Capítulo XXXV: Aurora también es mi familia

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-¿Qué usted qué? -expresé con máximo desconcierto.

-Tu padre, mi hermano, te mencionó que tiene una hermana. Y supongo que nunca te ha dicho el resto de nuestra historia.

-¿Esto no es una broma?

-Tranquilo, hoy resolveré todas tus dudas -inició, sentándose en un sofá de terciopelo-. Tu papá te contó cómo se convirtió en rey, pero te mintió a cerca de su conocimiento sobre la magia.

»Realmente, todo comenzó cuando la magia llegó el día de tu nacimiento: en la noche de ese día, unos amigos y yo escalamos el volcán de Náltita. Cuando ellos dormían, yo subí a la cima, supuestamente para tomar fotos del cielo estrellado. Pero alcancé a ver cómo algo no estaba normal en la luna. Seguidamente, esa piedra lunar calló a la tierra y con su fuerza natural generó una sustancia poderosa. Yo estaba presente, entonces decidí tomar la piedra. Y ya que fui la primera persona en tocarla, toda esa fuerza se transmitió hacia mi cuerpo. Días después supe que poseía magia y podía hacer cualquier cosa. Y ese era el problema, no podía controlar mis acciones, siempre generaba objetos raros como los de este mundo. Mi hermano nunca me creyó, me dijo que estaba loca. Hasta que pude hacerle ver que la magia existía, dándole poderes a él. Sin embargo, la magia tuvo efectos secundarios en él, así que tuve que quitarle la magia.

»Luego, cuando él tuvo el poder de la realeza, me desterró de su reino. Yo no pude hacer nada más, porque sabía que podía hacer mucho más. Ahí fue cuando, luego de mil intentos, pude crear un nuevo mundo, esta dimensión. Únicamente para resguardar todo el poder de la magia que yo no podía contener. Sin embargo, cuando comencé a vivir aquí, recordé que no pude quitarle completamente la magia a tu padre. Una parte seguía integrada en la corona y la mayor parte seguía en la fuente del volcán. Y cuando regresé fue demasiado tarde, porque tu padre había dejado renunciado al puesto de rey, porque él no podía manejar la magia de la corona. Intenté eliminar la magia en la corona, pero nunca supe cómo, entonces escribí ese mensaje en el baúl de tu padre. Recuerdo que tenía prisa porque tu padre no me descubriera, entonces escribí mal la palabra rey, intercambiando dos letras. Desde aquí pude agregarle algo a ese texto, más bien pidiendo ayuda. Quien sea que encontrara ese baúl, definitivamente estaría conectado a la magia, para resolver el problema que yo no puedo: quitarle la magia a la corona.

-Realmente no sé qué decir -dije, mirando a la nada. Era el momento más confuso de mi vida; papá me mintió acerca de su familia, de la magia, de la corona-. Pero si mi padre nunca quiso creerte, ¿por qué actúa como si supiera mucho sobre magia y me apoya?

-¿Hay alguna habitación a la que no te permita entrar?

--vacilé, recordando aquel lugar con el letrero destruido.

-Pues ahí debe de estar la esfera transversal, la cual él creó para poder comunicarse entre nuestros mundos. Él me pidió perdón por lo que hizo. Una vez reconciliados, le expliqué sobre el problema con la corona y el baúl. Él me contó a cerca de esconder ese baúl para que no lo encontrara nadie, mucho menos tú. Según él, para protegerte de cualquier cosa que pudiera dañarte.

-No lo entiendo, él me mintió, pero también me protege, esto es delirante... ¿Él posee algo de magia?

-Se la quité por completo la última vez que nos comunicamos, hace diez años. Supongo que últimamente ha estado tratando de volver a comunicarse conmigo, porque ahora tú posees la corona. ¿Tienes más dudas?

-Gracias a tu verdadera historia, muchas dudas se resolvieron en mi mente. Sin embargo, ¿puedo contarte algo?

-Adelante.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora