Capítulo XIII: Algunas habitaciones

24 6 0
                                    


Caminé hacia el lado izquierdo, para toparme con la primera puerta que había visto. Noté que encima había un letrero de madera, que decía: "Sala comunitaria"; supuse que es el lugar indicado para recibir a invitados y demás. Abrí la puerta y entré. Divisé varios sofás de tela fina, de color verde y jade, y mesas con centros cuadrados de cristal. También había una chimenea de ladrillos y algunos cuadros colgados en esta. Tenía todo lo que una sala podía tener, pero todo más acomodado y repleto de antigüedades.

Salí y me dirigí a esa segunda puerta que vi al inicio. En su letrero decía: "Biblioteca", abrí la puerta y me llevé otra sorpresa, pero esta fue más agradable. Me encontraba rodeado de miles de libros. Puede ser la biblioteca más grande que hubiera podido imaginar. Los enormes estantes eran de madera, con escaleras incluidas para llegar a los libros que estaban a una altura de unos diez metros. Había una gran área con mesas y sofás, cada una dividida con paneles de vidrio cincelado. Paseé un rato entre los estantes, y encontré todas las novelas de Julio Verne, mi escritor favorito. Supe que prontamente ese sería mi lugar favorito para pasar el rato y leer en silencio, como es debido.

Me retiré del sitio y me percaté de que había otra habitación mucho más grande que los anteriores, y estaba al fondo. Esta no tenía paredes que la dividieran, como cualquier habitación, sino cortinas de color verde oliva. Me acerqué y asomé mi cabeza entre las cortinas; era mucho más grande de lo que se veía. A un costado, había un pequeño atril con un letrero, decía: "Salón principal de eventos". Estaba completamente vacío, únicamente había candelabros, y cortinas a la par de las ventanas. La mayoría de decoraciones parecían de oro.

Tardé en hacerlo, pero noté que en la pared del fondo, en el centro, estaban las gradas para poder llegar al siguiente piso del castillo. Muy emocionado, comencé a subir por las gradas. Las barandas estaban fabricadas con madera tratada y tallada. Antes de llegar al segundo nivel, las gradas se dividían en dos lados: a la izquierda y a la derecha. En la pared donde se dividían las gradas, un enorme cuadro en acuarela era la primera impresión que veías al subir; era el paisaje de un lago con tres volcanes al fondo. Pude reconocer que era el lago de Náltita, el que está ubicado justo en frente del castillo. Luego de contemplar el cuadro, subí por el lado izquierdo, aunque ambos lados de las gradas te llevan al segundo nivel.

Todo está muy bien diseñado. Al llegar al segundo nivel, lo primero que quedó en mi campo de visión, fueron tres pasillos largos, adornados con alfombras largas de color rojo. Un pasillo frente a mí, uno a mi izquierda y uno a mi derecha. Comencé a caminar por el de la izquierda. Había dos habitaciones de ese lado. La primera habitación era una sala de entretenimiento; podía ser un cine o un estudio de grabación al mismo tiempo. La segunda, un museo que al parecer estaba cerrado; solamente podía verlo a través de sus ventanas un poco sucias. Como no soy tan fanático de los museos, di la vuelta y fui por el pasillo que estaba frente a mí cuando subí al segundo piso.

Ese no era tan largo, terminaba en la entrada de una gran habitación, que estaba justo en todo el centro del segundo piso. Tenía una puerta tallada, con las figuras de dos personas distintas, una con árboles a su alrededor y otra completamente sola.  Intenté abrirla, pero estaba bajo llave. No tenía ventanas ni algo que me diera una pista sobre qué podría estar dentro. Lo que llamó mi atención fue su letrero, que estaba partido a más de la mitad, dejando solo la orilla superior derecha; no podía adivinar qué le pasó o quién decidió destrozar el letrero. No perdí el tiempo intentándolo descifrar qué hacía esa habitación, así que di la vuelta y regresé. Me han enseñado que si no hago nada más que mirar, es mejor dar la vuelta y regresar.

