Capítulo XXXIV: Onimod, el otro mundo

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15/10/2022

Querido Diario:

Al parecer, Ligrac no sabía que el luto dura al menos tres días. Hoy por la mañana, mientras me alistaba para ir al colegio, él apareció de repente. Lo vi a través del espejo.

-Ligrac, no me asustes de esa manera -le dije con el cepillo en la boca. Él apareció en su forma de humano.

-Lo siento, quería darte una sorpresa.

-¿Cuál?

-Decirte que hoy vamos al otro mundo.

Me atraganté con la pasta dental y la escupí inmediatamente. Definitivamente, Ligrac debía aprender mucho sobre mi rutina.

-Pero ya he faltado muchas veces al colegio en este año, se nos acabaron las excusas -hablé luego de enjuagarme. Salimos y él se sentó en mi cama. Yo comencé a guardar los cuadernos en mi mochila.

-Tú no irás al colegio, pero tu espectro sí.

-Creí que tú eras mi espectro... No entiendo, ¿qué se diferencia entre espectro y "otro yo"?

-Yo soy un espectro, una creación de magia. Tu espectro sería como una copia de ti, una creación de magia. Pero a ambos se les llama espectros, por ser quiméricos.

-Pero tú no eres falso, te puedo ver -comenté.

-David, no hay tiempo de preguntas por ahora -replicó-. Yo crearé una copia de ti, el que irá al colegio. Tú y yo iremos a Onimod.

-¿El otro mundo?

-Sí, ese es su nombre.

Quedé expectante a lo que Ligrac hizo en el momento. Él se puso de pie, me escaneó de pies a cabeza con sus ojos. Seguidamente, los cerró, y con las manos hizo un gesto extraño. A la par comenzó a resplandecer una luz, la cual poco a poco iba tomando una forma humana. Segundos después, ambos visualizamos a "otro yo" frente a nosotros. Idéntico a mí: la altura, el cabello, los ojos e incluso con las pestañas largas. Sin embargo, mi copia no se movía ni hablaba. Parecía un robot.

-Pero no se mueve -hablé.

-Tranquilo, le toma seis minutos a una copia recopilar toda la información de su origen. Podemos irnos ahora, tu copia hará todo por ti.

-¿Es seguro?

-Confía en la magia.

-Está bien. ¿Y el portal?

-Sígueme -dijo Ligrac, convirtiéndose nuevamente en la pequeña esfera de luz. Habíamos acordado que Horus no podía verle, porque se armaría una gran confusión. Es un poco difícil, porque Horus vive directamente en el castillo, pero siempre tratamos de no hablarle sobre la magia.

Estaba ensimismado en mis pensamientos, cuando noté que habíamos llegado al bosque del castillo. Cada año iba expandiéndose y había menos espacio para pasar la tarde en bicicleta junto a mis amigos. Básicamente, era nuestro lugar favorito hace años. De hecho, teníamos una casa del árbol, pero el mismo árbol la destruyó cuando sus ramas se ensancharon. Mi época favorita en el bosque es el invierno, cuando las hojas son reemplazadas por nieve; de lejos se puede apreciar un bosque blanco.

-Mantente un poco alejado -habló Ligrac. Él había tomado nuevamente su forma humana-. El portal recién invocado esparce chispas calientes.

-Entendido.

Seguidamente, Ligrac sacó una gema de su bolsillo y la puso en el suelo, justo entre dos grandes árboles. Juntó las manos y susurró unas palabras que no alcancé a escuchar. Y de la gema comenzó a brotar algo parecido a agua flotante, de arriba abajo, formando una pared de agua.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora