Capítulo XXXI: Nuevos amigos

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12/10/2022

Querido Diario:

¡Horus es nuestro nuevo amigo!

La tarde de ayer transcurrió entre pláticas y risas con Horus, mi nuevo amigo. Básicamente, nos compartimos la biografía de cada uno. Ahora tengo más conocimiento de su vida: nació el seis de noviembre del año dos mil seis, en Anipur, un país no muy lejano al nuestro. Le gusta comer helado, donas y beber jugo de naranja. Le gusta demasiado leer y mencionó que le gusta actuar. Casualmente, también es hijo único. Me contó que en su antiguo colegio no tuvo ningún amigo, porque lo despreciaban por su manera de ser: por ser muy amigable como para tener amigos falsos. Es decir, él los trataba de la mejor manera posible, pero estos no lo apreciaban y eran hipócritas, según él. En resumen, me pareció alguien muy distinto al resto de la juventud estereotipada.

Distinto... al igual que yo. Personas únicas... de esas que no estamos en cualquier lugar. Pertenecemos a partes especiales, con personas especiales y cuando estamos juntos, somos el cielo; somos diferentes nubes, pero estamos en el mismo cielo.

Hoy, en el colegio, les comenté a mis amigos acerca de Horus. Todos comentaron que les sonaba igualito a mí, pero en otro cuerpo. Comentaron que querían conocerlo, excepto Karla, que obviamente ya lo conocía un poco.

Acordamos encontrarnos en el parque del lago a las tres de la tarde. Tuve que pasar por el hotel de Horus para avisarle, porque aún no le pedía su número de teléfono. A la hora indicada, estábamos todos reunidos.

-He aquí al famoso Horus -comentó Tiago-. Me llamo Tiago.

-Me llamo Camila.

-Y yo soy Karla, y nadie me robará el columpio -ella se sentó en su mencionado columpio.

-No hace falta que yo me presente -comenté-. Ellos son mis amigos, de los que te comentaba.

-Es un gusto -se veía muy cómodo entre nosotros, aunque un poco tímido-. Supongo que David ya les comentó todo sobre mi vida, así que saltémonos esa parte...

-Cuando nos chocamos -intervino Karla-, me pareciste un mal tipo. Pero me doy cuenta de que no. Créeme, eres muy parecido a este David, pero tu cabello está más saludable -le lancé un puñado de césped.

-Bien... -intervine-. Nada puede ser forzado, así que iremos conociéndonos a lo largo de tu estadía... Amigos, ¿cierto?

-¡Claro, amigos! -Horus exclamó con alegría, me pareció verlo muy emocionado por formar parte de nuestro grupo. Alegre de tener nuevos amigos, amigos de verdad.

-¿OTRO HORUS COMO AMIGO? ¡Qué genial es esto! ¿Cómo distinguiremos a Horus de Horus? -claro, eso hacía falta. Tiago y Karla le hicieron miles de gestos a Camila para que se callara y yo solamente me llevé una mano a la cabeza, sabiendo que no había vuelta atrás.

-¿A qué te refieres? -preguntó Horus, confundido-. ¿Hay más personas llamadas Horus?

-No, de hecho, tú eres el único Horus que conocemos -comenté. No supe si estaría bien en revelarle lo de la realeza, pero confié en él-. Escucha, esto te parecerá muy loco, porque apenas nos conoces y llegas a la ciudad, pero confiaremos en tu discreción -esta palabra la hice con énfasis en Camila, ella solo susurró un "perdón".

-Yo... -proseguí-. Yo... soy el rey. El que se hace llamar por Horus, como tu nombre...

-Eso explica mucho -habló con calma.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora