06/11/2022Horus pasó de ser un huésped en el castillo a ser nuestro nuevo mejor amigo. En especial para mí, que he aprendido muchas cosas sobre él.
Él es sensato, es sensible, es amable y sobre todo, es el mejor jugando a guerra de almohadas. Ya que vivimos literalmente bajo el mismo techo, nos la pasamos juntos todo el tiempo. Comemos, jugamos, hablamos, dibujamos, leemos, una vez discutimos... En fin, se ha convertido en una persona especial dentro de mi vida. Y justamente hoy pudimos celebrar su cumpleaños.
-David, ¡despierta ya! -el cumpleañero entró a mi habitación azotando la puerta. Yo me encontraba dibujando cosas que se me ocurren.
-Para tu información, ya estaba despierto -dije luego de haber rayado el papel por el salto que di.
-¡Hoy es mi cumpleaños!
-Lo sé, Horus, vaya que lo sé. Llevas una semana entera pregonando que hoy cumples dieciséis.
-Creo que no fue suficiente.
-Oh, no vayas a empezar, mejor... ¡Feliz cumpleaños, Horus! -exclamé con alegría, levantándome de mi asiento para darle un abrazo. Sin embargo, fue él quien se acercó y me abrazó de primero.
-Gracias, no sabes cuánto me alegra que al fin tenga amigos con los que pueda celebrar.
-Además... falta algo -susurré.
-¿Qué?
-No, nada. ¿Te parece si me dejas seguir dibujando? ¿Sí? Bueno, gracias.
Lentamente, lo llevé hacia puerta, él salió y la cerré. No, no soy malo. ¡Es que le preparamos una fiesta sorpresa! Y por poco se lo mencionaba. Desde ayer, con ayuda del resto de mis amigos, preparamos una fiesta en el jardín del castillo. Con faroles, pasteles, bocadillos, música, regalos y mucho más. Y por supuesto, la cubrí con un manto invisible. Fue en la tarde cuando él recibió la sorpresa.
-¿Estás aquí? -buscaba a Horus en la biblioteca.
-¿Me echarás de esta habitación otra vez? -me pareció escuchar un tono distinto en su voz.
-No -vacilé-, venía a invitarte a salir al jardín.
-¿Ah, sí?
-Es que quiero enseñarte un arbolito que sembré.
-Como sea... está bien.
Supongo que Horus estaba un poco molesto por cómo lo saqué de mi habitación esta mañana, pero fue porque yo no puedo mantener la boca cerrada, y de seguro le habría arruinado la sorpresa. Antes de haber ido a buscarle, retiré la capa invisible que cubría el lugar de la fiesta. Cuando estuvimos cerca, le dije que cerrara los ojos. Vi cómo esbozó una pequeña sonrisa, quizá sabía lo que iba a pasar. Lo encaminé hasta el jardín y ahí estaban nuestros amigos. Karla contó hasta tres con los dedos.
-¡Sorpresa! -gritamos todos al unísono.
Cuando Horus abrió los ojos, le vi derramar unas cuantas lágrimas. Él no sabía cómo reaccionar, quería hablar, pero las palabras no le salían. Obviamente, estaba muy conmovido por la fiesta.
-Siento que no merezco esto -habló él, secándose las lágrimas y dándome otro abrazo y al resto también-. Ya comprendo... David solo trataba de mantener en secreto la fiesta.
-¡HAY QUE COMER PASTEL! -Camila, como siempre.
Cada uno le entregó los regalos, junto con frases de cómo agradecían su amistad. La tarde transcurrió entre comida, espuma, música y fotos. No quisimos invitar a nadie más, excepto su familia y las nuestras.
Cuando eran las seis de la tarde, el sol se ocultaba entre la lejanía, entre el lago y el prado. No podía perderse ese magnífico atardecer, entonces le indiqué a Horus que fuéramos al parque de siempre. Estando ahí, nos sentamos bajo el manzano y contemplamos el paisaje.-Gracias por todo esto -habló él.