Fui entonces por el último pasillo. De ese lado encontré la cocina y el comedor para invitados; esas dos habitaciones están separadas. Esta última es demasiado grande, aseguro que puede caber cinco familias completas ahí. Pude distinguir la mayoría de las habitaciones gracias a sus letreros.

¡Qué emoción! Me dirigía al tercer y último nivel del castillo. Las gradas de acceso al tercer nivel las encontré detrás de la habitación misteriosa, que es la que tiene el letrero destruido. A partir del primer paso que di en la primera grada, la alfombra ya no era de color rojo, sino de color dorado. No sé el porqué, pero sentí una vibra muy alegre mientras subía.

Lo primero que vi fue una habitación muy grande al fondo; me pareció muy interesante, así que decidí verla de último. Estaba en la antesala del tercer nivel, donde había unos cuantos sofás y una mesita en el centro. Me dirigí hacia mi izquierda, y la primera habitación que encontré fue la de los baños privados; muy lujosos. A la par de esta, estaba el área de lavandería. Luego me dirigí hacia mi derecha y encontré tres grandes dormitorios con amplio espacio. De ese mismo lado, estaba el comedor privado, con amplia vista al jardín y gran parte del lago. Cada habitación tenía su respectivo letrero.

Por último, me dirigí hacia aquella habitación grande que vi al llegar al tercer nivel. Quizá era muy obvio, ¿no? Pues hasta el momento no había encontrado la alcoba del rey. Mi futura alcoba, supongo.

La fachada de esa habitación tenía un diseño que no pude distinguir al momento; tenía las mismas decoraciones y diseños de la parte frontal del castillo, pero con varias modificaciones. También tenía varias macetas con flores coloridas y aromáticas frente a sus paredes. Algo que confirmó mi teoría, obviamente fue el letrero, que decía: "Alcoba del Rey". Abrí la puerta con ambas manos e ingresé a mi futura alcoba. Es demasiado grande; ahí podrían vivir veinte elefantes. Todo muy reluciente, majestuoso, antiguo y muy sofisticado. Del lado derecho, se encontraba la cama; se veía bastante relajante y además de ser muy grande, está rodeada de cuatro pequeños pilares y una pequeña cúpula. También, por encima de la cama, había una enorme ventana que dejaba a la vista dos de los tres volcanes. Había un área de trabajo y estudio, dividida con macetas con flores que tenían un sistema de riego automático. Básicamente, mi alcoba tiene todo lo que una habitación normal debería tener. La diferencia es que todo está fabricado con materiales muy finos y delicados, como cristal, oro y madera tratada. Por estar en el tercer nivel, en mi habitación había una cúpula bastante grande, con dibujos y pinturas que no logré entenderlas. Pero divisé una pequeña plataforma de madera a un lado de la cúpula, y no podía accederse de ninguna manera, entonces solo la ignoré.

Además, divisé un balcón. Salí hacia ahí y lo siguiente me dejó mucho más perplejo. Había una plataforma adherida al balcón, que parecía ser un gran escenario. En el centro de este, había una gran silla con un almohadón de terciopelo. Pero no era lo único ahí, porque... ¡Un coliseo está conectado al escenario! ¿Lo interesante? Es idéntico al que vi en mi sueño.

Un coliseo extremadamente gigante, quizá de tres veces el tamaño de algún estadio deportivo que se considere grande. En serio, no miento. Supongo que tiene una capacidad para 380,000 personas o incluso un poco más. Desde esa plataforma se podía observar el resto del coliseo e incluso, por los enormes ventanales, podía observarse gran parte del jardín trasero del castillo, conformado por un profundo bosque. La manera en que puede accederse al resto del coliseo es gracias a un montón de gradas que conducen al centro de lo que parecía ser otro escenario aún más grande. ¿Cómo es que puede haber un inmenso coliseo detrás de mi alcoba? ¿Cómo pude ser verdadero todo lo que he visto hasta el momento?

¿No es un sueño? Me pellizqué, me dolió y no, me di cuenta de que no es un sueño.

Me siento como si estuviera dentro de un libro de fantasía.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora