20/03/2022Pasó una semana y en ningún momento volví a hablar con mamá o papá sobre el sueño, o sobre lo que me ocultan. Sin embargo, esas vibras de mentira aún podían sentirse en la casa.
Como un típico día domingo, era día de hacer la limpieza.
La semana pasada, por orden de mamá, limpié la sala. Hoy decidí por mi cuenta limpiar el sótano de la casa. Empecé con lo básico: limpiar los muebles que no usábamos; retirar las telarañas; aromatizar y limpiar la única ventana del sótano. Y dejé lo mejor para el final: barrer mientras oigo música. Elegí la playlist de Adele y dejé mi teléfono sobre una silla.
Mientras barría y cantaba al mismo tiempo, detuve el movimiento con la escoba luego de haber topado con un objeto duro. Alcé la vista y vi que me había topado con un armario. Uno que nunca había visto en el sótano. Un armario alto y de madera, tenía espejos de distintos tamaños y formas, donde pude ver mi reflejo. Me quedé confuso un momento, analizando al armario. Sin embargo, no pude ignorar mi curiosidad, entonces tiré la escoba a un lado y lo abrí.
Al abrir las puertas del armario, estas emitieron un chillido por lo oxidadas que estaban sus cerraduras. Creí que al abrirlo caería mucho polvo, pero lo único que había dentro eran telarañas. Aun así, el armario estaba muy limpio, como si hubiese sido comprado ayer.
Dentro tampoco había muchas cosas, a excepción de un objeto que estaba recubierto por una tela blanca. Una fuerza extraña me incitaba a hacer todo lo que me dijera mi mente.
«Retira la tela».
Retiré la tela por instinto, y divisé que aquel objeto era un baúl antiguo de madera con ornamentos, bordes de cobre y dos manijas para poder sostenerlo. También noté que tenía una cerradura algo diferente a las usuales.
«Agárralo».
Sin pensarlo más, tomé el baúl por ambas manijas y entonces todo pasó muy rápido: sentí un profundo escalofrío, acompañado de una pequeña corriente eléctrica que recorrió desde mis manos hasta mi pecho y luego hacia todo mi cuerpo. Al mismo tiempo que mi mente se puso en blanco. Y también en ese mismo instante, la canción que se estaba reproduciendo dejó sonar.
Me aparté rápidamente del baúl y el escalofrío junto con la corriente eléctrica desaparecieron, y mi mente había regresado de su viaje astral. En ese momento no comprendí el motivo del escalofrío ni lo demás. La canción no volvió a sonar en ningún momento y vi que mi teléfono se apagó. Supuse entonces que quizá mi teléfono se había quedado sin batería.
Como si de magia se tratara, Chipilina, mi gata, apareció a la par mía. Daba vueltas en el piso, maullaba y frotaba su cabeza contra mis piernas. No sé cómo supo que estaba ahí, pero su aparición hizo recordarme que aún no le había dado de comer; así que me olvidé completamente de aquel extraño baúl y subí al dispensario de nuestra casa para alimentar a Chipilina, Frijol y Leo, mis tres gatos.
Luego de alimentar a mis gatos, los abracé y los llevé a mi habitación y me recosté en la cama junto a ellos. Mientras acariciaba a Chipilina, ella hizo recordarme que no había terminado de limpiar el sótano por su aparición. Al mismo tiempo me preguntaba cómo fue que nunca había visto ese armario, porque había estado muchas veces en esa zona y había visto cada objeto que hay en ese sitio. Bueno, puede ser que no me haya dado cuenta de que siempre había estado ahí.
Comenzó a llover y por casualidad mi teléfono que había dejado en la mesita de noche, se encendió por sí solo, al mismo tiempo que la canción que había dejado de sonar en el sótano volvió a reproducirse. Lo revisé para ver si tenía batería, y estaba al 90%. Ese suceso me pareció muy raro, pero preferí oír y disfrutar de la canción mientras veía las gotas de lluvia chocar contra la ventana.
Intenté dejar de pensar sobre el baúl; mala elección. Porque cuando reflexiono mucho sobre un tema, comienzo a reflexionar en otro y en otro... y en un sinfín de cosas. Y esta vez me puse a reflexionar sobre otras cosas: me di cuenta de que últimamente no he tenido mucho tiempo para mí mismo, porque en la escuela dejan demasiada tarea, además debo estar al pendiente de mis mascotas. Incluso siempre debo hacer la limpieza del hogar, el almuerzo o la cena y muchas veces no puedo salir por las tardes porque debo cuidar la casa mientras mamá o papá están trabajando. Encima quieren que estudie y que coma bien, pero siempre he tenido problemas con eso. ¿Crees que eso es injusto?
La razón de eso es que papá trabaja junto a algunos funcionarios del gobierno, labora de lunes a sábado y cada domingo le da mantenimiento al gran jardín de nuestra casa. Y mamá trabaja en una empresa de diseñadores de moda en Sérbet, un distrito de nuestro país que queda a unas dos horas de casa. Admito que mi vida no es tan mala y que hay chicos de mi edad con problemas más serios que los míos, pero desde hace mucho tiempo siento que algo no me deja ser libre.
«Bien... basta, David».
No podía quedarme en la cama a pensar en lo neutral o irregular que es mi vida y no hacer nada al respecto. Entonces decidí terminar de limpiar el sótano, así que me levanté y bajé.
Tras unos minutos de limpiar, por fin podía dedicarme a revisar otra vez aquel baúl, que por ahora era lo único entretenido que me había pasado en las últimas semanas.
Me acerqué al armario que había dejado abierto, tomé el baúl por las manijas y lo saqué fácilmente porque no pesaba mucho. Esa vez no pasó nada raro. Con el baúl en el piso, me agaché para verlo de cerca y noté que en la tapa del baúl estaban talladas unas letras que a simple vista no formaban ninguna palabra.
Me esforcé en copiar todas esas letras, que estabantalladas de esta manera:
¿Lo ves? A simple vista no pude entender nada.
Al parecer había parado de llover, porque ya no oía las gotas que chocaban contra la ventana. Nuevamente, el sol brilló, provocando que su luz entrara a través de la ventana del sótano y se reflejara en mi rostro gracias a los espejos del armario. Me cubrí la cara con una mano y vi de reojo a uno de los espejos donde pude ver el reflejo del baúl. Y descubrí algo que no comprendí.
¿Conoces el efecto espejo? Es cuando a veces, con la ayuda de un espejo, podemos leer un texto que está escrito al revés.
Entonces tomé el baúl y lo puse enfrente del espejo más grande que tenía el armario, y fue cuando pude comprender claramente el mensaje oculto que estaba escrito en la tapa del baúl.
¿Sabes qué decía? Dejaré que lo descubran.
Simplemente, usen el efecto espejo.
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El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]
FantasyTodo inició en algún lugar del mundo, con una 'gota' de energía mágica. David está indeciso e inconforme con el hecho de ser el nuevo rey, por tanto, sus decisiones transformarán permanentemente la vida de todos. ¿Aceptará ser el rey? ¿Logrará reve...