-No es nada. Si antes eras invisible ante todos, con nosotros serás una luz.
-¿Por qué eres muy amable conmigo y con todos?
-No lo sé realmente. Siempre trato de asociarme a los problemas del resto, para poder comprenderlos y tratarles como deben ser tratados.
-¿Es como si esa fuera tu forma de demostrar afecto?
-Quizá.
-Creo que mi forma de hacerlo es dando abrazos.
-Ya lo había notado.
Y cómo no, me dio un abrazo como agradecimiento.
-¿Cómo te sientes ahora que cumpliste dieciséis? -indagué.
-Más sabio -bromeó-. No lo sé, realmente no siento muchas cosas en días como este. Probablemente, porque nunca lo celebré de esta manera, y entonces es diferente. Es decir, estaba casi acostumbrado a estar en soledad cada día y nunca pude confiar en las personas. No es que no confíe en ustedes, pero la soledad me enseñó a no depender de nadie, ni amigos, ni familia.
-Qué profundo...
-No quise decir... no quise ofender -habló rápido.
-Tranquilo, te entiendo perfectamente.
-¿Cómo? Tú siempre has tenido a tus amigos y tu familia...
-Eso lo agradezco. Pero el problema es ese mismo: yo no aprendí a no depender de los que me rodean. Soy como lo contrario a ti. Siempre he tenido a personas a mi alrededor, siempre me han apoyado con lo que pueden. Y entonces yo no sería nadie sin ellos, si no los tuviera probablemente estaría llorando. Siempre he querido valerme por mí mismo, pero el entorno me lo impide. No es que ya no quiera tener a nadie, pero quiero comenzar a ser independiente. No sé si mi comprendas bien, pero así me siento de vez en cuando.
-Pienso que deberías ser más valiente. No digo que no lo eres, pero veo que eso te hace falta. He notado cómo no has superado la muerte de Tom, cómo te afecta el hecho de ser rey y ocultarte, y cómo sufres por problemas que no tienes.
-¿Por qué dices eso?
-Mírame y mírate. Yo no tuve a nadie de mi lado, y estoy bien. Tú tienes a un reino entero de tu lado y te sientes mal. ¿Hay algo que realmente te esté pasando y a nadie se lo has dicho?
Me sorprendió esa pregunta por parte de Horus. Claro que hay algo que me hace sentir mal: cómo la magia influye en que debo mentir. Pude haberle contado todo sobre eso, pero no lo pude hacer. Y eso es lo que me afecta, tener que guardar el secreto ante él y al resto del mundo. Nunca me acostumbré a mentir, siempre estuve dispuesto a decir la verdad. Y ahora guardo esa mentira y muchas más. Me siento cansado, mental y físicamente, no he comido bien por cuestión de esos horarios, me mortifica el hecho de no saber qué hacer con la magia, confieso que no sé cómo gobernar un reino y finjo que eso no me preocupa. No entiendo si está bien sentirse mal o está mal sentirse bien.
-No. No me está pasando nada malo -completé con una sonrisa-. Tienes razón, tal vez yo estoy exagerando. Necesito ser más comprensible conmigo mismo.
-Me alegra oír eso -habló con serenidad-. Sabes que siempre estaré aquí por si necesitas hablar.
-Por lo que veo, tú también eres amable con todos.
-Obvio, ese es el sentido de la vida. Además de trabajar y comer, claro -dijo.
-Desearía saber cómo hacer bien las cosas -comenté, mirando hacia el último rayo del sol.
-Hazlo todo en nombre del amor.
Buenas noches, querido Diario.
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El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]
FantasyTodo inició en algún lugar del mundo, con una 'gota' de energía mágica. David está indeciso e inconforme con el hecho de ser el nuevo rey, por tanto, sus decisiones transformarán permanentemente la vida de todos. ¿Aceptará ser el rey? ¿Logrará reve...