Capítulo L: El corazón quiere lo que quiere (¿El final?)

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24/01/2023

Con pesadez abrí los ojos, comenzando a recordar qué es lo que había pasado. Me encontraba no en las escaleras, sino de nuevo en mi alcoba. Tirado sobre el piso y con un sentimiento horrible dentro de mí, comencé a levantarme con cuidado, porque me percaté de que había pedazos de vidrio regados por toda la habitación.

¿Qué había pasado? Bien, recuerdo que Karla me llevó fuera de mi alcoba, para luego comenzar a bajar por las gradas. Acto seguido, creí ver una sombra... Una persona idéntica a Horus, que incluso lo llamé por su nombre y me mandó a callar. Ahora que lo recuerdo bien, sí, era Horus. Salí con prisa de mi habitación, tambaleando de un lado a otro, pues sentía una pesadez en mi cuerpo.

¡Karla! ¿Mamá? ¿Papá? —llamé. Nadie contestó.

Todo en el castillo estaba desolado, sin nadie dentro, a excepción mía. Afuera estaba más nublado que ayer, haciendo aún más misterioso todo lo ocurrido recientemente.

Divisé a Lucy subiendo y luego dirigiéndose hacia mí; estaba muy inquieta y hacía sonidos peculiares de los perros cuando quieren comunicarnos algo. Mordió mis zapatos y mi ropa, luego saltó y posó sus patas delanteras en mi estómago. Luego lanzó un ladrido y volvió a bajar. La seguí, avanzando hacia aquella habitación a la que no me permitían ingresar. Al llegar, Lucy rascó la puerta, se sentó y me miró. Entendí la referencia: algo había ahí dentro.

¿Alguien...? —habló una persona en un hilo de voz. Reconocí la voz de Karla—. ¡Ayuda!

¡Karla! ¿Estás bien? —me acerqué a la puerta.

Sí... Tus padres están aquí conmigo, pero al parecer han sido presa del mismo sueño profundo que nos afectó a nosotros.

Tranquila, los sacaré de ahí.

Por más fuerte que golpeé, pateé o empujé la puerta, no daba resultados. En el punto máximo de mi desesperación, recordé aquella llave guardada en mi diario; fui, la traje y pude abrir la puerta. Como Karla estaba sentada y apoyada en la puerta, se desvaneció ante mis piernas. Me agaché y la abracé tan rápido como pude; estaba pálida y fría, temblando y llorando.

Ya estoy aquí, todo estará bien —la tranquilicé. Me quité el jersey y lo usé para cubrirla a ella.

Gracias, eres el mejor —dijo—. Pero tus padres...

Cierto... —caminamos lentamente hacia donde estaban mis padres.

Los revisamos y los levantamos lentamente. Estaban vivos, claro, pero bajo el mismo efecto del sueño profundo lanzado por Horus. De algún lugar pudo provenir nuestra fuerza, pero Karla y yo cargamos a mis padres por separado hasta su habitación. Los recostamos cuidadosamente y luego nos encargamos de limpiar todos los objetos destruidos en el tercer nivel.

David —Karla se dirigió a mí mientras levantábamos los pedazos de vidrio—. ¿Cómo te sientes?

Devastado —contesté. Y por alguna razón, las lágrimas no tardaron en caer—. Pero tranquila... Creo que no funcionará la frase de "todo estará bien" en esta ocasión, porque no estoy seguro de si lo peor ya pasó o todavía no.

¿Eso que quiere decir?

Quiero decir que Horus estuvo viviendo acá, él tiene conocimiento sobre cada cosa hablada con la dinastía, e incluso... Incluso sabe que le oculté todo sobre la magia.

Es cierto... —Karla se restregó el rostro, tenía la misma preocupación y miedo que yo.

Y la verdad es que eso me hace sentir muy mal.

El diario de un rey: la coronación [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora