —anunció repentinamente su pareja.
—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó con una pequeña risa ante el tono malhumorado de Yoongi.
—Le dije que me liberara un espacio porque quería almorzar contigo, y el muy traidor me trajo más trabajo, ¡hasta me aceptó una reunión! —gruñó—. ¿Y todo por qué? Porque gané la apuesta y es un muy mal perdedor —chasqueó su lengua.
Sin poder evitarlo, Jimin soltó otra pequeña risa mientras se relajaba contra su silla, olvidándose de la frustración que le había abarcado minutos atrás.
—¿Crees que se está vengando porque ganaste la apuesta? —preguntó divertido.
—¡Por supuesto! —respondió sin duda—. Jungkook siempre ha sido un mal perdedor, sino pregúntale a Tae, que lo acosó hasta que este aceptó tener una cita con él —se burló.
Jimin rió sueltamente cuando escuchó a ambos discutir sobre ello del otro lado.
—Como sea, Jungkook es el culpable de que no te pueda ver hasta la tarde —declaró con molestia—. Si puedes, sé tan desagradable con él como puedas.
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Bousni💋
FanfictionUna traición. Un viaje a las Vegas. Un error. Un trato. Jimin nunca había sido alguien exigente, aceptando todo lo que cayera en su regazo con tal de que su padre le brindara algo de atención, pero cuando Su-ji vuelve a hacer una de las suyas co...