Capítulo XLVIII: Mis poderes ocultos

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20/01/2023

Querido Diario:

Para ser la primera semana de preparatoria, experimenté nuevas sensaciones. Como el amor hacia la naturaleza. Aunque ese amor ya lo tenía desde que tengo memoria, los planteamientos en clases hicieron recordarme de lo mucho que amo la vida natural. En especial los animales.

Entre otras cosas, a todos nos fue excelente la primera semana, con nuevos compañeros y amistades (que, por cierto, no podrán reemplazar la amistad que tenemos mis amigos y yo). Me fui acoplando a los horarios, aunque noté el solapamiento entre una actividad y otra, cosa que es muy estresante. Y no, no se lo he dicho a nadie, pues no quiero incomodar. Este es un nuevo año y he decidido no ponerle atención a mi ansiedad.

Bien, ese no es el punto de lo que quiero que sepas. En realidad es que necesito escribir esto para evitar contárselo a alguien; esta técnica siempre me funciona.

Para ponerte en ambiente, comenzaré contándote que Ramiro, el profesor de Ecología Avanzada, nos llevó a nuestra primera caminata al aire libre, en el sendero hacia una reserva natural de Náltita. Es muy grande en tamaño y en diversidad de flora y fauna.

Y todo sucedió hoy. Todo iba bastante bien, me encantaba respirar el aire puro y divisar aves exóticas de vez en cuando. Algo que no me hacía sentir seguro, era el alto grado de humedad que había en el ambiente, especialmente porque esta semana fue una de las mayores con precipitación pluvial. A eso se le sumó el derretimiento de la nieve.

Estábamos caminando por el área de los tucanes, misma área donde hay unos árboles de gran volumen y altitud. Mientras estábamos tomando apuntes sobre las lecciones que impartía Ramiro, todos pudimos oír un sonido muy extraño, como si alguien hubiese partido una rama. Sin embargo, luego lo ignoramos, pues pudo haber sido algún estudiante o animalito cercano.

Pero algo no me hacía sentir bien; específicamente me hacía sentir un pesar en la mente. Definitivamente, era un mal presentimiento, pero las sensaciones me hacían dudar; pues además de ese pesar, también tenía mareos, oía esos zumbidos raros, percibía como si todo estuviera en blanco y...

Entonces todo pasó en un milisegundo: una previsión del entorno llegó a mi mente, donde podía ver cómo uno de los árboles cercanos se partía desde el tronco. Seguidamente, esa visión desapareció. Todos volvimos a oír ese sonido de la rama partida, pero esta vez fue un sonido terriblemente estruendoso. Entonces, todos vimos cómo un inmenso árbol caía en picada hacia nosotros, donde básicamente nos mataría. Mi cuerpo actuó en contra de mi voluntad, como si alguien estuviera controlándome, haciendo ponerme de pie y extendiendo los brazos hacia los lados. Al instante, un tipo de barrera protectora surgió sobre nuestras cabezas, deteniendo por completo la caída del árbol.

¡¿Qué es esto?! —gritaron algunos de los compañeros.

¡Salgan de aquí y vuelvan a la parte baja de la reserva! —manifesté con preocupación. No sabía cuánto tiempo resistiría generando esa barrera. Mis manos y mis piernas estaban temblando, no podía más.

¡Qué...! —exasperó Horus. Definitivamente, había descubierto la magia. Descubrió mi mentira.

¡Cállate y sal de aquí! —le contesté—. ¡No resistiré a esta fuerza! ¡Ni siquiera sé cómo lo estoy haciendo!

No duró ni un segundo más la barrera, cuando desapareció por completo, provocando que el árbol cayera... No, no morí. De nuevo, mi cuerpo actuó de manera libre, protegiéndome con una capa de invulnerabilidad. Además de que pude hacerme invisible, escapándome de una dolorosa muerte. Incluso Horus, que pudo escapar a tiempo.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora