Capítulo XXX: Horus

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11/10/2022

Ayer pudimos no recibir clases, pero hoy no hay salvación.

Tendremos que hacer los exámenes de ayer y de hoy. Veo como está llegando el estrés en un avión de primera clase. Como sea, solo unos días más y serán las vacaciones de fin de año. Las clases comenzarán otra vez el quince de enero.

Cabe comentar que desde ayer apliqué la nueva rutina de acuerdo a los horarios que había planificado hace tiempo. Noté que son horarios muy estrictos; todo a una hora indicada. Pero comprendí que debo acostumbrarme a esta nueva vida llena de nuevas decisiones.

Mientras desayunaba decidí revisar mis redes sociales. Mi perfil de rey, para ser específicos. No suelo conectarme mucho tiempo a esas aplicaciones; me basta con revisarlas una vez a la semana. Desde aquella tarde en la que Tom me llevó a casa, tuve que silenciar las notificaciones, porque supe que no se detendrían. Y efectivamente fue así. De ciento ocho millones, la cuenta rebasó los trescientos millones de seguidores. Casi escupía el cereal que estaba comiendo.

¿Qué pasó? —cuestionó mamá acercándose.

¿Alguna vez imaginaste que esto pasaría? —le mostré mi teléfono. Ella lo tomó y estuvo doblemente asombrada.

Es una señal —comentó aún asombrada—. Es una señal de algo bueno que estás haciendo. Es decir, todas esas personas quieren saber más de ti, quieren saber quién es su amigable rey.

¿Qué significa eso?

¡Una publicación al menos! No les dejes con la inquietud.

Lo consideré. Mamá preparó unos papeles con diseños que debía llevar hoy al trabajo. Mientras tanto, seleccioné una foto de la Dinastía unida, una selfie que tomé cuando estábamos reunidos alegremente. Por suerte, la tarde en la que nos tomamos esa foto, tenía puesto el manto cobertor, así que no me preocupé.

Minutos después, subí mi primera publicación a "horusdezanitt"; con la descripción: «hola a todos» Seguidamente, me desconecté para volver la otra semana.

Momentos después ya estábamos en el colegio. Antes de comenzar, mis amigos y yo hicimos un ritual para poder aprobar los exámenes. Fue un ritual falso, no creas que usé magia como herramienta de sabotaje. Terminado el primer curso, habíamos completado cuatro exámenes. En el segundo, completamos otros cuatro. Y en el tercer curso presentamos tres más. Estábamos más cansados que nunca. Gracias al cielo, el director anunció que el receso de hoy se alargaría media hora más, para que pudiéramos descansar y continuar el resto del día. Estando en el jardín del colegio, merendamos.

¡Eres rey, tienes magia y tienes millones de seguidores! —no hace falta explicar quién exclamó eso.

Camila, no grites —apresuré en decir—. En primer lugar, aquí hay mucha gente, nos pueden escuchar. Y segundo, las cantidades no me importan para nada. Muchos me siguen, pero pocos realmente me conocen y les conozco. Como ustedes. Y eso es lo único que me importa; fin del asunto.

¿Enfadado? —indagó Tiago mientras comíamos panqueques.

No, para nada. Solo expreso lo que siento, siento lo que creo y creo lo que sé.

Todo un filósofo, mi amigo.

¿Alguien me podría acompañar a recibir los exámenes para el próximo curso? —preguntó Karla. Inmediatamente, me ofrecí para acompañarla. Sé que Karla se volvió un poco insegura al caminar sola, desde que invadieron su vida privada por mi culpa.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora